Por Manuel Filomeno
La vida pone a prueba a las personas. A veces triunfan y muchas otras fracasan. Sin embargo, lo más importante no es ganar siempre, sino saber sobreponerse a las derrotas y perseverar. La resiliencia es justamente eso: la habilidad de sobreponerse y adaptarse de manera rápida a situaciones difíciles, un don que se hace imprescindible en el mundo de los negocios.
“Todos hemos pasado por errores en la vida, no solamente en el ámbito laboral, sino también en lo personal (…), es necesario fracasar, muchas veces puede ser un fracaso rotundo que nos lance otra vez al reinicio, nos mueva a comenzar otra vez de cero, pero si ya hemos comenzado una vez de cero, podemos volver a comenzar de cero varias veces más, formando resiliencia”, expresa David Coaquira, docente de la carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Según la Asociación Americana de Psicología (APA), la resiliencia es el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o financieras. Significa «rebotar» de una experiencia difícil, como si uno fuera una bola o un resorte.
“Ser resiliente no quiere decir que la persona no experimenta dificultades o angustias. El dolor emocional y la tristeza son comunes en las personas que han sufrido grandes adversidades o traumas en sus vidas. De hecho, el camino hacia la resiliencia probablemente está lleno de obstáculos que afectan nuestro estado emocional”, explica la APA.
La resiliencia no es una característica que la gente tiene o no tiene. Incluye conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona.
Algunos factores en la resiliencia
Si bien no existen recetas mágicas para desarrollar la resiliencia, existen combinaciones de factores contribuyen a desarrollarla. Muchos estudios demuestran que uno de los factores más importantes en la resiliencia es tener relaciones de cariño y apoyo dentro y fuera de la familia. Relaciones que emanan amor y confianza, que proveen modelos a seguir, y que ofrecen estímulos y seguridad, contribuyen a afirmar la resiliencia de la persona.
Otros factores asociados a la resiliencia son:
● La capacidad para hacer planes realistas y seguir los pasos necesarios para llevarlos a cabo.
● Una visión positiva de sí mismos, y confianza en sus fortalezas y habilidades.
● Destrezas en la comunicación y en la solución de problemas.
● La capacidad para manejar sentimientos e impulsos fuertes.
● Todos estos son factores que las personas pueden desarrollar por sí mismas.
10 formas de construir resiliencia
La APA sugiere 10 formas para construir resiliencia, las cuales van desde establecer relaciones hasta cuidar de uno mismo, las recomendaciones son las siguientes:
● Establecer relaciones
● Evitar ver las crisis como obstáculos insuperables
● Aceptar que el cambio es parte de la vida
● Moverse hacia nuestras metas
● Llevar a cabo acciones decisivas
● Buscar oportunidades para descubrirse a uno mismo
● Cultivar una visión positiva de uno mismo
● Mantener las cosas en perspectiva
● Nunca perder la esperanza
● Cuidar de uno mismo
Oportunidades
Coaquira explica que los fracasos y las caídas pueden ser vistos como oportunidades de deshacernos de cosas que no funcionan y comenzar de nuevo.
“Los seres humanos tenemos poca tolerancia a la frustración, nos pasa algo y lo dejamos, cuando deberíamos perseverar y aprender de lo que salió mal”, acota.
En los negocios, generalmente, los emprendedores piensan que su idea de negocio va a ser el “boom” en el mercado y, a veces, no resulta ser así.
Para prevenir esa situación, por muy pequeña que sea la idea de negocio, el emprendedor debe hacer un estudio de mercado o una prueba piloto para conocer cuál o cómo será la aceptación del mercado a su idea de negocio.
“El feedback (retroalimentación) de los compradores o consumidores es clave. Eso nos va a decir si es que gusta o no gusta. Hay que probar, primero, con la familia, luego con los amigos y también abarcar a otras personas más diversas que no tengan ninguna relación sentimental con el emprendedor para conocer su percepción respecto al emprendimiento que se va a introducir al mercado”, advierte el docente universitario.