Si te trata mal, no es amor

Si te trata mal, no es amor

En el complejo tejido de las relaciones de pareja, donde el amor y la violencia a menudo se entrelazan, es esencial reflexionar sobre los fundamentos que constituyen un noviazgo saludable.

Más allá de la aparente armonía, las señales de violencia pueden teñir la esencia misma de una relación sentimental entre dos personas, asegura Kasandra Zelada, docente de la carrera de psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

El amor, entendido específicamente en las relaciones de pareja, se erige como un sentimiento poderoso que debe nutrir el respeto mutuo, la confianza y la consideración por la individualidad del otro. Estas son las piedras angulares de una relación saludable.

“El amor es un sentimiento que debe estar presente en una relación (…). Este vínculo se debe caracterizar, dentro de una relación saludable, en la confianza y el respeto a la individualidad del otro, tanto en sus deseos como en las necesidades del otro”, dice la psicóloga.

Sin embargo, en la realidad, estas condiciones a menudo se ven vulneradas, dando paso a una forma de violencia que se manifiesta de diversas maneras, especialmente en el noviazgo. La violencia, muchas veces, se disfraza de celos, posesión y control.

Una encuesta del Viceministerio de Igualdad de Oportunidades, dependiente del Ministerio de Justicia (2019), reveló que 52 de cada 100 mujeres jóvenes bolivianas sufren violencia en sus primeras relaciones de noviazgo.

Según la misma investigación, el 48,5% de mujeres en el área urbana experimenta algún tipo de violencia, mientras que en el área rural llega al 67%, siendo la más frecuente la violencia psicológica.

Unifranz
La persona celosa tiene como característica una inseguridad en él

Los celos patológicos

“La violencia disfrazada de amor es casi invisible o hasta naturalizada por las personas; tiene formas muy sutiles que son justamente las más peligrosas, ya que es mucho más difícil detectarlas en tus propias relaciones”, indica el Gobierno Municipal de La Paz en la cartilla “Amor sin violencia”, publicada en 2017.

El comportamiento controlador y posesivo, característico de los celos patológicos, encuentra su raíz en la inseguridad personal.

Este tipo de celos no sólo se limita a pensamientos irracionales, sino que se traduce en acusaciones, interferencias en la vida del otro y privación de su individualidad.

Zelada puntualiza que los celos patológicos vienen muchas veces con distorsiones cognitivas o del pensamiento.

“Ésa es una manifestación y una condición muy personal de la persona que lo siente; es decir, del celoso patológico, que obviamente debería trabajarlos, asistir a una terapia, abordarse psicológicamente para recién poder establecer una relación de respeto y confianza mutua”, explica la psicóloga.

En algunas culturas, como la boliviana, se normaliza el control bajo la falaz premisa de «si me cela es porque me quiere», una concepción errónea que distorsiona la realidad y contribuye a la persistencia de relaciones violentas.

“La persona celosa tiene como característica una inseguridad en él que le lleva a este tipo de comportamientos de ejercer control o posesión sobre la pareja; tratar de controlar sus decisiones, sus amigos, sus gustos o sus deseos”, indica la académica.

La normalización de la violencia en una relación de pareja no es correcta porque el principal factor de una relación sana y estable es, básicamente, la confianza mutua y esta confianza se la establece en el vínculo del respeto.

La violencia como factor desencadenante

La violencia psicológica, desencadenada por los celos y el control, puede ser el precursor de formas más graves de violencia, como la económica y la física. Las cifras alarmantes de feminicidios son un recordatorio contundente de hasta dónde puede llegar la violencia en una relación.

Para la docente universitaria, “se puede trabajar con este tipo de personas, pero es muy importante que esa persona reconozca su problema, lo identifique y desee trabajarlo. Caso contrario, no se puede, porque no hay una identificación de lo errático de su pensamiento. Es como el alcohólico que tiene que reconocer que es alcohólico”.

 Aunque la posibilidad de tratamiento existe, es imperativo que la persona reconozca su problema y esté dispuesta a abordarlo. Similar al proceso de recuperación de un adicto, el reconocimiento de la propia violencia es el primer paso hacia el cambio.

La normalización de la violencia en la sociedad, tanto por hombres como por mujeres, destaca la necesidad de educación y prevención desde una edad temprana. La inclusión de temas de identificación de patrones de violencia en los programas educativos puede contribuir a la concientización.

Salir del círculo de violencia puede ser un camino difícil para la víctima, marcado por la baja autoestima y el aislamiento social. El apoyo psicológico, familiar y social, junto con la concientización sobre la violencia, son elementos clave para empoderar a las víctimas y ayudarlas a reconstruir sus vidas.

Tips para reconocer situaciones violentas

Según el Programa Constructores de Buen Trato, del GAMLP, la violencia en el noviazgo es toda agresión de tipo sexual, físico o psíquico por parte de un miembro de la pareja contra la otra persona, con el objeto de controlarla o dominarla.

De ahí la importancia de “identificar ciertos comportamientos para advertir que la violencia no surge de un día para el otro, se va construyendo y reforzando con la interacción diaria, por ejemplo: los pellizcos, ligeros empujones, pequeñas prohibiciones, bromas pesadas, burlas o presiones para tener relaciones sexuales”.

Entre otras, las conductas características de una relación violenta son:

●        Muestras de afecto que ocultan conductas controladoras.

●        Controla todo lo que haces y pretende conocer hasta tus más íntimos secretos.

●        Te vigila, critica tu manera de vestir, peinarte, maquillarte, hablar o comportarte.

●        Monta escándalos en público o en privado.

●        No se expresa ni habla acerca de lo que piensa o desea, pretende que tú adivines lo que le sucede.

●        Te demuestra enojo por todo lo que no resulta ser como él o ella quiere.

●         Te desvaloriza o compara con otras personas.

●        Te obliga a mantener relaciones sexuales, por medio de manipulaciones.

●        Pone en duda tus sentimientos.

●        Exagera todo el tiempo tus defectos.

●        Controla tus tiempos y espacios

●        Es impulsivo e intolerante.

●        Te amenaza con matarte o suicidarse si lo abandonas

Es fundamental desentrañar la complejidad de los noviazgos violentos, promoviendo la concientización, la prevención y el apoyo para construir relaciones basadas en el respeto mutuo y la salud emocional.

La educación y la identificación de patrones desde temprana edad son herramientas esenciales en la lucha contra la normalización de la violencia en la sociedad.

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