Tabaquismo, hipertensión y diabetes: factores de riesgo en enfermedades cardíacas

Leonor Cárdenas se acaricia el brazo izquierdo cuando se agita, algo que sucede muy a menudo, su voz se entrecorta cuando recuerda su primer viaje en ambulancia.
“Estaba volviendo a casa, a unos pasos de la puerta, con un cigarrillo en la boca cuando mi brazo izquierdo, adormecido por horas, empezó a doler, luego el pecho, la boca del estómago y lo siguiente fue mi desmayo, era un paro cardiaco”, relata la mujer de 57 años.
Los vecinos de Leonor vieron todo y llamaron a la ambulancia que la llevó al hospital.
“En el hospital me dijeron que tenía una enfermedad cardiaca y que este paro, que fue relativamente suave, sería el primero de muchos si no me cuidaba”, acota.
Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de muerte a nivel mundial. Factores como el tabaquismo, la hipertensión arterial y la diabetes mellitus tipo 2 son considerados los principales detonantes de estas afecciones, aumentando significativamente el riesgo de infartos, insuficiencia cardíaca y otras complicaciones cardiovasculares. Sin embargo, estos riesgos pueden ser mitigados con un cambio en el estilo de vida y hábitos saludables.
Ronald Ordóñez Callejas, médico cirujano y docente de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz explica que las enfermedades cardiovasculares tienen múltiples factores de riesgo, pero tres de ellos destacan por su impacto en la población:
1. Tabaquismo
Fumar es uno de los hábitos más perjudiciales para el sistema cardiovascular. Las sustancias químicas presentes en el tabaco dañan las arterias y facilitan la acumulación de placa, lo que puede derivar en aterosclerosis (endurecimiento de las arterias). Además, el monóxido de carbono presente en el humo reduce la cantidad de oxígeno en la sangre, obligando al corazón a trabajar con mayor esfuerzo.
2. Hipertensión arterial
La presión arterial alta es un factor de riesgo silencioso, pues en muchas ocasiones no presenta síntomas evidentes. Sin embargo, su impacto en la salud cardiovascular es considerable, ya que el aumento constante de la presión arterial puede debilitar las paredes de las arterias y hacer que el corazón se esfuerce más de lo normal.
Si no se controla, la hipertensión puede provocar insuficiencia cardíaca, accidentes cerebrovasculares e infartos.
3. Diabetes mellitus tipo 2
Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares debido a los altos niveles de glucosa en sangre, que pueden dañar los vasos sanguíneos y los nervios que controlan el corazón. Además, la diabetes suele estar acompañada de otros factores de riesgo como la hipertensión y el colesterol alto, lo que agrava el riesgo de padecer problemas cardíacos.
“Otros factores como el síndrome metabólico, la obesidad y el sedentarismo también contribuyen al desarrollo de enfermedades del corazón. La obesidad, en particular, está relacionada con un mayor riesgo de hipertensión y diabetes, lo que convierte a esta condición en un agravante del problema cardiovascular”, explica Ordoñez.
Según el especialista, la clave para reducir estos riesgos es la adopción de hábitos saludables. «Incrementar la actividad física y mejorar la alimentación son medidas clave. No todos tienen que ir al gimnasio o correr; cada persona puede encontrar una actividad física adecuada según sus características y tiempo disponible», menciona.
Algunas de las estrategias recomendadas incluyen:
Dejar de fumar: abandonar el tabaquismo es una de las mejores decisiones para mejorar la salud cardiovascular. Existen terapias de reemplazo de nicotina, programas de apoyo y medicamentos que pueden ayudar a quienes desean dejar este hábito.
Controlar la presión arterial: reducir el consumo de sal, hacer ejercicio regularmente y mantener un peso saludable son algunas de las medidas esenciales para controlar la hipertensión.
Monitorear los niveles de glucosa en sangre: las personas con diabetes deben seguir una alimentación equilibrada y mantenerse activas físicamente. Además, es fundamental realizar controles médicos periódicos para evitar complicaciones.
Mantener un peso saludable: la obesidad y el sobrepeso aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas. Una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y proteínas magras, junto con ejercicio regular, puede ayudar a reducir este riesgo.
Hacer ejercicio regularmente: se recomienda al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana. Caminar, nadar o andar en bicicleta son opciones accesibles para mejorar la salud cardiovascular.
Reducir el estrés: la ansiedad y el estrés crónico pueden contribuir a la aparición de enfermedades cardíacas. Prácticas como la meditación, el yoga y la respiración profunda pueden ayudar a controlar estos factores.
Ordóñez enfatiza la importancia de acudir a un especialista en caso de presentar síntomas de una posible enfermedad cardíaca.
«Si alguien presenta síntomas, debe acudir a un especialista o a un hospital inmediatamente. Un chequeo superficial no es suficiente; se necesita un electrocardiograma para determinar con claridad cualquier problema en el corazón», advierte el experto.
Sin embargo, las primeras señales son importantes, entre los síntomas más comunes de enfermedades del corazón se encuentran:
● Dolor o presión en el pecho
● Dificultad para respirar
● Fatiga extrema
● Mareos o desmayos
● Hinchazón en piernas y tobillos
El diagnóstico temprano puede hacer una gran diferencia en el pronóstico del paciente. Tecnologías avanzadas como la ecografía cardíaca y el electrocardiograma son herramientas esenciales para detectar anomalías y evaluar la función del corazón.