Tarija cumple 208 años con la mirada puesta en el campo y el turismo tras la era del gas

Este 15 de abril, Tarija conmemora su 208 aniversario, recordando la histórica victoria de los montoneros de Eustaquio “Moto” Méndez en la Batalla de La Tablada, símbolo de coraje y resistencia. En medio de los actos cívicos y celebraciones, el departamento enfrenta hoy un nuevo desafío: reinventar su economía más allá de la era del gas natural.
Bendecida con tierras fértiles, paisajes inigualables y una historia rica, Tarija ha sido durante décadas el motor hidrocarburífero del país. Sin embargo, la caída de los precios internacionales, el declive de los campos gasíferos y una gestión de recursos marcada por el gasto antes que por la inversión, dejaron al departamento en una encrucijada.
“Tarija generó más de 60 mil millones de dólares en exportaciones de gas natural en los últimos 20 años, pero menos del 10% de esos recursos retornó al departamento. A pesar de ello, administramos más de 5.000 millones de dólares, en su mayoría destinados al gasto. Esa bonanza no fue aprovechada para sentar las bases de un desarrollo sostenible”, explica Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Tarija.
Ahora, con un futuro post gas en el horizonte, Romero propone dos sectores estratégicos para construir una nueva base productiva: la agricultura y el turismo.
Hacia una agricultura mecanizada
Tarija posee una riqueza agropecuaria única gracias a su diversidad de pisos ecológicos y climas, lo que permite la producción de una gran variedad de cultivos y ganado. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en los últimos años, el sector agrícola creció un 5% impulsado por productos como caña de azúcar, maíz, papa y uva.
“La producción agrícola podría tener un despegue mucho mayor si se introducen normativas que fomenten la inversión y el uso de semillas genéticamente mejoradas”, afirma Romero. El experto resalta el potencial de granos como la soya y el maíz, cuyo cultivo podría expandirse significativamente con mejores condiciones técnicas y normativas.
Uno de los ejemplos más emblemáticos es la industria vitivinícola tarijeña, con una producción aproximada de 6 millones de litros anuales de singani y vinos de altura. Este sector no solo tiene capacidad exportadora, sino que también se perfila como un pilar del turismo enológico con rutas vitivinícolas que podrían atraer visitantes del país y del exterior.
Por su parte, Orlando López, docente de la carrera de Ingeniería Económica de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, indica que se requiere una decidida apuesta por la industrialización del agro. Productos como el azúcar y la soya necesitan mayor valor agregado para competir, lo que exige inversiones en plantas procesadoras, renovación de tecnología y desarrollo de infraestructura logística.
La industria sin chimeneas que espera despegar
El otro gran pilar para el nuevo modelo económico tarijeño es el turismo. Romero destaca que esta industria, a menudo mencionada pero poco consolidada, posee un enorme potencial gracias a la riqueza natural, cultural e histórica del departamento.
“La industria sin chimeneas no ha sido ni medianamente explotada. Tenemos atractivos religiosos, culturales, folclóricos y naturales, pero falta una visión integral y sostenida desde las políticas públicas para convertir al turismo en motor económico”, afirma.
Para Romero, es fundamental que el turismo se transforme en una política de Estado, con planes concretos de desarrollo que incluyan no solo las festividades populares o carnavales, sino también alternativas como el turismo comunitario, rural, de naturaleza, urbano, gastronómico y de museos. Todo ello, subraya, debe realizarse con respeto al patrimonio cultural y natural.
A su vez, López añade que la economía naranja también representa una oportunidad, ya que combina creatividad, identidad local y tecnología. Tarija, con su herencia cultural, gastronomía, música y sitios históricos, podría atraer inversión en proyectos que combinen el turismo con la innovación y el desarrollo sostenible.
Desafíos y oportunidades
El camino no está exento de obstáculos. Romero reconoce que la actual dependencia de los ingresos del gas aún limita la transformación estructural. Sin embargo, insiste en que los recursos que quedan del sector hidrocarburífero deben ser usados estratégicamente para impulsar esta diversificación económica.
Por ejemplo, la recuperación de la zafra azucarera, afectada entre 2017 y 2021 por la caída de precios, es uno de los desafíos inmediatos. También lo es la consolidación de la producción de soya y la expansión de empresas procesadoras para productos como harina expeller y aceite crudo.
“El momento de hacerlo es ahora. Tarija no puede seguir atada a un modelo extractivista que ya dio señales de agotamiento. Apostar por la agricultura moderna y el turismo integral es apostar por el futuro”, concluye Romero.