Unifranz lidera la transformación educativa en Bolivia con un modelo innovador y camino a una calidad educativa certificada a nivel internacional

Por Lily Zurita Zelada

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El mundo cambia a una velocidad inédita. La tecnología, la economía, el trabajo y la forma en que nos relacionamos se transforman al mismo tiempo, desafiando a las nuevas generaciones a prepararse para un futuro incierto, pero lleno de oportunidades. En este contexto, la educación superior ya no puede limitarse a transmitir contenidos: debe formar líderes capaces de adaptarse, innovar y transformar su entorno, alineándose con estándares globales de calidad educativa.

La Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asume ese reto con un modelo educativo innovador, centrado en la persona, que prepara a sus estudiantes para responder a los desafíos del siglo XXI, conectando aula, entorno y mundo.

“Nuestro modelo educativo innovador impulsa la transformación y la mejora continua en el marco de nuestro propósito institucional, que es transformar la educación en el país. El objetivo es la formación personal, social y profesional de nuestros estudiantes, para que sean capaces de hacer frente a los futuros desafíos”, puntualiza Gustavo Montaño, doctor en Educación y vicerrector Académico Nacional de Unifranz.

Con más de tres décadas de trayectoria, Unifranz consolida este modelo en sus cuatro sedes (La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz), articulando innovación en los procesos de enseñanza-aprendizaje, vinculación con el entorno y mecanismos de evaluación externa basados en estándares globales, propios de los sistemas internacionales que certifican la calidad educativa de las universidades.

Unifranz y Mondragón: una alianza que transforma la educación

El modelo educativo innovador de Unifranz se fortalece a partir del intercambio de experiencias con universidades de vanguardia, entre ellas la Universidad de Mondragón, en el País Vasco (España), reconocida por su enfoque práctico, cooperativo y centrado en la persona.

A través de un programa de colaboración y especialización, un equipo multidisciplinario de académicos de Unifranz viajó a Mondragón para aprender, contrastar y co-diseñar herramientas educativas que luego se adaptan a la realidad boliviana. Del mismo modo, expertos de Mondragón visitaron Bolivia para conocer de primera mano las experiencias de Unifranz.

“En este intercambio con Mondragón, hemos descubierto que muchas de nuestras iniciativas están alineadas con su enfoque educativo europeo. Además, ellos también están aprendiendo de nosotros, reconociendo que nuestras experiencias y escenarios les resultan valiosos. De hecho, ya han comenzado a incorporarlos”, explica Montaño.

Para Aranza Ozaeta, doctora en Educación y experta en innovación educativa de la Universidad de Mondragón, la convergencia entre ambos modelos es clara:

“Nuestras universidades han implementado cambios profundos, reflexionando sobre el propósito y la razón de ser de la innovación. Mientras muchas instituciones solo modifican métodos, lo más importante para nosotros es tener un norte claro. Tanto Unifranz como Mondragón decidimos que la educación trascienda el aula e impacte en el entorno social”.

Esta visión compartida se alinea con la apuesta de Unifranz por una formación basada en estándares internacionales de calidad educativa, donde la innovación, el impacto social y la formación integral son pilares fundamentales.

Un modelo educativo centrado en el estudiante

El corazón del modelo educativo innovador de Unifranz son seis lineamientos clave:

  • El estudiante como protagonista del proceso formativo.
  • El docente como guía inspirador y agente de cambio.
  • La transdisciplinariedad como puente entre saberes.
  • La investigación como motor de innovación.
  • Los espacios físicos y virtuales como catalizadores de creatividad.
  • La extensión universitaria como vínculo vivo con la sociedad.

El estudiante es el centro del proceso formativo. Rompemos el paradigma de que el profesor es dueño de la verdad y solo transmite conocimientos”, explica Montaño. 

En este enfoque, el docente pasa de ser un expositor a un diseñador de experiencias de aprendizaje, que acompaña, reta y motiva a sus estudiantes.

Este modelo desarrolla competencias como el pensamiento crítico, la creatividad, el trabajo colaborativo y la capacidad de “aprender a aprender”. A través de procesos de upskilling (actualización de competencias) y reskilling (reconversión profesional), la formación se vuelve continua y flexible, permitiendo que los estudiantes se mantengan vigentes en contextos laborales cambiantes.

