Por Manuel Filomeno
Más allá de los grandes atractivos turísticos, como el Salar de Uyuni, el lago Titicaca o el Madidi, otros destinos igual de bellos e interesantes se pueden encontrar en los nueve departamentos del país. Con el tiempo, estos sitios cobran mayor importancia, ante el impulso de iniciativas como el turismo comunitario o el agroturismo.
Sin embargo, existen aún varios retos y desafíos para potenciar estos destinos alternativos o emergentes.
Lugares como la ciudad de El Alto, la ciudadela prehispánica de Iskanwaya, los valles cochabambinos, el palmar en Chuquisaca, Sorata, Luribay y la isla Pariti o las Lomas de Arena en Santa Cruz son algunos de estos nuevos destinos turísticos.
“Los principales desafíos para el turismo en Bolivia incluyen varios aspectos que afectan su desarrollo y potencial de crecimiento, poca información, malos caminos, dificultades a la hora de hacer conexiones, todos estos factores afectan no sólo a los destinos grandes, sino, incluso más a los destinos emergentes”, explica José Villagra, director de la carrera de Administración en Hotelería y Turismo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Por ejemplo, el experto indica que existe un desconocimiento generalizado sobre las alternativas de diversificación y resiliencia empresarial en el sector turístico. Esto impide la plena explotación de diversos tipos de turismo que podrían atraer a más visitantes.
Por otra parte, existe poca coordinación y colaboración entre los diferentes niveles del Estado y el sector empresarial lo que es un obstáculo significativo. “Esta falta de sinergia dificulta la implementación de políticas efectivas y la realización de proyectos turísticos integrados”, expresa Villagra.
Otros problemas son la falta de información precisa y actualizada para la toma de decisiones en el sector turístico. Sin datos fiables, es difícil planificar y ejecutar estrategias que impulsen el turismo de manera efectiva y la poca articulación con organismos de desarrollo también representa un desafío, limitando el acceso a recursos y apoyo técnico que podrían potenciar el sector turístico.
“Más allá de estos problemas, tenemos que tener en cuenta que la inestabilidad social, política y económica en el país afecta negativamente la percepción y la seguridad del destino, disuadiendo a potenciales turistas de visitar Bolivia”, acota el experto.
Cómo potenciar estos destinos
Villagra indica que para potenciar el turismo en general y en particular los destinos alternativos o emergentes, es crucial articular la colaboración entre la academia, el Estado y la empresa privada, dividiendo el trabajo conjunto en varias áreas críticas donde se podrían crear sinergias.
Desarrollo de capacidades y formación
Las universidades y centros de formación pueden desarrollar programas educativos y de capacitación específicos para el turismo, incluyendo gestión turística, anfitrionaje, marketing digital, y sostenibilidad, por su parte, el Estado puede colaborar con instituciones académicas para diseñar y financiar programas de capacitación, además de ofrecer incentivos impositivos a empresas que inviertan en la formación de su personal.
En el caso de las empresas privadas, éstas pueden ofrecer prácticas profesionales, talleres y cursos de capacitación en colaboración con instituciones académicas, asegurando que los estudiantes adquieran habilidades prácticas relevantes para el mercado.
Investigación y desarrollo (I+D):
Las universidades pueden liderar investigaciones sobre tendencias turísticas, comportamiento de los visitantes, y evaluación del impacto del turismo en la economía local.
El gobierno (local, departamental o nacional) puede financiar proyectos de investigación aplicada que aborden problemas específicos del sector turístico y proporcionar datos necesarios para la toma de decisiones.
Las empresas pueden participar en investigaciones aportando datos y casos de estudio, y aplicando las recomendaciones derivadas de estas investigaciones para mejorar sus servicios y productos.
Promoción y marketing
Los departamentos de marketing y comunicación de las universidades pueden diseñar estrategias de promoción basadas en investigaciones de mercado y tendencias de turismo.
El gobierno, por su parte, puede financiar campañas de promoción y participar en ferias internacionales de turismo, posicionando a Bolivia como un destino atractivo y las empresas pueden colaborar en campañas de marketing conjunto, promoviendo paquetes turísticos integrados que destaquen las diversas ofertas de la región.
Innovación y tecnologías de la información
La academia puede guiar investigaciones y desarrollar nuevas tecnologías aplicadas al turismo, como aplicaciones móviles para guías turísticas, realidad aumentada, y plataformas de reservas, cuya implementación puede ser apoyada por el gobierno y adoptadas por las empresas y operadores turísticos, lo que permitiría optimizar sus operaciones y aumentar su competitividad.
“Estas son sólo algunas de las acciones que pueden tomarse para potenciar el turismo emergente, sin embargo, las sinergias entre la academia, el Estado y las empresas deben ir más allá para garantizar la sostenibilidad de los emprendimientos turísticos y convertir a Bolivia en un destino completo”, puntualiza el experto.