Teoría del valle inquietante, ¿por qué nos ponen nerviosos los robots “demasiado humanos”?

Teoría del valle inquietante, ¿por qué nos ponen nerviosos los robots “demasiado humanos”?

Incomodidad, malestar emocional, percepción de falsedad o falta de autenticidad, éstas son algunas de las reacciones comunes y casi universales que las personas experimentan al enfrentarse a un robot de aspecto humanoide, pero ¿qué genera esta reacción?

En 1970, Masahiro Mori, un experto en robótica japonés, elaboró la “teoría del valle inquietante”. Según Mori, existe una relación entre el grado de similitud de un robot con un ser humano y el sentimiento positivo o negativo que éste despierta en una persona.

“La teoría del ‘valle inquietante’ es, especialmente, utilizada para el diseño de interfaces de usuario y también de robots con la finalidad de evitar generar incomodidad y resistencia (rechazo) emocional por parte del usuario.”, explica Carlos Draugialis, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

El experto explica que el uso de esta hipótesis o teoría, permite a los diseñadores de interfaces, animadores 3D y fabricantes de robots a crear reproducciones visuales y experiencias interactivas atractivas además de útiles, pero entendiendo que es importante evitar simular las características humanas de una manera sobresalientemente realista que pueda desencadenar una sensación de incomodidad por parte de las personas

“Esto conlleva un cuidadoso equilibrio entre la tarea de evitar gráficos o animaciones que sean demasiado humanas”, agrega.

En robótica, esto significa que se debe dar especial atención al diseño físico, el movimiento y la interacción social, los cuales deben seguir principios similares para evitar que los robots caigan en el llamado «valle inquietante» por intentar imitar a los humanos de una manera demasiado realista.

Según la teoría, a medida que un robot adquiere mayor parecido al de una persona, tanto la familiaridad como la empatía por dicho robot aumentan. Sin embargo, si el robot llega a ser demasiado parecido a un ser humano, cualquier imperfección o detalle extraño que presente será percibido con mayor claridad, creando un sentimiento de inquietud y repulsión.

Mori llamó “valle” a esta expresión por la caída abrupta de la empatía hacia un robot, debido a la repulsión que genera cuanto más alto es su parecido al de un humano.

De acuerdo con el autor de la teoría, las posibles explicaciones al valle inquietante van más allá de la tecnología:

●        Perpetuación de la especie. Una mirada darwinista a esta hipótesis nos dice que nuestro subconsciente nos está advirtiendo de que el robot que tenemos ante nuestros ojos no es fértil.

●        Miedo a la intrascendencia. Algunas investigaciones optan por una respuesta más filosófica. Ver este tipo de representaciones tan próximas al ser humano y a la vez tan imperfectas nos produce cierta angustia.

●        Muerte y enfermedad. Otras investigaciones, en cambio, apuntan a la posible relación que establecemos entre los robots y los cuerpos enfermos o los cadáveres, debido a la condición inorgánica o muerta de su materia.

●        Paradoja de las expectativas. Basándose en la psicología de la percepción, hay una teoría que trata de dar una respuesta menos filosófica. Cuanto más diferente sea un robot, más resaltaremos aquellos aspectos que lo hacen humano; y cuanto más parecido sea, más resaltaremos aquellos aspectos que no lo hacen humano.

Cómo evitar la incomodidad

“La autenticidad, la transparencia y la adaptación artificial de las expresiones y comportamientos de los personajes son no solo importantes sino esenciales para lograr una aceptación positiva por parte del usuario y evitar reacciones negativas asociadas con el concepto de valle inquietante”, indica Draugialis.

Otro de los campos en los que la teoría cobra relevancia es el diseño de personajes y animación 3D. Por ejemplo, al hablar de diseño de personajes virtuales se debe evitar las representaciones que son hiperrealistas y que podrían desencadenar emociones inquietantes para los usuarios, de igual manera cuidar los detalles al animar personajes virtuales siempre evitando movimientos que puedan parecer mecánicos o desajustados.

