Por Manuel Filomeno
La inteligencia artificial (IA), la realidad aumentada y virtual (AR y VR), programas especializados y herramientas colaborativas, entre otras tecnologías emergentes están cambiando para siempre las aulas, impulsando nuevas metodologías educativas y transformando la forma en la que se enseña y aprende.
“Estas tecnologías emergentes transforman la educación y nos proporcionan las herramientas que permiten un aprendizaje activo y centrado en el estudiante”, expresa Marcelo Pacheco, ingeniero electrónico y de sistemas con maestría en drones para ingeniería y director de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Pacheco señala que las nuevas tecnologías permiten, por ejemplo, evaluaciones más efectivas y continuas del desempeño de los estudiantes. Tanto la evaluación formativa, que evalúa el progreso del estudiante durante el proceso de aprendizaje, como la evaluación sumativa, que mide los resultados al término del proceso, se benefician de la tecnología.
“Estas herramientas ayudan a los maestros a monitorear el progreso de los estudiantes en tiempo real y cambiar su instrucción sobre la marcha”.
De la misma manera, a través de estas herramientas, es posible obtener una retroalimentación instantánea de parte de los estudiantes, es decir que se puede evaluar a los estudiantes inmediatamente en sus tareas y pruebas y, por lo tanto, rectificar sus errores sobre la marcha. Estas respuestas en tiempo real hacen que el proceso de aprendizaje sea muy eficiente y efectivo, y motivan a los estudiantes a continuar aprendiendo.
“Se esperan continuos desarrollos en la tecnología para cambiar la educación. Tendencias que se esperan vean un mayor papel de la realidad aumentada, la realidad virtual y la inteligencia artificial en el plan de estudios, por lo tanto, proporcionando experiencias de aprendizaje extremadamente individualizadas y realistas. Las tendencias futuras incluirán el uso de grandes datos para la evaluación del rendimiento estudiantil y la instrucción interactiva”, puntualiza.
Por lo tanto, el papel del maestro cambiará y se adaptará a la tecnología emergente. El maestro actúa como facilitador del aprendizaje, guiando a los estudiantes a través de experiencias de aprendizaje individualizado y tomando decisiones pedagógicas informadas con la ayuda de los datos. La formación y el desarrollo profesional continuos serán necesarios para que los maestros se mantengan informados sobre los avances en tecnología.
Experiencias inmersivas
Pacheco indica que, dentro de las aulas, las tecnologías de realidad aumentada (AR) y virtual, por ejemplo, ya están facilitando las experiencias de aprendizaje inmersivas que ayudan en la comprensión de temas abstractos.
“En el aprendizaje de las ciencias, los alumnos pueden estudiar el sistema solar o la anatomía en un entorno tridimensional, lo que hace que el método de estudio sea más concreto y significativo. Este tipo de herramientas no sólo son atractivas para los estudiantes, sino que también ayudan a comprender y recordar el contenido estudiado”, explica.
De la misma manera, la IA se ha convertido en un aliado valiosísimo en el aprendizaje adaptativo. A través del uso de sistemas de tutoría virtual y evaluación adaptativa, la IA puede monitorear las fortalezas y debilidades específicas de un estudiante para luego proporcionar materiales y ejercicios personalizados en relación con sus necesidades individuales.
“Esta nivelación del proceso hace que el aprendizaje sea muy ágil e impactante, permitiendo al estudiante ir al nivel de su preferencia y dedicar más atención a aquellos dominios en los que necesita trabajar”, explica.
Asimismo, plataformas de aprendizaje como Google Classroom y Moodle ofrecen un espacio en el que los estudiantes y profesores se pueden comunicar y colaborar.
Desafíos y preocupaciones éticas
El experto apunta que, a pesar de las grandes ventajas y potencial del uso de las tecnologías emergentes en la educación, existen serios desafíos que afrontar, como la brecha digital.
“Un desafío es la brecha digital que puede agravar las desigualdades en la educación. No todos los estudiantes tienen la tecnología que se requiere para acceder y participar en estas innovaciones y nuevos métodos de aprendizaje. Es muy importante que las escuelas y los gobiernos trabajen en cerrar esta brecha para que todos los estudiantes tengan la misma oportunidad de maximizar sus estudios”, puntualiza.
Por otra parte, la privacidad y la seguridad de los datos de los estudiantes son áreas muy cruciales en la era digital, por lo que son necesarias políticas de seguridad implementadas para proteger la información personal de los estudiantes y para que el entorno de aprendizaje sea seguro.
“Las instituciones deben ser transparentes con respecto a la forma en que se recopilan y utilizan los datos y, a los estudiantes y sus familias, se les debe solicitar un consentimiento informado”, concluye.