Actividades que ayudan a desarrollar el lenguaje en niños con TDL

Por Aldo Juan Peralta Lemus

El tratamiento temprano de TDL en edad preescolar favorece de forma significativa la adquisición de habilidades lingüísticas.

El trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL) es una dificultad persistente para adquirir, comprender o usar el lenguaje oral, y puede afectar la vida social, emocional y académica de los niños. Aunque cada caso es distinto, existe un consenso entre especialistas: la intervención temprana y la estimulación constante son fundamentales para favorecer el desarrollo comunicativo. Algunas estrategias y enfoques son clave para tratar y estimular el lenguaje en niños con este trastorno.

Carmen Aguilera, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz), sostiene que este trastorno: “Llega a interferir con el habla o con la comprensión de las palabras, llega a interferir con funciones cognitivas básicas, relacionadas con acefalías psicológicas y fisiológicas del encéfalo, ganglios basales y cerebelo; no permitiendo que se comunique con los demás de forma eficaz y efectiva”.

Ante este trastorno, diversos estudios han demostrado la eficacia de las intervenciones tempranas en niños con TDL. Las investigaciones respaldadas por el Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación de Estados Unidos (Nidcd, por sus siglas en inglés) han identificado diferencias en los patrones cerebrales y de aprendizaje en estos niños. 

Tras una revisión de 35 artículos sobre intervención fonoaudiológica, se pudo evidenciar resultados positivos, aunque con variabilidad en técnicas, intensidad y modelos de atención, predominando los enfoques lingüísticos tradicionales y la incorporación gradual de variables cognitivas no lingüísticas.

La evidencia indica que el tratamiento temprano en edad preescolar favorece de forma significativa la adquisición de habilidades lingüísticas, incluyendo gramática, vocabulario y comunicación social. Paralelamente, los avances recientes subrayan la importancia de enfoques basados en evidencia, apoyados en herramientas tecnológicas y en la colaboración multidisciplinaria, lo que contribuye a mejorar la confianza y la capacidad comunicativa de los niños con TDL.

“Dentro de la corriente cognitiva comportamental, se aborda aplicando varias herramientas como la psicoeducación y también la rehabilitación neuropsicológica, por ejemplo. El objetivo es brindar un grado de funcionamiento alto en los niveles físicos, psicológicos y de adaptación social, lo que se busca es lentificar el deterioro cognitivo y llegar a mantener las capacidades, funciones y habilidades que aún están preservadas”, explica la académica.

Estrategias para estimular el habla y la comunicación

La forma de tratar esta afección es con la intervención temprana y de manera multidisciplinaria. Ayuda a detectar señales de alerta, como vocabulario limitado, dificultad para seguir instrucciones o frases poco comprensibles después de los 3 años, además permite iniciar un proceso de evaluación profesional. 

Los terapeutas del lenguaje, psicopedagogos, fonoaudiólogos y pediatras trabajan en conjunto para diseñar un plan acorde a las necesidades del niño. El enfoque integral garantiza que las intervenciones consideren tanto los aspectos lingüísticos como los emocionales y cognitivos.

La terapia del lenguaje personalizada es otra opción. Esta terapia debe adaptarse a la edad, el nivel de desarrollo y el tipo de dificultades del niño. En las sesiones se trabajan habilidades como la ampliación del vocabulario, la correcta estructuración de frases, la comprensión auditiva y la articulación. A través de juegos, repetición guiada y ejercicios específicos, el terapeuta crea un entorno seguro donde el niño puede explorar y practicar sin presión. La constancia es clave: sesiones regulares y progresivas permiten construir avances sólidos.

En cuanto a la estimulación en casa, el rol esencial de la familia es importante. Los padres desempeñan un papel decisivo cuando incorporar actividades de estimulación en la rutina diaria potencia el aprendizaje obtenido en la terapia. Algunas prácticas recomendadas incluyen:

  • Hablar lentamente y con claridad, evitando frases demasiado largas.
  • Describir acciones cotidianas: “Ahora vamos a guardar los juguetes”, “Estoy cortando la fruta”.
  • Fomentar la lectura compartida, señalando imágenes, haciendo preguntas sencillas y ampliando las frases del niño (“Perro duerme” a “Sí, el perro está durmiendo en su cama”).
  • Modelado lingüístico, que consiste en repetir correctamente las expresiones del niño sin corregir de manera directa, para evitar frustraciones.

Además, la incorporación de juegos y actividades para fortalecer el lenguaje. El juego es un vehículo natural para el aprendizaje. Actividades como armar los rompecabezas, juegos simbólicos (cocinitas, muñecos, autos), canciones con gestos, adivinanzas o juegos de turnos fortalecen la comunicación. Estos ejercicios estimulan la atención, la imitación, la memoria verbal y la interacción social, todas competencias esenciales para el desarrollo lingüístico.

Los niños con trastorno del lenguaje necesitan sentirse escuchados y valorados. Es por eso que es importante crear un ambiente comunicativo positivo. La presión por “hablar bien” puede generar ansiedad y bloquear la comunicación del niño o niña. Es importante celebrar cada intento, evitar comparaciones con otros niños y brindar tiempo suficiente para que expresen sus ideas. La paciencia y el refuerzo positivo aumentan la confianza y motivan al niño a seguir practicando.

Es también importante la colaboración con los profesores de la escuela. Mantener una comunicación constante con los educadores permite adaptar estrategias en el aula y garantizar coherencia entre escuela y hogar. Los maestros pueden ofrecer apoyos visuales, rutinas estructuradas y actividades de lenguaje funcional que favorezcan la participación del niño o niña.

“Se debe mejorar el rendimiento académico y darles las herramientas, habilidades y destrezas en lo que a interacción social se refiere”, destaca Aguilera.

El tratamiento del trastorno del lenguaje no es un proceso inmediato, pero con intervención profesional, apoyo familiar y un entorno estimulante, los niños pueden avanzar significativamente y desarrollar sus habilidades comunicativas. La clave está en acompañarlos con afecto, paciencia y estrategias adecuadas.

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