Misticismo, naturaleza e historia: 9 destinos para recibir el sol este 21 de junio 

Imagen Unifranz

Cada 21 de junio, cuando el sol alcanza su punto más lejano en el hemisferio sur, miles de personas en Bolivia levantan las manos hacia el horizonte para recibir los primeros rayos del amanecer. No es solo un espectáculo natural, es el Año Nuevo Andino-Amazónico-Chaqueño, también conocido como Willka Kuti o Machaq Mara, una celebración que trasciende religiones modernas y conecta profundamente con los ciclos agrícolas, espirituales y astronómicos de los pueblos originarios. En Bolivia, además de su dimensión ritual, esta fecha también representa una oportunidad para viajar, redescubrir la riqueza cultural y participar de ceremonias milenarias en espacios sagrados distribuidos por todo el país.

“Este no es un año nuevo como lo entendemos en Occidente. Para el mundo andino, se trata del retorno del sol, que marca el inicio de un nuevo ciclo agrícola. El sol llega a su punto más lejano y comienza a devolverse, lo que representa el renacer de la energía y el descanso de la tierra”, explica Juan Carlos Núñez, docente de la carrera de Administración en Hotelería y Turismo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Esta festividad, oficialmente reconocida como feriado nacional en Bolivia desde 2009, es profundamente simbólica. Mientras que en el altiplano se celebra el retorno del sol (Willka Kuti), que marca el inicio del nuevo ciclo agrícola tras el periodo de cosechas, en las tierras bajas como los valles, llanuras y la Amazonía, la conexión con la naturaleza también se refleja en rituales vinculados a la temporada húmeda o de frío.

En la cosmovisión aymara y quechua, el 21 de junio representa la transición de un ciclo a otro. Es el momento en que la tierra descansa y se renueva la energía vital. Las comunidades indígenas se reúnen en más de 200 sitios sagrados para rendir tributo a la Pachamama (Madre Tierra) y al Tata Inti (Padre Sol), elevando ofrendas, quemando incienso y compartiendo rituales ancestrales al amanecer. En otras regiones, como el Chaco y la Amazonía, pueblos como los guaraníes celebran con la ceremonia del Lucero del Alba (Yasitata Guasu – Koe Mbiya), en honor a Venus, considerada una estrella guía espiritual. Esta tradición refuerza el vínculo entre los pueblos originarios y el universo, integrando elementos como la música tradicional, danzas rituales y expresiones culturales que han perdurado por generaciones.

Aunque el momento cúlmine de la celebración dura apenas un segundo —cuando el sol asoma sobre las montañas o el horizonte—, la preparación comienza semanas antes, en especial desde el 3 de mayo, fecha de la Fiesta de la Cruz, que marca el fin de la cosecha y el inicio del tiempo de descanso agrícola. Como destaca Núñez, “esperamos todo un año para ese segundo en que el sol toca la cima del cerro. Es ahí donde todo se renueva”.

Nueve sitios para recibir el sol este 21 de junio

Si estás pensando en viajar durante el feriado y quieres vivir esta experiencia única en contacto con la historia, la espiritualidad y el paisaje boliviano, Juan Carlos Núñez recomienda nueve lugares emblemáticos para recibir el sol este Año Nuevo Andino-Amazónico-Chaqueño:

  1. Templo de Kalasasaya, Tiwanaku (La Paz)

Epicentro espiritual de la celebración del Willka Kuti, Tiwanaku recibe a miles de personas que participan en ceremonias andinas, en medio de una de las estructuras más icónicas de la arquitectura precolombina. Es el lugar por excelencia para recibir al sol.

  1. Parque Nacional Sajama (Oruro)

A los pies del imponente Nevado Sajama, el pico más alto de Bolivia, comunidades locales realizan ofrendas y rituales de agradecimiento a la Madre Tierra, rodeados de un paisaje que impone respeto y espiritualidad.

  1. Salar de Uyuni (Potosí)

En este paisaje blanco y silencioso, el sol del amanecer se refleja en el desierto salino, creando una atmósfera mágica. Según Núñez, la Isla Incahuasi es uno de los puntos preferidos para recibir el nuevo ciclo, debido a su apertura hacia el este y su energía sagrada.

  1. Incallajta (Cochabamba)

Conocido como la «Machu Picchu boliviana», este complejo arqueológico fue un importante centro administrativo inca. Su monumental Kallanka sirve hoy como espacio ceremonial donde se rinde tributo a la Pachamama y al sol en el solsticio.

  1. Cerro de Inca Machay (Chuquisaca)

Este sitio arqueológico con petroglifos preincaicos se convierte cada año en un espacio de comunión espiritual. Sus cuevas y formaciones rocosas crean un entorno propicio para rituales de conexión con los ancestros.

  1. Valle de los Cóndores (Tarija)

Refugio natural del cóndor andino, este valle es escenario de ceremonias que honran a los espíritus protectores y la libertad. Ver al cóndor elevarse al amanecer se interpreta como un mensaje de renovación y fortaleza.

  1. Fuerte de Samaipata (Santa Cruz)

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este sitio combina influencias andinas y amazónicas. Durante el solsticio se realizan rituales de purificación y gratitud a los astros, sobre su enorme plataforma ceremonial tallada en piedra.

  1. Lomas de Moxos (Beni)

Estas elevaciones artificiales creadas por culturas amazónicas ancestrales se transforman cada junio en altares vivos. Las comunidades locales celebran con ofrendas que reconocen el valor de la tierra fértil y el agua.

  1. Reserva Manuripi (Pando)

En esta reserva amazónica, se realizan rituales comunitarios que celebran la biodiversidad, el equilibrio con la naturaleza y la energía espiritual que se renueva con el nuevo ciclo solar.

La celebración del Año Nuevo Andino-Amazónico-Chaqueño va más allá de la fe o el turismo. Es una invitación a reencontrarse con la tierra, el tiempo y la identidad. Un momento para detenerse, mirar al sol y comprender que cada amanecer es también un renacer.

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Manuel Joao Filomeno Nuñez

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