Estudiantes de Unifranz impulsan soluciones tecnológicas a desafíos sociales más urgentes
La creatividad tecnológica de estudiantes bolivianos está abriendo paso a soluciones innovadoras que responden a problemas cotidianos: desde la movilidad urbana y el reciclaje, hasta la educación técnica, la discapacidad y la salud. Proyectos nacidos en aulas, laboratorios y espacios colaborativos muestran que la tecnología puede convertirse en una herramienta decisiva para transformar la vida de las personas cuando se la orienta hacia el bien común.
En este espacio de transformación, los proyectos integradores de la carrera de Ingeniería de Sistemas en la Universidad Franz Tamayo han demostrado su valor.
“Los proyectos integradores son espacios donde los estudiantes combinan teoría, práctica y sensibilidad social. No solo aprenden a programar o diseñar sistemas; aprenden a mirar el mundo y a pensar cómo mejorarlo”, afirma Gustavo Montaño, vicerrector nacional de esta Casa de Estudios Superiores.
Movilidad urbana: del caos al orden con tecnología
Uno de los proyectos más recientes y visibles es DriveSmartPro, creado por Fernando Estivariz, que busca aliviar el problema del estacionamiento y la congestión urbana mediante una aplicación que identifica en tiempo real zonas de parqueo disponibles, restricciones de tránsito, espacios habilitados según tipo de vehículo, e incluso puntos de recarga para vehículos eléctricos. Esta herramienta, aún en fase de prueba, propone mejorar la eficiencia del tráfico en las ciudades y reducir el estrés que provoca la búsqueda de estacionamiento.
“El proyecto nació de una necesidad que vivimos todos los días: la falta de parqueos y la congestión vehicular”, comenta Estivariz.
Este enfoque demuestra cómo simples observaciones del día a día pueden traducirse en proyectos tecnológicos con alto potencial de impacto urbano.
Sostenibilidad ambiental: darle nueva vida al plástico
Otro proyecto con implicancias claras es Extrusor Verde, liderado por Elder Gutiérrez junto a un equipo de compañeros. La iniciativa transforma botellas plásticas PET usadas en filamento para impresoras 3D, promoviendo una forma de economía circular y reduciendo residuos plásticos que contaminan ríos, calles y vertederos.
“Decidimos crear esta máquina porque los filamentos 3D son muy caros y difíciles de conseguir. Con este sistema logramos producirlos a partir de materiales reciclados, casi sin costo”, explica Gutiérrez.
Aunque el proyecto está en fase experimental, su propuesta de valor —reciclar desechos cotidianos y transformarlos en insumos útiles de bajo costo— lo convierte en una apuesta significativa por la sostenibilidad local y la autosuficiencia tecnológica.
Tecnología con propósito: prótesis inteligente accesible
En un ámbito distinto pero igualmente transformador, un estudiante de la carrera desarrolló una prótesis inteligente que utiliza la cámara de un celular para capturar movimientos humanos en tiempo real y replicarlos mediante una mano electrónica. El proyecto, creado por Ronald Uriel Choque Paco, combina visión computacional e inteligencia artificial para ofrecer una alternativa de bajo costo frente a prótesis convencionales, muchas veces inaccesibles para gran parte de la población.
“El proyecto es una prótesis de mano electrónica que utiliza el acto de la imitación para generar sus movimientos … buscamos crear una prótesis económica, intuitiva y funcional”, comenta Choque.
Este proyecto destaca por su potencial inclusivo: ofrecer movilidad y autonomía a personas con amputaciones o discapacidades, aprovechando herramientas accesibles como un celular y software desarrollado por los propios estudiantes.
Educación y robótica: democratizando el acceso al conocimiento tecnológico
La iniciativa Kamibots, impulsada por Jean Franco Choque, busca facilitar el aprendizaje de la robótica elemental en colegios, especialmente en aquellos con escasos recursos tecnológicos. La app ofrece lecciones sobre conceptos de robótica, diseño de circuitos, programación (por ejemplo con Arduino), diseño de robots simples, e incluso planea incorporar realidad aumentada para una experiencia inmersiva.
La motivación surgió a partir de una experiencia personal: el estudiante observó la carencia de recursos y conocimientos en robótica en varios colegios de su entorno, lo que le inspiró a crear una herramienta al alcance de cualquier estudiante o docente.
El proyecto representa un esfuerzo por democratizar el acceso a la tecnología educativa, reducir desigualdades en el aprendizaje técnico y formar una base de jóvenes con habilidades STEM desde etapas tempranas.
Una ventana al futuro: el valor de los proyectos integradores
Estos proyectos forman parte de una iniciativa más amplia: los Proyectos Integradores impulsados por la universidad, que alientan a los estudiantes a identificar problemáticas reales de su entorno y responder con creatividad, conocimiento técnico y compromiso social. Según Sara Yoshino, miembro de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA), esta metodología permite combinar conocimientos teóricos, habilidades prácticas y competencias transversales, promoviendo soluciones reales a situaciones complejas.
Este enfoque educativo rompe con la idea de que los proyectos universitarios son ejercicios aislados: con los Proyectos Integradores, los estudiantes se convierten en agentes activos de cambio, capaces de desarrollar herramientas útiles para su comunidad incluso antes de graduarse.
La trascendencia de estas iniciativas radica en su potencial de escalabilidad y replicación. Propuestas como una prótesis accesible, un sistema de reciclaje de plástico, una app para movilidad urbana o una herramienta educativa de robótica —todas desarrolladas por jóvenes estudiantes— pueden impactar positivamente en la calidad de vida, la inclusión, el medio ambiente y el acceso al conocimiento.
Estos proyectos también revelan algo esencial: la innovación no depende de grandes presupuestos o infraestructuras sofisticadas, sino de la voluntad, la creatividad y la sensibilidad social. Los estudiantes implicados coinciden en que lo más valioso ha sido ver que sus ideas pueden transformarse en soluciones tangibles, útiles y escalables.
En un contexto donde muchos problemas —desde la congestión urbana hasta la contaminación ambiental o la falta de acceso a tecnología— parecen estructurales, estos jóvenes muestran que otra vía es posible. Con esfuerzo, colaboración y visión, están construyendo puentes entre la tecnología y la sociedad.