Innovar en educación: la importancia de formar personas preparadas para un futuro sostenible

Innovar en educación implica mucho más que incorporar tecnología. Se trata de cambiar la manera en que se concibe el aprendizaje: pasar de un modelo centrado en la transmisión de contenidos a uno que fomente la comprensión profunda, el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración y la resolución de problemas reales.
César Bona, maestro, referente mundial en innovación educativa, conferencista internacional y speaker del VI Foro Internacional de Innovación Educativa (FIIE Unifranz 2025) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que educar no puede reducirse simplemente a seguir tendencias pasajeras o a incorporar tecnologías por moda.
“Es importante entender lo que realmente significa educar. Tiene que ver directamente con lo que es transformar, y ahí aparece la palabra innovar. Hay gente que lo asocia con la tecnología, pero es muchísimo más”, explica Bona.
La innovación en la educación es una necesidad urgente para preparar a las nuevas generaciones para vivir, convivir, adaptarse y liderar en un mundo en constante transformación. Un informe del World Economic Forum (WEF) señala que el 50 % de los empleadores globales priorizan habilidades como la creatividad, el pensamiento analítico y la adaptabilidad, las cuales se fomentan mediante enfoques educativos innovadores.
Innovar, educar, para transformar
Uno de los grandes pilares de la innovación educativa es formar personas integrales. Más allá de lo académico, es fundamental desarrollar habilidades socioemocionales, éticas y ciudadanas que permitan a los estudiantes actuar con empatía, responsabilidad y compromiso.
La ponencia de Bona, “Innovar para educar, educar para transformar”, fue uno de los momentos más esperados en el FIIE 2025. Su enfoque humanista y transformador de la innovación generó gran interés en los asistentes.
Bona sostuvo que toda innovación en educación debe estar alineada con un propósito más profundo: formar personas comprometidas, conscientes y capaces de contribuir activamente a la mejora de la sociedad. Según el experto, innovar sin sentido humano es vaciar de significado el acto de educar.
Las aulas deben ser un espacio donde se cultiven valores como la solidaridad, la justicia, el respeto por la diversidad y el cuidado del medioambiente. Solo así será posible formar ciudadanos conscientes, capaces de tomar decisiones sostenibles y de trabajar por sociedades más equitativas.
“Si nos dedicamos a educar, tenemos que pensar siempre que algo tiene que transformarse para bien”, sostiene el experto. Además, subraya que educar no es un acto neutral ni estático, sino que implica necesariamente un cambio. Si la educación no provoca algún tipo de transformación —ya sea en la forma de pensar, sentir o actuar de las personas—, pierde su sentido esencial y se convierte en una simple transmisión de información sin impacto real.
Para el experto, es importante fomentar una formación que estimule las capacidades en los estudiantes para inspirar el deseo de enfrentar desafíos y asumir riesgos, incluso cuando esto conlleve cometer errores. En su reflexión, Bona subrayó que uno de los males más paralizantes de nuestra época es la apatía: una actitud que, según él, amenaza el desarrollo colectivo y la transformación.
Enseñar para la vida
Es enseñar para la vida, no solo para aprobar exámenes. Esto significa educar con propósito, conectando lo que los estudiantes aprenden con los desafíos del mundo que habitan y con las habilidades que necesitarán para construir un futuro mejor.
“La educación tendrá que estar a la vanguardia. De hecho, todo empieza en la educación: lo que somos, lo que queremos ser, el lugar donde estamos”, sostiene Bona.
La innovación en educación debe estimular la pasión por aprender, el pensamiento flexible y la capacidad de adaptarse a los cambios, habilidades esenciales para cualquier carrera del futuro. Porque lo más valioso no será lo que una persona sabe, sino su capacidad para seguir aprendiendo a lo largo de la vida.
Antes de cerrar, el conferencista internacional rescató la amabilidad como un valor clave, no en su sentido superficial, sino como una actitud que condensa justicia, empatía, respeto y sentido ético. Lejos de ver la innovación como un fin en sí mismo, sostuvo que esta debe estar al servicio de las personas y de un futuro más humano, sin romper con nuestras raíces ni desligarse de lo esencial.
Como Bona, expertos en innovación educativa, pedagogía y tecnología de Iberoamérica se dieron cita en el FIIE 2025, un espacio concebido para repensar colectivamente los desafíos y oportunidades que enfrenta la educación en el mundo actual.
Más que un evento impulsado por la Universidad Franz Tamayo, el FIIE se consolidó como una plataforma de diálogo plural y profundo, donde el presente educativo es analizado críticamente y el futuro proyectado con visión humanista, creatividad y compromiso.