Inteligencia artificial y digitalización, aliados tecnológicos para enfrentar los retos de la salud global

La medicina del futuro ya está aquí y, aunque la longevidad, la cronicidad y el acceso limitado a servicios médicos están poniendo en jaque a los sistemas de salud, la tecnología, la digitalización y la inteligencia artificial (IA) se consolidan como herramientas fundamentales para garantizar diagnósticos precisos, tratamientos oportunos y una atención médica más humana y sostenible.
Mauricio Bonilla, experto en salud digital y CEO de Saluta, un centro de salud digital con sede en Chile, explicó esta nueva realidad durante su participación en el IV Congreso Internacional en Salud: Innovación y Sostenibilidad, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, en Cochabamba.
“No es que la inteligencia artificial esté para el futuro, es para ahora. Estamos implementando sistemas de IA en el mundo y lo peor que puede pasar es que los países y los sistemas se queden atrás en ese desarrollo”, advirtió Bonilla, subrayando la urgencia de incorporar estas tecnologías en América Latina.
Sin embargo, para comprender el impacto de la IA en la medicina actual, es necesario primero entender los desafíos globales. Bonilla señala tres ejes críticos: el envejecimiento poblacional, los problemas de acceso y la infraestructura insuficiente.
“La sociedad está envejeciendo y con el envejecimiento viene la cronicidad y la fragilidad. Eso trae un enorme problema para los sistemas de salud que no están preparados para esa creciente demanda de servicios”, explicó.
A estos desafíos se suma una infraestructura limitada, donde hospitales y centros de salud no dan abasto frente a la demanda creciente.
“No nos alcanzan los hospitales, no nos alcanza el ladrillo. Tenemos que pensar cómo llevamos la práctica clínica a la casa de las personas”, enfatizó el especialista, abriendo las puertas al modelo de salud conectada, una de las grandes promesas de la digitalización.
De lo analógico a la medicina inteligente
Para Bonilla, la evolución de la IA en medicina es progresiva; desde sistemas expertos hasta la inteligencia artificial analítica, evolutiva y generativa. Un claro ejemplo es el sistema de cribado de retinopatía diabética desarrollado en Escocia, que tras una década de implementación logró detectar de forma temprana una de las principales causas de ceguera en el mundo.
“Pasamos de tener un software que hacía cribado a un sistema de inteligencia artificial que permite predecir mejor quién tendrá retinopatía. Eso nos ayuda a hacer un diagnóstico más precoz”, relató Bonilla.
Estos avances no solo salvan la visión de millones de personas, sino que también permiten ahorrar costos significativos al sistema de salud, al evitar complicaciones más graves y tratamientos costosos a largo plazo, porque “la sostenibilidad del sistema está atravesada por lo digital”, sentenció el experto.
Entrenando a la IA y a los médicos
Contrario al mito de que la IA reemplazará a los profesionales médicos, Bonilla subrayó que esta tecnología debe ser vista como una herramienta complementaria que potencia las capacidades diagnósticas y clínicas.
Durante la pandemia, por ejemplo, los sistemas de tamizaje basados en IA ayudaron a filtrar posibles casos de Covid-19 a través de árboles de decisión. Hoy, esas tecnologías han evolucionado y permiten analizar decenas de variables médicas en segundos.
“La IA lo hace por ti. Te dice: ‘estas son las variables que estoy analizando’. Tu mente no podría hacerlo, pero la IA, sí”, dijo Bonilla, quien también subrayó la importancia de entrenar a la IA con datos clínicos reales, actualizados y contextualizados.
¿Y qué pasa con la brecha digital?
Uno de los grandes desafíos en la implementación de estas herramientas en países en desarrollo, como Bolivia, es la brecha digital. El experto reconoce que en estos países todavía hay un sistema de salud mayoritariamente analógico y generaciones de profesionales reticentes al cambio tecnológico.
“Sí, tenemos una brecha y seguramente una desmotivación desde los profesores, desde este mundo analógico diciendo: ‘eso no va a servir’. A ellos les tengo una mala noticia: ya está pasando”, dijo Bonilla.
Sin embargo, también mostró esperanza porque una nueva generación de médicos llega con una mentalidad distinta. Médicos jóvenes que no conciben su práctica sin tecnología, sin historia clínica digital ni soporte de IA para la toma de decisiones.
“Me muestran que efectivamente están viendo a la tecnología como aquel aliado que tienen que ver y respiro tranquilo porque son esos médicos los que en 20 años los van a atender”, añadió con entusiasmo.
Bonilla también hizo un llamado urgente a los países latinoamericanos a invertir en salud digital, en desarrollo tecnológico, formación, sensibilización y apropiación tecnológica.
“El 60% de las patentes de la inteligencia artificial están en China y Estados Unidos. 100 empresas tienen el 40% de la inversión. Vamos a estar en manos entonces de la tecnología estadounidense y china. Eso nos debería preocupar”, alertó.
Frente a este panorama, la solución es actuar ahora. La inversión en tecnología médica, interoperabilidad de sistemas, capacitación en inteligencia artificial y digitalización de historias clínicas no puede postergarse más.
Eventos como el IV Congreso Internacional en Salud, organizado por Unifranz, permiten abrir espacios para el análisis, la discusión y la acción conjunta entre universidades, profesionales y gobiernos, en busca de un sistema de salud más innovador, equitativo y sostenible.
“Estamos en un momento en el que no importa lo atrás que estemos. Podemos avanzar en paralelo, formando profesionales y sensibilizándolos frente a lo que está pasando”, concluyó Bonilla.
La transformación digital en salud ya no es una opción. Es una necesidad urgente que atraviesa desde el diagnóstico hasta el tratamiento, desde la infraestructura hasta la formación médica. La inteligencia artificial no viene a sustituir, sino a empoderar.