Docentes que investigan, reflexionan y transforman

En Unifranz, el rol del docente también se ha transformado. El profesor se concibe como un investigador permanente de su práctica, que reflexiona sobre sus métodos, los ajusta y los enriquece para garantizar que los estudiantes alcancen los resultados de aprendizaje esperados.

“El docente debe saber diseñar experiencias de aprendizaje y ajustarlas en función de los comportamientos y niveles de motivación de los estudiantes”, puntualiza Montaño.

Esta lógica se alinea con los procesos de evaluación y mejora continua inspirados en los modelos internacionales que certifican la calidad educativa, donde no solo se analizan los planes de estudio, sino también la experiencia de aula, la innovación en las estrategias de enseñanza y el impacto en la comunidad.

Transdisciplinariedad, espacios de aprendizaje, investigación y extensión

La transdisciplinariedad es uno de los ejes más potentes del modelo de Unifranz. Los problemas reales —cambio climático, salud mental, movilidad urbana, inclusión financiera— no se resuelven desde una sola disciplina, sino combinando distintas miradas. Por eso, la universidad promueve equipos de trabajo con estudiantes y docentes de diversas carreras que diseñan soluciones integrales.

Este enfoque fomenta un liderazgo distribuido: los roles dentro del equipo cambian según la naturaleza del proyecto y las fortalezas de cada integrante. El resultado es una formación que prepara para contextos reales, donde la adaptabilidad y la colaboración son claves.

Otro aspecto esencial es el diseño de espacios de aprendizaje dinámicos. Unifranz ha transformado sus aulas y campus en ecosistemas que estimulan la creatividad, el trabajo colaborativo y el bienestar. Los pasillos, áreas de transición, zonas de descanso y laboratorios se conciben como escenarios donde el aprendizaje puede ocurrir en cualquier momento.

La investigación aplicada completa este círculo. Los estudiantes se convierten en exploradores creativos que investigan, prototipan y prueban soluciones, conectando la teoría con la práctica y la academia con la comunidad.

“La investigación y la extensión tienen que dialogar permanentemente, porque no son elementos aislados. Con la exploración creativa queremos trabajar elementos de investigación, desarrollo e innovación, pero también de vinculación con el medio”, subraya Montaño.

De esta manera, el modelo educativo Unifranz contribuye a cerrar brechas entre conocimiento y realidad, formando profesionales capaces de generar un impacto tangible en la sociedad.

Internacionalización y evaluación con estándares globales

La internacionalización es otro sello distintivo de Unifranz. La universidad establece alianzas, participa en redes académicas globales y promueve la movilidad estudiantil y docente, para que sus comunidades aprendan a dialogar con el mundo.

Un ejemplo es el Centro de Investigación en Salud, que trabaja con instituciones de la región y del mundo, donde titulados de Unifranz cursan maestrías y doctorados. Estas colaboraciones fortalecen la investigación, amplían redes profesionales y refuerzan la proyección internacional de la institución.

En paralelo, Unifranz se somete voluntariamente a procesos de evaluación internacional que analizan, con criterios comparables a los de las mejores universidades del mundo, aspectos como calidad académica, innovación, vinculación con el entorno, empleabilidad e infraestructura. Son sistemas de evaluación que avanzan hacia la certificación de la calidad educativa a nivel internacional y que reconocen a aquellas instituciones alineadas con estándares globales de excelencia.

Así, la universidad no solo declara su apuesta por una calidad educativa certificada a nivel internacional, sino que respalda este compromiso al integrarse en modelos de evaluación externa que validan su propuesta formativa y su impacto.

Transformar personas para transformar la sociedad

Con 32 años de experiencia en educación superior, Unifranz se posiciona como una universidad humana, innovadora y global, que integra competencias técnicas y habilidades socioemocionales con un profundo compromiso con el desarrollo humano y sostenible.En un mundo donde el futuro se construye hoy, Unifranz apuesta por formar personas íntegras, creativas y conscientes de su rol en la sociedad. Personas capaces de transformar sus vidas, sus comunidades y su país, respaldadas por un modelo educativo disruptivo y por una calidad educativa alineada con estándares internacionales de certificación, que abre puertas en Bolivia y el mundo.

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