Bienes gananciales y propios: ¿Qué se divide en un divorcio?
La distribución de bienes gananciales es un tema crucial en el ámbito del derecho de familia. Las interrogantes sobre qué bienes se consideran comunes y cuáles propios surgen frecuentemente en procesos de divorcio o separación.
Ruth Torrez, abogada y docente de la Universidad Franz Tamayo, explica que la legislación boliviana, a través del Código de las Familias, establece claramente la división entre bienes gananciales y bienes propios
“Los bienes gananciales son aquellos generados durante la vigencia del matrimonio o convivencia legalmente reconocida. En contraste, los bienes propios son aquellos adquiridos antes del matrimonio o que provienen de una sucesión hereditaria”. Esto significa que no todo lo acumulado por la pareja entra automáticamente en el cálculo de bienes comunes.
Un caso frecuente que genera controversia es el de las herencias. Torrez aclara que, “un cónyuge queda excluido de la herencia del otro, ya que esta no constituye un bien ganancial. La norma y la jurisprudencia indican que, incluso si un cónyuge utiliza una herencia para realizar pagos durante el matrimonio, este monto no se considerará ganancial si se puede demostrar su origen hereditario”.
El proceso de división de bienes
Gabriela Fernández y Juan Carlos Rojas se casaron hace 15 años, llenos de amor y sueños compartidos. En ese entonces, Juan Carlos ya era propietario de un departamento que había heredado de sus padres, mientras que Gabriela llegaba al matrimonio sin bienes propios. Con el paso de los años, construyeron juntos una vida que incluyó tres hijos, una casa en una zona residencial y un vehículo familiar. Para financiar parte de estos logros, Juan Carlos decidió vender su departamento y destinar esos fondos a la compra de la casa que se convertiría en el hogar de la familia.
Sin embargo, el amor que un día los unió comenzó a desmoronarse y la pareja tomó la difícil decisión de divorciarse. Pero la separación no solo trajo consigo el dolor emocional, sino también un nuevo conflicto respecto a los bienes que habían adquirido durante el matrimonio. Además, Juan Carlos reclamó que la casa debía considerarse suya, ya que había invertido en ella el dinero de la venta de su departamento.
Así comenzó una disputa legal y emocional que reflejaba la complejidad de los bienes gananciales y la necesidad de entender las leyes que regulan lo que se adquiere en matrimonio.
Torrez explica que, cuando una pareja decide separarse, se inicia un procedimiento legal en el ámbito del derecho de familia. Este proceso incluye la identificación y clasificación de bienes propios y comunes.
“Se elabora una lista donde se distinguen los bienes propios de los bienes gananciales, excluyendo aquellos que no cumplen los requisitos para ser considerados comunes”, afirma. Este paso es fundamental para evitar confusiones o conflictos posteriores.
Sin embargo, la decisión no siempre es definitiva. Cualquier resolución sobre la división de bienes puede ser impugnada o apelada. Esto depende de cómo se lleve a cabo el proceso y si se ha realizado una división adecuada.
La posibilidad de revertir decisiones judiciales ofrece un recurso valioso para quienes consideran que sus derechos han sido vulnerados.
Importancia del reconocimiento de las uniones libres
Un aspecto menos conocido, pero igual de relevante es el impacto de las uniones libres en la ganancialidad de bienes. En Bolivia, una pareja que conviva por más de dos años no se considera automáticamente en una unión libre.
Torrez enfatiza que, en estos casos, “debe existir una declaración judicial que reconozca la unión libre desde la fecha en que la pareja comenzó a convivir. Esto es crucial, ya que durante ese tiempo pueden haberse generado bienes comunes”.
La falta de este reconocimiento puede llevar a la exclusión de bienes que, de otro modo, podrían ser considerados gananciales.
“Es importante que las personas sean conscientes de la necesidad de formalizar su relación en los términos legales para proteger sus derechos patrimoniales”, concluye la experta.
Un tema de conocimiento indispensable
El desconocimiento sobre la normativa que rige los bienes gananciales puede generar conflictos graves en momentos de separación o incluso tras el fallecimiento de uno de los cónyuges.
Casos cotidianos evidencian la importancia de comprender las disposiciones del Código de las Familias. Torrez explica que “día a día enfrentamos conflictos relacionados con la división y partición de bienes gananciales. Muchas veces, las personas no tienen claro cuáles bienes son propios y cuáles comunes”.
El conocimiento de estas normas no sólo es relevante en procesos de separación, sino también en la planificación patrimonial y sucesoria. Saber qué bienes forman parte de la ganancialidad permite tomar decisiones informadas y evitar malentendidos futuros.
El marco legal boliviano sobre los bienes gananciales busca proteger los derechos de ambas partes en una relación. Sin embargo, su aplicación requiere un entendimiento adecuado de la normativa y, en muchos casos, la asesoría de profesionales en derecho de familia.
Torrez lo resume de manera clara. “Entender qué bienes son gananciales y cuáles no, así como formalizar correctamente las uniones libres, es esencial para prevenir conflictos legales y proteger el patrimonio personal y familiar”.