Agotado, desilusionado y abrumado: ¿qué es y cómo superar el burnout?

Vivimos en una era marcada por el hipertrabajo, la competitividad constante y la conexión ininterrumpida, lo que causa que cada vez más personas experimenten una fatiga profunda que va más allá del cansancio físico. Se trata del síndrome de burnout o agotamiento laboral, una condición reconocida oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2022 como una enfermedad ocupacional.

El burnout surge a raíz del estrés laboral crónico no gestionado con éxito, y se manifiesta en tres dimensiones principales: agotamiento extremo, desconexión emocional con las tareas, y sensación de ineficacia o falta de realización. Según la OMS, este síndrome “se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral y no debe aplicarse para describir experiencias en otras áreas de la vida”.

Los síntomas físicos pueden incluir desde insomnio, cefaleas, trastornos gastrointestinales, hipertensión, hasta enfermedades cardíacas y alteraciones dermatológicas. A nivel emocional y psicológico, los afectados pueden presentar ansiedad, pensamiento catastrófico, irritabilidad, reducción de la autoestima y una preocupante pérdida de sentido en lo que hacen.

 Karina Sánchez Apaza, psicóloga y docente de la carrera de Psicología en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, señala que “a largo plazo, el Síndrome de Burnout puede contribuir al deterioro de la salud mental y física del individuo, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, trastornos psicológicos como la depresión y disminución general de la calidad de vida”.

Una de las ideas más importantes que plantea la literatura actual sobre el burnout es que sus causas no suelen ser personales. La mayoría de las veces, el entorno laboral es el verdadero generador del agotamiento. Falta de apoyo, sobrecarga de tareas, presión constante por resultados, plazos irracionales y liderazgo deficiente crean condiciones que socavan el bienestar psicológico de los trabajadores.

La experta explica que las personas más vulnerables al burnout suelen ser aquellas que se involucran profundamente con su trabajo. “Estas fases reflejan el deterioro progresivo del bienestar emocional y la satisfacción laboral”, dice, en referencia al agotamiento emocional, el cinismo y la sensación de inutilidad que caracterizan este síndrome.

El caso de Gonzalo, un médico intensivista con más de 15 años de experiencia, retrata con crudeza lo devastador que puede llegar a ser este trastorno. Durante la pandemia, la suma del temor al contagio, la pérdida de colegas, la presión familiar y la falta de equipos lo llevaron al límite. “Un día, luego que falleció uno de mis colegas en el hospital, me senté en el piso y me puse a llorar como un niño. No podía más. Rogaba para que el infierno acabe”, recuerda con la voz entrecortada.

El burnout también es un fenómeno cultural. Vivimos en una sociedad donde el valor de las personas está profundamente ligado a su productividad. Se espera que el trabajo proporcione no sólo sustento económico, sino también identidad, propósito y sentido. Esta idealización muchas veces termina siendo contraproducente.

Frente a este panorama, Sánchez enfatiza la importancia de un cambio colectivo: “Las empresas deben promover una cultura que valore el bienestar de los empleados, ofrecer programas de apoyo psicológico, fomentar un equilibrio entre trabajo y vida personal, y estar atentas a signos de agotamiento en sus empleados”.

Los entornos laborales deben pasar de valorar únicamente el rendimiento a promover el bienestar integral. Ignorar este problema no solo tiene consecuencias sobre la salud de las personas, sino que también disminuye la productividad, afecta la moral de los equipos y puede generar rotación de personal y pérdidas económicas para las organizaciones.

Salir del burnout no es fácil, pero tampoco es imposible. Exige tomar conciencia, hacer ajustes y, en muchos casos, pedir ayuda. La buena noticia es que existen estrategias efectivas para iniciar el camino de recuperación.

Cinco claves para enfrentar el burnout

  1. Reconocer que el burnout es estructural, no personal

En la mayoría de los casos, el origen del agotamiento está en condiciones laborales tóxicas, no en una supuesta debilidad individual. Este cambio de mirada reduce la culpa y permite buscar soluciones más efectivas.

  1. Revisar las creencias culturales sobre el trabajo

Muchos han interiorizado la idea de que su valor depende de su rendimiento. Identificar y cuestionar estas creencias es vital para liberarse del agotamiento.

  1. Profundizar en el autoconocimiento

Reconocer nuestras motivaciones, límites y necesidades reales nos permite tomar decisiones coherentes. El apoyo de terapeutas o coaches puede facilitar este proceso.

  1. Distinguir lo que está y no está bajo nuestro control

Es esencial identificar qué factores podemos modificar y cuáles debemos aprender a soltar. Focalizar nuestra energía es clave en tiempos de agotamiento.

  1. Ver el burnout como una oportunidad de cambio

Aunque doloroso, el burnout puede ser una señal para replantear prioridades y construir una vida laboral más equilibrada y sostenible.

Hacia una cultura del bienestar

El burnout no es una señal de debilidad, sino una alerta. Es el cuerpo y la mente diciendo que ya no pueden más, que algo en nuestra forma de trabajar y vivir necesita cambiar. Es urgente desmitificar el culto al rendimiento y abrazar una cultura que valore el descanso, el equilibrio y la salud mental.

“Es crucial buscar el apoyo de profesionales de la salud mental para abordar tanto los aspectos emocionales como las fuentes de estrés laboral. Reconocer los síntomas, actuar a tiempo y construir entornos laborales saludables es una tarea compartida entre individuos, organizaciones y sociedad”, explica Sánchez.

Más que una crisis individual, el burnout es un fenómeno colectivo que refleja los límites de un modelo laboral agotador. Superarlo no solo es posible, sino necesario, para recuperar la vitalidad y el sentido de lo que hacemos.

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Manuel Joao Filomeno Nuñez

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