La principal particularidad del profesional moderno es su actitud constante para aprender, aún en áreas que no están vinculadas directamente con su formación. Desde las universidades se inculca esa actitud. Por un lado, se enfatiza el aprendizaje de las habilidades blandas como parte de una formación trasversal. También se abre espacio para otros saberes.
Los nuevos profesionales médicos han avanzado en competencias vinculadas con cualidades humanas multidisciplinarias y sensibilidad social. De forma paralela también han desarrollado competencias para el dominio tecnológico.
«El perfil del profesional médico, de acá en adelante, siempre va a tener en cuenta las competencias tecnológicas y la actualización profesional permanente”, asegura el doctor Marco Balboa, director de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Muchas especialidades médicas han evolucionado gracias a la inclusión tecnológica. Balboa menciona alguna de ellas: oncología, imagenología, traumatología o radiología. El uso de este tipo de herramientas permite llegar a diagnósticos más precisos en menor tiempo y realizar tratamientos. Por ejemplo, la fabricación de prótesis impresas en 3D.
Tecnología médica en Bolivia
En el país, muchos hospitales públicos y privados, además de institutos de investigación y universidades, han implementado tecnología de punta para aumentar sus capacidades de resolución de problemas en el ámbito de la salud o la enseñanza.
Según Balboa, la telemedicina es uno de los primeros resultados de la incursión tecnológica en la medicina. Su implementación permite la valoración a distancia en el área rural.
No es la único impacto positivo de la tecnología en la medicina. Por ejemplo, se aprecia avances en la creación de nuevos fármacos y tratamientos. La tecnología mejora las investigaciones médicas y simplifica los procesos. Las innovaciones también se sienten en los procesos de formación. Las universidades cuentan con nuevas tecnologías en las aulas, con simuladores y aprovechan adelantos tecnológicos específicos.
Abordar casos clínicos desde la etapa inicial de su formación es esencial. “Desde el primer semestre, los estudiantes deben ir comprendiendo para qué les sirve lo que están aprendiendo, cómo van a utilizar esa información y adquieren confianza para que, en un nivel intermedio o avanzado de su formación, ya puedan estar en contacto con el paciente”, aclara Balboa.
Inteligencia artificial en el campo médico
En otros países de la región se evidencian experiencias exitosas del uso de la Inteligencia Artificial (IA) para reforzar el trabajo de los médicos. Por ejemplo, algunos hospitales utilizan tablets con algoritmos. Basta colocar los datos del paciente para que la Inteligencia Artificial los relacione con casos atendidos y, en cuestión de segundos, de opciones terapéuticas y tratamientos.
“La inteligencia artificial también está incursionando en la elaboración de nuevos medicamentos, en sacar secuencias para nuevas vacunas, la composición exacta para tratamientos, genética, lectura rápida de patrones del genoma (…), o identificar si hay alguna enfermedad genética en los pacientes”, asegura Balboa.
Estas herramientas permiten a los especialistas tener mayores certezas y mejorar tratamientos. De ahí la importancia de la formación profesional que contemple todos los avances tecnológicos, “por ejemplo, en las mesas de disección digital con realidad virtual y con diferentes programas de simulación que permite afianzar destrezas en el estudiante (…)”.
El vicerrector de Unifranz Santa Cruz, Carlos Dabdoub, sostiene que el nuevo profesional médico tiene que ser una persona innovadora y creativa, interiorizada de los adelantos en su profesión, pero fundamentalmente con mucha sensibilidad social.
“Posiblemente, el médico sea el profesional que tiene mayor relación con la sociedad, porque siempre está lidiando, en los hospitales, con la gente humilde, con sus necesidades, con su pobreza, con su sufrimiento. Por lo tanto, el médico per se, se constituye en un verdadero líder ya que conoce en carne propia el sufrimiento del pueblo”, describe Dabdoub.
El vicerrector asevera que la sociedad actual demanda que los médicos tengan ciudadanía activa. “Nosotros exigimos que nuestros estudiantes, además del conocimiento, también tengan el saber ser, es decir que los profesionales sean íntegros, con valores éticos y morales y que sea un líder en la sociedad”, afirma.
Lo cierto es que la educación superior en este nuevo siglo no solo está centrada en la formación de profesionales sino en la construcción de seres humanos que sean íntegros, con ética y, sobre todo, que cultiven lo que hoy se llaman las habilidades blandas y el trabajo en equipo para resolver problemas.