Esto obliga a los diseñadores de robots a evitar la creación de robots que copien o imiten de manera exageradamente precisa la apariencia humana, especialmente en términos de rostros y extremidades, para esto se deben tomar diseños más abstractos y minimalistas para evitar la sensación de inquietud y ser transparentes sobre la naturaleza robótica de la entidad.

“El desafío principal está en lograr conseguir un nivel de similitud humana que sea convincente y funcional sin cruzar el umbral que induce incomodidad, por ejemplo, con diseños estilizados, pruebas con los usuarios, transparencia en la interacción sobre la naturaleza robótica de la entidad, evitar detalles inusuales, controlar la intimidad respetando la privacidad y estableciendo límites que sean claros en cuanto a la interacción física o la imitación de gestos humanos íntimos”, explica.

Por ejemplo, en 2004, la taquilla cinematográfica ofreció una comprobación. En noviembre de ese año se estrenaron dos películas con figuras humanas computarizadas como protagonistas. La película de Pixar “Los Increíbles” contaba la historia de una familia de superhéroes en el formato de dibujos animados. Los personajes eran humanos, pero sus facciones estaban claramente exageradas. Compitieron durante un par de meses con otra película, “El Expreso Polar”, que usaba gráficos más complejos para crear personajes más humanos. Tanto en la crítica como en las cifras de ventas, la película “Los Increíbles” derrotó a El Expreso Polar. Aparentemente, el aspecto de los personajes de la segunda cinta resultó perturbador para la audiencia.

Esto significa que los ingenieros y diseñadores enfrentan muchos desafíos y dificultades en la creación de movimientos y expresiones faciales que sean fluidas y naturales cuidando el detalle que no caigan en el valle inquietante.

“De igual manera, deben abordar la interacción social de manera auténtica, evitando la sensación de artificialidad. La necesidad de equilibrar la familiaridad y la aceptación con la prevención de reacciones de rechazo o adversas presenta un desafío técnico intrincado en el diseño de robots humanoides para garantizar una unión entre su aceptación y su utilidad en aplicaciones prácticas”, ´puntualiza el ingeniero en sistemas.

La IA también puede jugar un papel importante en la simulación de movimientos y de las expresiones más naturales, reduciendo la percepción de artificialidad.

El valle inquietante y la IA

“La inteligencia artificial (IA por sus siglas en inglés) puede convertirse en un elemento especialmente importante y crucial para superar el efecto del ‘valle inquietante’ al permitir trabajar con reconocimiento de patrones dado que utiliza algoritmos para analizar y clasificar información basándose en similitudes y tendencias permitiendo así un diseño más inteligente y adaptativo de interfaces de usuario y robots humanoides”, indica Draugialis.

El experto agrega que, siguiendo el camino del uso de algoritmos de aprendizaje automático, la IA puede analizar y comprender las respuestas emocionales de los usuarios ante diversas representaciones y comportamientos, siendo esta IA mucho más rápida que los humanos.

“Esto facilita la personalización de las interacciones permitiendo ajustarse con las preferencias personales y evitar aspectos específicos que podrían generar incomodidad. Además, la IA puede contribuir a la mejora continua, dado que permite recopilar datos de retroalimentación de los usuarios y, de esta manera, ajustar dinámicamente los detalles visuales y de comportamiento permitiendo optimizar la aceptación”, acota.

De la misma manera, la IA también puede jugar un papel importante en la simulación de movimientos y de las expresiones más naturales, reduciendo la percepción de artificialidad.

En pocas palabras, la inteligencia artificial ofrece la capacidad de adaptarse evolucionando de manera iterativa y automática, abordando los desafíos del valle inquietante de manera más efectiva, mejorando de esta manera la interacción entre humanos y tecnologías con aspecto humano, finaliza el experto.

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