Cómo aprender en línea de forma segura frente a los riesgos digitales

Por Aldo Juan Peralta Lemus

Imagen Unifranz

Plataformas virtuales, aulas híbridas, aplicaciones de gestión académica y recursos en línea se han convertido en parte esencial del proceso de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo, este avance trae consigo un desafío crítico: la ciberseguridad. Proteger los datos y sistemas de los principales actores —estudiantes, docentes y las propias instituciones educativas— ya no es una opción, sino una necesidad urgente.

Álvaro Coronel, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz), explica que los ciberataques tienen la capacidad de saturar las plataformas educativas en línea, interrumpiendo el desarrollo normal de las clases y afectando significativamente los procesos de enseñanza y aprendizaje.

“Los dispositivos de estudiantes y profesores son blancos frecuentes de malware (virus, troyanos, spyware) que pueden robar información, monitorear actividades o dañar archivos. El ransomware, en particular, puede secuestrar datos y exigir un rescate para liberarlos, interrumpiendo gravemente el aprendizaje”, explica el académico.

El informe de Verizon, titulado “Data Breach Investigations Report”, señala que el sector educativo es el segundo más afectado por violaciones de datos, solo detrás del sector salud. En el mismo, se recomienda priorizar la formación en ciberseguridad y realizar auditorías regulares. Por otro lado, un estudio reciente de Microsoft (2025), enfocado en educación digital, destaca que el 80% de las instituciones educativas carecen de presupuestos específicos para ciberseguridad, lo que las hace altamente vulnerables.

La vulnerabilidad no proviene únicamente de amenazas externas. Con frecuencia, errores humanos como el uso de contraseñas débiles, dispositivos personales no protegidos o clics en enlaces maliciosos, abren la puerta a los cibercriminales.

“Los riesgos cibernéticos en entornos educativos son variados y pueden tener graves consecuencias, desde la pérdida de datos hasta el ciberacoso, además de la interrupción de la actividad académica”, señala el docente de Unifranz.

Entre las amenazas más frecuentes en el entorno digital destacan el malware y el ransomware, programas maliciosos diseñados para dañar, cifrar o tomar el control de sistemas informáticos, lo cual afecta gravemente su funcionamiento.

“Los ataques de ingeniería social, como el phishing (correos electrónicos fraudulentos) y el smishing (mensajes de texto fraudulentos), buscan engañar a estudiantes y docentes para que revelen información confidencial (contraseñas, datos bancarios) o hagan clic en enlaces maliciosos”, sostiene Coronel.

Para el académico, las recomendaciones más efectivas para proteger los dispositivos destacan el uso de contraseñas fuertes y únicas, combinando letras, números, símbolos, evitando repetir contraseñas o utilizar datos personales obvios, pero mejor aún es utilizar gestores de contraseñas. Además,  el académico recomienda:

  • Activar la autenticación de dos factores (2FA) en todas las cuentas.
  • Mantener actualizado el software del sistema operativo, aplicaciones y navegadores.
  • Instalar un antivirus confiable y mantener activo el firewall.
  • Navegar con precaución: verificar que los sitios sean seguros (https://) y evitar enlaces o descargas sospechosas.
  • Identificar intentos de phishing, prestando atención a mensajes sospechosos que pidan datos personales.
  • Realizar copias de seguridad frecuentes en la nube o en un disco externo.
  • Gestionar la privacidad en redes sociales, controlando quién puede acceder a la información personal.

“Otro punto crítico son las fugas de información durante las videoconferencias, donde, por descuido o falta de protección adecuada, pueden divulgarse datos sensibles o confidenciales sin intención”, añade Coronel.

Los ataques de Denegación de Servicio (un ataque cibernético), en los que varios sistemas infectados (botnets o red de robots) saturan servidores o plataformas en línea, estos pueden paralizar servicios educativos esenciales. A esto se suman el robo de identidad y la exposición de datos personales, especialmente cuando se comparten datos sensibles en redes sociales o plataformas inseguras.

“En plataformas de comunicación y redes sociales, tanto estudiantes como docentes pueden ser víctimas de acoso, difamación o la difusión de información falsa o dañina”, advierte Coronel.

El ciberacoso y el ciberbullying son amenazas especialmente preocupantes, ya que afectan el bienestar emocional, particularmente de niños y adolescentes. Además, el acceso no autorizado a cuentas institucionales o personales, así como la suplantación de identidad, puede traer consecuencias legales y sociales graves.

También se detectan vulnerabilidades en dispositivos personales y redes domésticas, que pueden ser aprovechadas por atacantes para interferir en actividades privadas. Las descargas de archivos maliciosos o el uso de software no autorizado incrementan el riesgo de infección o control remoto de los equipos.

En este sentido, la capacitación tanto docente como administrativa resulta esencial para fortalecer la seguridad desde el interior. Formar a estudiantes y profesores en competencias digitales no solo protege los sistemas, sino que promueve una cultura de responsabilidad digital, favoreciendo entornos educativos más seguros, conscientes y críticos.

En general, en entornos escolares y universitarios se maneja una gran cantidad de información sensible: datos personales de estudiantes, docentes y familias, registros académicos, información financiera e incluso historiales médicos. Una falla en la seguridad digital puede exponer esta información y poner en riesgo la privacidad y la integridad de las personas.

La ciberseguridad no debe verse como un gasto, sino como una inversión. Una inversión que protege la confianza, garantiza la continuidad académica y asegura el derecho de todos los actores educativos a desenvolverse en un entorno digital seguro y libre de amenazas.

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Aldo Juan Peralta Lemus

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