Alerta por químicos en esmaltes de uñas: ¿Puede un pintado de uñas arriesgar tu salud?”

Lucía, de 27 años, ama tener sus uñas impecables. Cada dos semanas visita el salón de belleza para hacerse la manicura en gel, un ritual que la hace sentir más segura en su trabajo y en su vida social. Sin embargo, nunca imaginó que ese hábito tan cotidiano podría esconder un riesgo para su salud.
Un día, mientras navegaba en redes sociales, se topó con una noticia: algunos esmaltes en gel contienen sustancias químicas que han sido clasificadas como potencialmente peligrosas. Desde entonces, no deja de preguntarse si el “simple pintado de uñas” podría traerle consecuencias a largo plazo.
El esmalte en gel debe su resistencia y acabado impecable a los llamados fotoiniciadores, entre ellos el TPO (2,4,6-trimetilbenzoil difenilfosfina óxido) y el DMTA (4-dimetilamino benzoato de etilo). Estos compuestos permiten que el producto se endurezca rápidamente bajo una lámpara de luz UV.
“El TPO es utilizado en esmaltes en gel porque ayuda a que el secado sea inmediato, lo que lo hace muy atractivo para la industria cosmética. Sin embargo, la Agencia Europea de Sustancias Químicas lo ha clasificado como potencialmente mutagénico”, explica Daniel Pinto, director de la carrera de Bioquímica y Farmacia en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Ser “mutagénico” significa que tiene la capacidad de causar alteraciones en el ADN de las células. Aunque esto no implica automáticamente que alguien desarrolle una enfermedad, sí aumenta el riesgo de que, con el tiempo, se produzcan mutaciones que deriven en cáncer.
¿Un esmalte puede causar cáncer?
La inquietud surge porque estos químicos no actúan en un solo uso, sino a través de la exposición repetida. Una manicura ocasional difícilmente representará un riesgo serio. Pero en personas como Lucía, que utilizan esmaltes en gel de manera frecuente, la exposición acumulativa podría convertirse en un factor de preocupación.
“Es muy poco probable que un solo pintado de uñas cause cáncer. El riesgo aparece cuando la persona se somete de forma crónica y repetida a estos productos. Los químicos pueden penetrar la piel y, al acumularse, generar daños celulares que, en casos aislados, podrían derivar en cáncer”, precisa Pinto.
La radiación UV utilizada para endurecer el esmalte es otro factor que aumenta la inquietud. La luz ultravioleta está científicamente reconocida como carcinógena, y aunque la exposición durante una manicura es breve, la repetición puede potenciar el daño.
¿Cómo saber si los esmaltes que usamos contienen TPO o DMTA?
La única forma de verificarlo es leyendo las etiquetas. Allí deberían figurar ingredientes como “2,4,6-trimetilbenzoil difenilfosfina óxido (TPO)” o “4-(dimetilamino)benzoato de etilo (DMTA)”. El problema es que no todos los fabricantes son transparentes al respecto.
Ante la duda, Pinto recomienda ser cuidadosos porque “si bien no existen estudios concluyentes que prueben un vínculo directo entre esmaltes en gel y cáncer en humanos, las propiedades mutagénicas de estos químicos justifican que se tomen medidas preventivas. Es mejor reducir la frecuencia y buscar marcas que indiquen claramente estar libres de TPO y DMTA”.
Algunos países, como Paraguay, ya optaron por prohibir estos compuestos bajo el principio de precaución, priorizando la salud pública sobre el beneficio estético.
Cómo reducir los riesgos sin renunciar al cuidado de las uñas
Existen alternativas seguras y prácticas para quienes no desean abandonar el gel. Una de ellas es espaciar las manicuras, alternando con esmaltes tradicionales que no requieren lámpara UV. Otra es proteger la piel de las manos con guantes sin dedos o aplicar protector solar antes de la exposición a la lámpara.
“El objetivo no es generar pánico ni satanizar el uso del gel, sino concientizar sobre los posibles efectos de la exposición acumulativa. Cada persona debe informarse y decidir con responsabilidad cómo cuida su salud”, resalta Pinto.
Una belleza que no comprometa la salud
Lucía sigue haciéndose las uñas, pero ahora lo hace con más precaución. Pregunta en su salón qué marcas utilizan, verifica etiquetas y evita aplicar gel tan seguido. Su caso refleja el dilema de muchas jóvenes que se preguntan: ¿cómo mantener el cuidado estético sin poner en riesgo mi bienestar?
La clave está en la información. Saber que sustancias como el TPO y el DMTA están bajo observación científica permite tomar decisiones más conscientes. El brillo de una manicura perfecta no debería opacar la importancia de la salud a largo plazo.
“Lo que debemos entender”, concluye Pinto, “es que la prevención es siempre la mejor herramienta. No se trata de dejar de pintarse las uñas, sino de hacerlo de manera responsable, sabiendo qué productos utilizamos y cómo podemos minimizar los riesgos”.