Por Lily Zurita
En un mundo en constante cambio, la capacidad de aprender, desaprender y reaprender se ha convertido en una estrategia crucial para el crecimiento personal y profesional.
Este enfoque implica no sólo la adquisición de nuevos conocimientos, sino también la habilidad de dejar atrás lo que ya no resulta útil y la disposición para actualizarse y mejorar continuamente. La tríada de aprender, desaprender y reaprender es esencial para mantenerse relevante, adaptable y resiliente ante los desafíos y oportunidades del futuro.
“Esta idea, popularizada por Alvin Toffler, se refiere a la capacidad de adaptarse y mantenerse relevante frente a nuevos desafíos y entornos”, indica Ariel Villarroel, de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Aprender, fundamental en cada etapa de la vida
El proceso de aprendizaje es fundamental en cualquier etapa de la vida. Desde la infancia, estamos inmersos en un continuo flujo de adquisición de conocimientos y habilidades.
“Consiste en adquirir nuevos conocimientos, habilidades y competencias a través de la educación, la experiencia y la práctica”, puntualiza el académico.
Este proceso no sólo se da en el ámbito académico, sino también en el profesional y personal. Aprender nuevas tecnologías, metodologías y conceptos nos permite crecer y evolucionar, abriendo puertas a nuevas oportunidades y perspectivas.
Su importancia radica en que es la base del crecimiento y desarrollo. Permite a las personas expandir su comprensión del mundo y mejorar su capacidad para desempeñar tareas y resolver problemas.
Desaprender, un acto de valentía
Desaprender puede parecer un concepto contraintuitivo, pero es igualmente importante. Consiste en la capacidad de cuestionar y abandonar conocimientos y prácticas que, aunque fueron útiles en el pasado, ya no se ajustan a la realidad actual.
Según Villarroel se trata de “dejar de lado conocimientos y hábitos antiguos que ya no son útiles o que pueden ser contraproducentes en el nuevo contexto”. Es crucial para adaptarse a los cambios y evitar la rigidez mental. Ayuda a evitar aferrarse a métodos o ideas obsoletas que pueden obstaculizar el progreso.
Este acto de valentía requiere una mentalidad abierta y crítica, dispuesta a reconocer que ciertos enfoques o conocimientos ya no son válidos. Desaprender es liberador, ya que nos permite hacer espacio para nuevas ideas y métodos más eficientes.
Reaprender: la clave de la adaptabilidad
Reaprender es el proceso de actualizar y mejorar nuestros conocimientos y habilidades. En un mundo donde la tecnología y las dinámicas sociales evolucionan rápidamente, la capacidad de reaprender nos permite adaptarnos y mantenernos a la vanguardia.
Reaprender implica estar en constante búsqueda de nuevos enfoques, estar dispuesto a reciclar nuestros conocimientos y habilidades, y ser flexible ante los cambios.
“Adquirir nuevamente conocimientos y habilidades, pero desde una nueva perspectiva o con un enfoque actualizado, permite integrar experiencias pasadas con nuevas realidades, ajustando y mejorando continuamente la base de conocimientos y habilidades”, agrega el docente universitario.
Claves del crecimiento
En un mundo de cambios tan vertiginosos, las personas necesitan estar preparadas para los retos que se les presenten, donde el desarrollo personal y profesional es clave para lograr el éxito.
Villarroel identifica cinco claves para este crecimiento:
- Adaptabilidad, con la capacidad de adaptarse a nuevos entornos y circunstancias en un mundo en constante cambio y aprender nuevas habilidades y desaprender las que ya no son útiles para mantenerse relevantes y competitivas.
- Mentalidad de crecimiento, que consiste en adoptar una mentalidad de crecimiento para enfrentar desafíos, aprender de los fracasos y ver el esfuerzo como un camino hacia la mejora. Además, la disposición a desaprender y reaprender es una manifestación de esta mentalidad.
- Flexibilidad y resiliencia, para enfrentar y superar la incertidumbre y los cambios. Requiere desaprender viejos hábitos y reaprender nuevas habilidades a fin de fortalecer la capacidad de recuperación y adaptación.
- Innovación y creatividad. La capacidad de desaprender y reaprender fomenta la innovación y la creatividad, ya que se cuestionan las suposiciones existentes y se buscan nuevas soluciones. Esto es vital para el crecimiento personal y organizacional en un entorno dinámico.
- Continuo desarrollo personal y profesional. El aprendizaje continuo, junto con la disposición a desaprender y reaprender, asegura un desarrollo constante y una evolución en el ámbito personal y profesional. Esta actitud promueve el crecimiento sostenible y a largo plazo.
“El aprendizaje es un proceso dinámico que implica cambios constantes en nuestro conocimiento, habilidades, comportamiento, mentalidad, relaciones e identidad. Cada nueva cosa que aprendemos nos transforma de alguna manera, permitiéndonos adaptarnos y crecer en un entorno en constante evolución. Por eso, aprender es esencialmente cambiar”, reflexiona.
La tríada del éxito
La combinación de estas tres capacidades—aprender, desaprender y reaprender—forma una tríada poderosa para el éxito.
Villarroel explica que, en el ámbito profesional, esta estrategia nos permite ser más competitivos y estar preparados para los cambios del mercado laboral y, en el ámbito personal, fomenta una mentalidad de crecimiento y resiliencia, esenciales para enfrentar los desafíos de la vida con una actitud positiva y proactiva.
“El mundo actual demanda una actitud proactiva hacia el aprendizaje continuo. Adoptar la tríada de aprender, desaprender y reaprender no solo nos mantiene relevantes y adaptables, sino que también nos prepara para aprovechar las oportunidades del futuro”, dice el académico.
En un entorno tan dinámico como el actual, la clave para el crecimiento reside en nuestra capacidad de aprender, desaprender y reaprender. Este enfoque nos dota de las herramientas necesarias para enfrentar con éxito los retos del presente y del futuro, asegurando nuestro lugar en un mundo en constante evolución.