Daño renal, un problema asociado al consumo de sal y azúcar en los bebes

Daño renal, un problema asociado al consumo de sal y azúcar en los bebes

Por Lily Zurita

El consumo de sal y azúcar durante los primeros meses de vida (antes de los dos años) podría provocar un daño irreversible en los riñones, debido a que estos órganos aún no están preparados para procesar grandes cantidades de sodio (presente en la sal) o azúcar. 

“La razón principal por la que no se debe administrar alimentos con sal y azúcar añadidos a los alimentos de los bebés es que sus riñones aún son inmaduros. Esto puede llevar a diversos problemas de salud a corto y largo plazo”, explica Magaly Bishop, dietista, especialista en nutrición clínica y docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

La alimentación de los bebés es fundamental para su desarrollo, y uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es la restricción de ciertos ingredientes, como la sal y el azúcar, durante esta etapa en la vida de los seres humanos. Aunque estos productos son comunes en la dieta de los adultos, su consumo en los primeros meses de vida (antes de los dos años) puede ser perjudicial para la salud de los más pequeños.

Bishop identifica al menos cuatro problemas derivados de su consumo durante la primera infancia:

  1. Sobrecarga renal: los riñones del bebé, al no estar completamente desarrollados, pueden verse sobrecargados si se le somete a una dieta con altos niveles de sal, lo que podría derivar en complicaciones renales en el futuro.
  2. Alteración del paladar: exponer a los bebés a sabores muy salados o dulces puede condicionar su paladar, haciendo que en el futuro rechace alimentos con sabores más naturales, lo que puede dificultar la incorporación de una dieta balanceada y saludable.
  3. Aumento del riesgo de obesidad: el consumo temprano de azúcar está relacionado con un mayor riesgo de obesidad infantil, lo que puede predisponer a enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.
  4. Hipertensión: un consumo elevado de sal desde una edad temprana puede elevar la presión arterial, lo que aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares en etapas posteriores de la vida.

La dietista explica que, a partir de los 12 meses, los riñones del bebé se desarrollan lo suficiente como para tolerar pequeñas cantidades de sal, aunque debe introducirse de manera gradual y en cantidades mínimas. El azúcar, por su parte, sigue sin ser recomendado, ya que no aporta ningún nutriente esencial y puede fomentar el desarrollo de malos hábitos alimenticios.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que las dietas altas en sodio (sal) pueden provocar el aumento de la tensión arterial (riesgo de enfermedades cardiovasculares), el cáncer gástrico, la obesidad, la osteoporosis, el síndrome de Ménière y enfermedades renales y calcula que 1,89 millones de muertes al año están asociadas con el consumo excesivo de sodio.

“Reducir la ingesta de sodio es una de las medidas más costo eficaces para mejorar la salud y reducir la carga de las enfermedades no transmisibles”, señala el organismo de la salud que sugiere evitar la sal en niños menores de dos años y que los niños entre dos y cinco años pueden consumir menos de 5 gramos de sal al día.

Consejos para una alimentación saludable en los bebés

Bishop da seis consejos para que la alimentación de los bebés sea saludable: 

  1. Sal: introduce la sal de forma gradual, utilizando cantidades mínimas y priorizando alimentos naturales que contienen sodio de manera natural, como los vegetales.
  2. Azúcar: evita añadir azúcar a los alimentos del bebé. En su lugar, puedes utilizar frutas frescas o compotas caseras para endulzar naturalmente las preparaciones.
  3. Sabores naturales: estimula el paladar del bebé con una amplia variedad de sabores naturales, utilizando frutas, verduras, carnes y cereales.
  4. Leche materna: durante los primeros meses de vida, la leche materna es el alimento ideal, ya que contiene todos los nutrientes que el bebé necesita y ayuda a fortalecer su sistema inmunológico.
  5. Alimentos caseros: opta por preparar las comidas del bebé en casa con ingredientes frescos y saludables, evitando los alimentos procesados que suelen contener altas cantidades de sal, azúcar y aditivos.
  6. Consulta al especialista: si tienes dudas sobre la alimentación del bebé, es recomendable acudir a un pediatra o nutricionista para recibir orientación adecuada.

Cuidar la alimentación de los bebés desde el principio es crucial para su bienestar a largo plazo. Una buena nutrición en los primeros años sienta las bases para una vida adulta saludable, por lo que es importante educarse y seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud. La alimentación infantil es la mejor inversión para un futuro saludable.

1     

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *