Los Fab Labs se posicionan como espacios de co-creación que democratizan el acceso a la tecnología
En el corazón de la Amazonía peruana, donde los ríos son carreteras y la selva es hogar, Beno Juárez, arquitecto y visionario, encontró un propósito que redefiniría su relación con la tecnología y la naturaleza. Fundador del Fab Lab Flotante del Amazonas, Juárez lidera una iniciativa que encarna la esencia de los Fab Labs: democratizar las tecnologías y empoderar a las comunidades más aisladas del mundo.
«Un Fab Lab es el puente más corto entre tus ideas y la realidad«, explica Juárez. Estos laboratorios de fabricación digital, que nacieron en 2001 en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), buscan democratizar el uso de herramientas tecnológicas para convertir objetos digitales en físicos y viceversa. Lo que comenzó como un proyecto universitario hoy es una red global que llega a barrios, comunidades rurales y ciudades de todo el mundo.
Un sueño flotante en la selva
La idea de un Fab Lab flotante puede sonar como un concepto romántico, pero para Juárez es una necesidad práctica. En la Amazonía, donde las comunidades están dispersas y el río es el único medio de conexión, un laboratorio móvil permite llevar tecnología de punta a lugares donde la electricidad y el internet son lujos raros.
“El Fab Lab no es solo tecnología para crear productos; es tecnología para crear tecnología. En un entorno tan desafiante como la selva, puedes desarrollar sistemas de transporte, generación de energía o purificación de agua desde cero”, comenta.
El Fab Lab Flotante también respeta profundamente la cosmovisión local, ya que la idea no es imponer tecnología, sino adaptarla a las necesidades y tradiciones de las comunidades; y empoderarlas, integrando saberes ancestrales con innovaciones modernas.
Esta conexión profunda con la selva y su biodiversidad nació, relata Juárez, cuando él era niño y se arraigó cuando, ya profesional, descubrió los laboratorios de fabricación como potentes herramientas tecnológicas para incrementar la biodiversidad y la belleza de la Amazonía, si se utiliza correctamente.
“Jugando en el bosque, encontré una lomita cubierta de musgo hermosísimo. Decidí hacer unos túneles y carreteras para mis carritos, pero después de un rato me di cuenta de que ya no estaba tan hermosa como al inicio. Intenté arreglarla, pero sentía que cada vez la destruía más”, indica. Esa sensación de ser un intruso en el paraíso lo acompañó durante años, hasta encontrar fresadoras, cortadoras láser e impresoras 3D que le permiten agregar más belleza de la que la naturaleza ya ofrece.
Juárez participó como disertante en el Futures Week 2024, una iniciativa impulsada por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, con el respaldo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Bolivia. El espacio permitió conectar la innovación y proyección de más de un millar de jóvenes líderes con la sabiduría de una treintena de expertos con el desafío de co-crear el futuro.
Tecnología al alcance de todos
Los Fab Labs están diseñados para todos. Niños, adultos mayores y comunidades rurales tienen las mismas posibilidades de acceso a estas herramientas de fabricación digital. «Trabajamos con personas que nunca usaron tecnología y con niños que despiertan su creatividad desde temprano. Es un espacio inclusivo, sin importar edad, profesión o cultura», señala.
Dentro de estos laboratorios se encuentran tres sistemas principales de fabricación: impresoras 3D para manufactura aditiva, fresadoras de control numérico para fabricación sustractiva y herramientas de corte como láseres. También hay máquinas para bordar, doblar y soldar. Estas tecnologías permiten a los usuarios materializar ideas que transforman sus comunidades, generando un impacto exponencial.
Ideas como materia prima
Para Juárez, las ideas son el motor de los Fab Labs. “Cuando conviertes una idea en realidad, estas se multiplican al compartirlas y experimentarlas. Es un proceso de impacto exponencial”, asegura. Esta filosofía ha permitido que los Fab Labs trasciendan su papel como simples talleres tecnológicos y se conviertan en catalizadores de cambio social.
Un ejemplo claro es el enfoque del Fab Lab Flotante en la “economía del bosque vivo”. En lugar de fomentar prácticas destructivas como la deforestación, este laboratorio utiliza tecnología para identificar y aprovechar las propiedades de la flora local.
«Podemos mapear las propiedades de las hojas, tallos o frutos y desarrollar productos sostenibles que beneficien a las comunidades sin destruir el bosque», explica.
Este enfoque es fundamental en la Amazonía, donde las prácticas económicas tradicionales suelen ser depredadora. Por ese motivo, el Fab Lab Flotante del Perú trabaja para demostrar que la tecnología puede ser un aliado en la preservación del medio ambiente y la mejora de la calidad de vida.
“Es posible generar economía sin necesidad de tumbar el bosque. La tecnología puede ayudarnos a mantener e incluso incrementar la biodiversidad”, afirma.
El experto comenta que su sueño es lograr que la innovación se convierta en parte de la cultura de cada comunidad. «No deberías tener que ir a una universidad para innovar. La innovación debe surgir desde el barrio, el colegio o el parque. Si queremos una revolución tecnológica, debe ser accesible para todos», señala.
Con este espíritu, los Fab Labs han crecido hasta convertirse en una red global que conecta a innovadores de todo el mundo. En Bolivia, estos espacios ya son un motor de creatividad y cambio en ciudades como Santa Cruz, Cochabamba o La Paz; y están transformando la forma en que las personas interactúan con la tecnología y sueñan con el futuro.
Desde la Amazonía hasta los centros urbanos, estos laboratorios son un testimonio del poder de las ideas y de cómo, con las herramientas adecuadas, cualquiera puede ser un creador.
“El Fab Lab me ayudó a reconciliarme con la idea de que los seres humanos podemos agregar más belleza al mundo. Es nuestra misión y, con tecnología, podemos lograrlo”, reflexiona finalmente Juárez, porque la tecnología, cuando se utiliza con propósito, puede ser un motor para un desarrollo sostenible y armonioso con el entorno.