¿Cuántas veces nos hemos visto obligados a desechar un dispositivo que funcionaba porque ya no se podía actualizar o porque su pantalla, puerto de carga o batería ya no funcionaba como debía? ¿Cuántas veces hemos desechado una máquina porque la reparación sólo podía hacerse en un taller autorizado?
En este contexto, en el que la tecnología se ha vuelto más compleja e intencionalmente más difícil de reparar, nace el movimiento Right to repair (Derecho a reparar), el cual busca devolverle al consumidor y propietario de dispositivos, maquinaria y vehículos, no solo la posibilidad de arreglar los problemas que éste tenga, sino también tener la libertad de enviarlos a talleres independientes y lugar contra la obsolescencia programada.
“Esta es una iniciativa para que los consumidores puedan reparar y modificar sus productos electrónicos, de tal forma que el propietario pueda repararlo él mismo o acudir a un servicio independiente en lugar del taller de la marca y de esa forma alargue la vida útil del dispositivo electrónico”, explica el ingeniero electrónico Elías Prudencio Chávez, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La premisa del movimiento es sencilla: si compras un producto y eres su propietario, deberías poder repararlo tú mismo o ponerte en contacto con talleres independientes de tu elección para ello.
En otras palabras, las empresas deberían permitirte reparar tus propios artículos y aparatos tecnológicos e,incluso proporcionarte las herramientas y manuales necesarios para hacerlo correctamente.
Generalmente, el nombre del movimiento se asocia a la reparación de dispositivos móviles como celulares, laptops o reproductores multimedia, los cuales se han hecho cada vez más complicados de arreglar. Sin embargo, el mayor reto de los defensores del derecho a reparar es arreglar equipos agrícolas, médicos y automóviles de última generación, sin tener que depender de los fabricantes de los equipos originales o de los concesionarios.
Las normas de reparación también afectan a la actualización de los productos. Por ejemplo, actualmente es imposible actualizar determinados elementos de un dispositivo, como un smartphone, un portátil o una tablet.
Objetivos
El movimiento tiene cuatro objetivos primordiales:
Poner a disposición del usuario piezas y herramientas para la reparación. De acuerdo con el movimiento, los particulares y los talleres de reparación deben tener acceso a las piezas y herramientas, incluidas las de diagnóstico, necesarias para reparar sus productos.
Poner a disposición del usuario información sobre las reparaciones. Saber cómo hacer las reparaciones es esencial. Los particulares y los talleres de reparación deben tener acceso a manuales, esquemas, instrucciones y software para reducir limitaciones.
Permitir el desbloqueo y la personalización. Un propietario debe poder adaptar y modificar sus productos e instalar software personalizado.
Diseñar productos fáciles de reparar. Los fabricantes de productos deben diseñar sus dispositivos y equipos de forma que puedan repararse y modificarse fácilmente.
Desafíos
De acuerdo con Prudencio, para cumplir los objetivos que tiene el movimiento, es necesario considerar que no todos los equipos electrónicos son iguales y hacer una diferenciación entre los que pueden ser reparados por los consumidores y los que no.
“Considero que para poder cumplir es necesario dividir los productos y dispositivos electrónicos en distintas categorías, porque no todos pueden cumplir esta exigencia, dividirlos entre portables, fijos, de uso cotidiano o de uso eventual. De esa forma, podemos ayudar a este movimiento para que pueda cumplir con estos objetivos y no generalizar, porque no todos los aparatos van a poder cumplir con los objetivos”, explica.
Por otra parte, el ingeniero electrónico dice que, si bien en el papel es fácil pedir a los fabricantes que no compliquen los procesos de fabricación de sus productos, en realidad, éstos responden a una lógica de producción, que es particular de cada empresa.
“Hay algunos aspectos que pueden o no ser posibles cumplir como la ausencia de normalización. Esto no es aconsejable porque cada fabricante encuentra una mejor forma de hacerlo y establecer parámetros en pos de la simplificación de la fabricación podría tener consecuencias negativas, tanto para las empresas como para la innovación tecnológica”, apunta.
Sin embargo, para paliar esto, los fabricantes pueden cumplir de mejor manera otro de los objetivos del movimiento, que es la entrega de los diseños esquemáticos y de las piezas para reparar sus equipos.
Otro de los desafíos es la obsolescencia programada por software, ya que en muchos casos el hardware de los dispositivos está en perfecto estado, pero el equipo ya no recibe soporte y deja de funcionar.
“Esto ha reducido la vida útil de los smartphones, por ejemplo, a tres años, ya que éstos dejan de ser funcionales una vez que se agota su soporte, aunque el equipo esté en perfecto estado”, puntualiza el ingeniero.
Cómo avanza el movimiento
La legislación de la Unión Europea sobre el derecho a la reparación exige a los fabricantes que garanticen que los productos electrónicos puedan ser reparados hasta una década después.
Lo mismo sucede en Reino Unido, donde los fabricantes de productos como lavadoras, televisores y frigoríficos tienen que poner las piezas de recambio a disposición de los consumidores.
En Estados Unidos, el presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva para promover la competencia en la economía estadounidense, lo que podría facilitar la reparación de artículos por cuenta propia. La orden encargará a la Comisión Federal de Comercio (FTC) que establezca normas sobre cuándo los consumidores pueden eludir a los fabricantes para reparar sus productos.