¿Duermes lo suficiente? Tu cuerpo y mente podrían estar en riesgo

Por Paula Beatriz Cahuasa

Por Jorge López

Dormir es mucho más que una simple pausa para recargar energías, es un proceso esencial para mantener el cuerpo y la mente saludables. Sin embargo, no todas las etapas de la vida requieren la misma cantidad de sueño. A medida que crecemos, nuestras necesidades cambian debido a los procesos físicos y mentales que atraviesa nuestro organismo. 

Cristofer Ortiz Flores, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica que “dormir bien no solo mejora nuestro rendimiento diario, sino que también previene enfermedades y prolonga la vida”. 

Del otro lado de la moneda, añade que la falta de sueño tiene un impacto profundo en el desarrollo cerebral, especialmente durante la niñez y la adolescencia, etapas críticas para la maduración de las conexiones neuronales. 

¿Cuántas horas de sueño necesitamos según nuestra edad?

Durante la etapa preescolar, entre los 3 y 5 años, las necesidades de descanso se reducen ligeramente a un rango de 10 a 13 horas diarias. El sueño ayuda a los niños a procesar la gran cantidad de información nueva que reciben, al mismo tiempo que fortalece su sistema inmunológico. El juego y el aprendizaje intenso de esta etapa requieren que el cuerpo recupere fuerzas cada noche.

Cuando los niños ingresan a la escuela, entre los 6 y los 13 años, necesitan dormir de 9 a 11 horas diarias. “Este descanso permite que sus cerebros procesen la información aprendida y mantengan un crecimiento saludable”, comparte José Antonio Montecinos Molina, docente de la carrera de Medicina, también en Unifranz. 

A medida que sus responsabilidades escolares aumentan, también lo hace la necesidad de concentración y memoria. Dormir lo suficiente mejora su rendimiento académico y ayuda a regular su estado emocional, lo que es fundamental para evitar problemas como la ansiedad y la depresión.

“El sueño es como un archivero nocturno que organiza y guarda la información adquirida durante el día. Sin suficiente sueño, el cerebro no tiene tiempo para consolidar esa información en el hipocampo”, añade el profesional psicólogo. 

Los adolescentes, de 14 a 17 años, requieren entre 8 y 10 horas de sueño. Sin embargo, esta es una de las etapas en las que se presentan mayores problemas de privación del sueño debido al uso excesivo de dispositivos electrónicos, el estrés escolar y los cambios hormonales. Dormir adecuadamente en esta etapa es crucial para la salud mental y física, ya que regula las emociones y favorece el rendimiento escolar.

“En el caso de los adolescentes que se quedan despiertos hasta tarde jugando videojuegos o usando redes sociales, su cerebro, particularmente la corteza prefrontal, que regula el control de impulsos y la toma de decisiones, no tiene el tiempo necesario para recuperarse. Esto puede hacer que al día siguiente sea más impulsivo, tenga problemas para concentrarse y sea más propenso a tomar decisiones riesgosas”, comenta Ortiz. 

En la adultez, desde los 18 hasta los 64 años, se recomienda dormir entre 7 y 9 horas diarias. El descanso adecuado en esta etapa está asociado con una mayor productividad, mejor salud cardiovascular y un menor riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión. Sin embargo, debido al ritmo de vida acelerado, muchas personas descuidan sus horas de descanso, afectando su bienestar general.

“El sueño está regulado por el ritmo circadiano, controlado por la melatonina y afectado por factores como la luz y los cambios hormonales. Esto explica por qué los adolescentes suelen tener horarios de descanso irregulares que afectan su rendimiento académico y salud mental”, destaca Montecinos.

Finalmente, en los adultos mayores de 65 años, se aconseja dormir entre 7 y 8 horas. Aunque con la edad el sueño tiende a fragmentarse y volverse más ligero, mantener una rutina de descanso ayuda a prevenir problemas cognitivos como la demencia y mejora la calidad de vida.

“Dormir bien implica más que solo cumplir con el número de horas recomendadas; la calidad del descanso es crucial para la salud física, mental y emocional. Un entorno tranquilo y una rutina adecuada son esenciales para un sueño verdaderamente reparador”, manifiesta Montecinos Molina.

Dormir bien no solo es un placer, sino una necesidad biológica que impacta directamente en nuestra salud. Un descanso adecuado puede prevenir enfermedades cardiovasculares, mejorar el estado de ánimo y fortalecer el sistema inmunológico. Cuando dormimos, nuestro cerebro consolida recuerdos, regula emociones y permite que los órganos realicen funciones de reparación y limpieza.

“El descanso adecuado fortalece la memoria y facilita el aprendizaje de nuevas habilidades motoras y cognitivas, ya que durante el sueño el cerebro consolida la información adquirida y refuerza las conexiones necesarias para mejorar el rendimiento en tareas complejas”, señala por su parte el experto en neuropsicología, Cristofer Ortiz Flores.  

El sueño es una inversión en salud. Dormir lo suficiente no es un lujo ni una opción, es la base de una vida larga y saludable. Cuidar nuestras horas de descanso puede marcar la diferencia entre una vida llena de energía y bienestar o una plagada de problemas de salud a largo plazo. 

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