Por Manuel Filomeno y Beatriz Cahuasa
El calcio, un mineral vital para la vida humana ya que fortalece nuestros huesos y dientes, regula varios procesos vitales y, en general, nos hace más saludables. Este químico vital se encuentra en muchos alimentos, desde las verduras verdes hasta la leche y otros productos lácteos, legumbres y leguminosas, pero ¿sabía usted que también se encuentra de forma abundante en productos que normalmente desechamos?
La cáscara de huevo es un subproducto normalmente desechado, pero que posee una importante riqueza en carbonato de calcio, el cual le da su rigidez y que puede ser aprovechado para suplementar nuestra alimentación.
Esta es la premisa de Osteo +2, proyecto llevado a cabo por Alejandra Evelyn Solamayo y Milenka Vásquez Salvatierra, estudiantes de la carrera de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
“Para crear este producto me inspiré en mi madre, que sufre osteoporosis”, confiesa Solamayo, que agrega que, junto a Vásquez, pudieron desarrollar un proceso de extracción de calcio de las cáscaras de huevo, sin afectar sus propiedades nutricionales.
“Este proyecto es desarrollado a base de la cáscara de huevo, que es un subproducto que generalmente es desechado. El reto más complicado fue la extracción de colágeno y calcio, sin perder sus cualidades nutricionales. Nuestro proyecto beneficia, en general, a todos, pero en especial a las mujeres. Se inspiró en mi mamá, que sufre osteoporosis”, dice la estudiante.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la osteoporosis afecta a una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres mayores de 50 años. Esta condición muchas veces se ve agravada por la menopausia, ya que las mujeres que pasan por ella pierden los efectos protectores de la hormona estrógeno y aumentan el riesgo de padecer de la condición.
Las personas con esta enfermedad sufren de fracturas en las muñecas, cadera, pelvis y espalda. Sin embargo, las rupturas pueden producirse en cualquier hueso y pueden ocasionar dolor, discapacidad y pérdida de la movilidad de sus extremidades.
Para prevenir la osteoporosis es importante mantener una dieta rica en calcio y la práctica de ejercicios, sobre todo durante las etapas de crecimiento, infancia, adolescencia, gestación y la lactancia e incorporar vitamina D para mantener los huesos fuertes y saludables.
De la cáscara a las gomitas nutricionales
Solamayo y Vásquez indican que sus gomitas nutricionales fueron desarrolladas gracias a los conocimientos adquiridos en los laboratorios de su universidad.
“Vimos que este producto de desecho (las cáscaras de huevo) tenían un gran potencial, pero teníamos que desarrollar una manera de extraerlo y hacerlo fácil de consumir. Como estudiantes de bioquímica y farmacia, las prácticas de laboratorio fueron fundamentales para adquirir las competencias necesarias y poder desarrollar nuestro producto”, expresa Vásquez.
Addadi y Steve Weiner, profesores de biología estructural en el Instituto de Ciencias Weizmann, en su investigación: “Carbonato de calcio amorfo formado biológicamente”, aseguran que la mineralización de la cáscara de huevo de las aves es el proceso de calcificación biogénica más rápido conocido en la naturaleza.
Según la investigación científica, “el mineral de la cáscara de huevo se origina a partir de la acumulación de partículas de carbonato de calcio amorfo (ACC) en forma de disco plano en sitios orgánicos específicos de la membrana de la cáscara del huevo, que son ricos en proteínas y proteoglicanos sulfatados”.
El proceso de conversión de la materia prima –que impulsan las jóvenes estudiantes– comienza con su selección, desinfección y calentamiento, para luego realizar su molienda.
“Molemos las cáscaras de huevo, ricas en carbonato de calcio, previamente desinfectadas y calentadas, hasta lograr un polvo fino”, dice Vásquez.
El segundo paso es la reacción química entre el carbonato de calcio con una solución que permite su mejor aprovechamiento.
“Para comprobar que la reacción se está produciendo, la solución reactiva se va añadiendo poco a poco y vamos observando el burbujeo de la misma, lo que nos permite comprobar la presencia del calcio”, agrega.
Esta solución luego es filtrada y reservada para la siguiente etapa.
Paralelamente, las estudiantes desarrollaron un soporte adecuado para el calcio extraído, en este caso, gomitas dulces, que contienen azúcar, grenetina y agentes estabilizantes de calor, saborizantes y colorantes naturales, con el fin de hacerlas más fáciles de consumir.
Asimismo, la vitamina D, otro compuesto vital para el ser humano, es añadido, con el fin de potenciar la absorción del calcio por el cuerpo.
“Primero, ponemos el azúcar para caramelizarla, después agua destilada. Luego se agrega la grenetina, que previamente es hidratada y se agrega para que la preparación adquiera la consistencia gomosa. Luego viene la parte más importante del procedimiento que es agregar el principio activo ya filtrado, que es el hidrato de calcio, junto al estabilizante de calor, el agente conservante y la vitamina D”, dice Vásquez.
“Estamos muy felices por desarrollar nuestro producto, ya que nos ayuda a la prevención de la osteoporosis y nos permite poner en práctica lo que aprendemos en las aulas”, acota Solamayo.
Aprender haciendo
El “aprender haciendo”, entendido como el conjugar el conocimiento teórico con las habilidades prácticas y humanas, en la etapa de formación, es una cualidad en Unifranz. En este marco, Alejandra Evelyn Solamayo y Milenka Vásquez Salvatierra –futuras licenciadas en Bioquímica y Farmacia–, junto a la guía de docentes de la institución, lideraron la investigación.
“Los proyectos reflejan el aprender haciendo. Ejercer la carrera dando soluciones desde su etapa de formación, permite que los estudiantes visualicen retos y problemas a solucionar. Al ser enteramente prácticos, buscan integrar áreas de formación y validar el desarrollo de las competencias profesionales”, asegura Rolando López, vicerrector de Unifranz en Cochabamba.
Al enfrentar problemas del mundo real, los estudiantes desarrollan habilidades esenciales y adquieren una comprensión más profunda de su campo de estudio, demostrando que el “aprender haciendo” es una estrategia educativa valiosa y efectiva.
Según López, el 60% de la población en Bolivia tiene menos de 35 años, el bono demográfico está haciendo que los nuevos actores sean personas jóvenes en términos relativos, lo que impulsa una mayor inventiva en las nuevas generaciones en busca de soluciones para los problemas reales de la población.
“Ellos conocen mejor el mercado, identifican mejor los patrones culturales de los consumidores y tienen muchas habilidades tecnológicas. Por esta razón, es importante formar a los nuevos profesionales de manera que puedan aplicar los conocimientos al mundo real y encontrar las soluciones a sus problemas”, afirma el académico
Para lograr este cometido, es imperativo que los jóvenes egresen de las universidades con experiencia en el mundo real, de manera que puedan trasladar los conocimientos adquiridos en las aulas a la búsqueda de soluciones integrales que puedan servir a la sociedad.
“Graduarse con experiencia significa que al egresar, uno debería tener dos años, como mínimo, con evidencias de haber aprendido, sino de haber aplicado el aprendizaje, mediante el planteo, diseño, desarrollo, implementación, puesta en marcha de soluciones. Más que saber hacer, hay que saber aplicar lo que hemos aprendido, porque, si bien aprendemos conocimientos, tenemos que saber trasladar a la acción estos conocimientos”, concluye.