Mujeres y educación en Bolivia: ¿Qué cambió en los últimos 13 años?
Por Leny Chuquimia

“Para mi familia y mi comunidad mi formación es un motivo de orgullo y esperanza”, afirma Antuaneth Ondarza, estudiante de octavo semestre de Medicina en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz El Alto. Es la primera de su familia en entrar a la universidad. “No es mi logro personal, es de todas las mujeres de mi hogar”, sostiene.
La educación en Bolivia está cambiando de manera silenciosa pero profunda. Hoy, por primera vez, más mujeres que hombres alcanzan la educación superior, y la mayoría de la población ha aprendido a leer y escribir, un logro que décadas atrás parecía lejano.
Según los datos del Censo 2024, el 95,9 % de las personas de 15 años o más están alfabetizadas, mientras que el 94,3 % de los niños, niñas y adolescentes -de 4 a 17 años- asiste regularmente a la escuela. La cifra refleja un paso adelante en el derecho al aprendizaje, aunque aún persisten las barreras.
“La educación es una palanca poderosa para cerrar la brecha de género. En particular, ahora que estamos hablando mucho de tecnología y de inteligencia artificial. Las niñas y mujeres que acceden a la educación pueden acelerar significativamente este proceso”, señala Xiomara Zambrana, directora del Instituto de la Mujer y Empresa (IME), centro de pensamiento estratégico de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Un avance a la educación superior
Los años promedio de escolaridad de los adultos muestran también avances. Los hombres alcanzan 10,9 años de estudio, y las mujeres 10,2. La diferencia puede parecer pequeña, pero se transforma en los niveles de educación superior.
Mientras que en 2012 apenas el 19,5 % de las mujeres accedía a la educación superior, hoy esa cifra sube al 34,2 %, superando al 32,5 % de los hombres.
Por primera vez, la educación superior se convierte en un espacio donde las mujeres lideran, reflejando no solo un cambio estadístico, sino una transformación social que rompe barreras de género.
“La educación superior brinda herramientas para que más mujeres accedan a espacios de liderazgo. En Unifranz impulsamos modelos académicos que fortalecen la participación femenina en distintas disciplinas, preparando profesionales con visión global y capacidad innovadora”, señala Verónica Ágreda, rectora nacional de Unifranz.
Para consolidar este crecimiento, esta Casa de Estudios Superiores impulsa programas como el Instituto de la Mujer y Empresa (IME), que fomenta el liderazgo femenino en el ámbito corporativo, y el programa Code Queens, que ha capacitado a mujeres en marketing digital, comercio electrónico y coaching profesional.
Deudas pendientes
De acuerdo al Censo 2024, los logros se extienden a todos los niveles educativos. La cobertura en educación inicial pasó del 52,7 % en 2012 al 84,4 % en 2024, mientras que la primaria y secundaria alcanzan 98,1 % y 93,3 %, respectivamente. Esto demuestra que la educación ha dejado de ser un privilegio para convertirse en un derecho más cercano a la mayoría de los bolivianos.
Sin embargo, los desafíos persisten. En áreas rurales, la escolaridad y la alfabetización todavía presentan brechas importantes. Factores económicos y culturales dificultan que muchas niñas y jóvenes permanezcan en la escuela o accedan a la universidad.
La paridad nacional no borra las desigualdades locales. Cada región cuenta una historia diferente sobre el acceso y la permanencia educativa. Cada niña que continúa sus estudios, cada mujer que llega a la universidad, simboliza un cambio que va más allá de las aulas.
Bolivia avanza. La alfabetización crece, la asistencia escolar se mantiene alta, la participación femenina en educación superior supera a la masculina y los años de estudio promedio aumentan. Pero detrás de estos números, la historia real es la de miles de niñas y mujeres que rompen barreras cada día, construyendo un futuro más equitativo para todo el país.