Mateo Escobar, el diseñador con discapacidad auditiva que rompe barreras y crea oportunidades desde la inclusión

Por Diego Andrés Sabat

Mateo Escobar aprendió a comunicarse con el mundo desde el silencio. Nació con una discapacidad auditiva severa, pero eso no le impidió descubrir su voz en el lenguaje visual. Hoy, con 24 años, está a punto de culminar la carrera de Diseño Gráfico y Producción Crossmedia en Unifranz Cochabamba y demuestra que la creatividad no tiene límites ni barreras cuando se combina con pasión, disciplina y propósito.

Durante su paso por la universidad, Mateo se destacó por su talento y su mirada única. Su manera de entender el diseño, más sensorial que verbal, lo llevó a construir un estilo propio. En cada proyecto, buscó crear piezas que comuniquen más allá del sonido: que hablen con imágenes, con movimiento, con color.

Aprender desde la diferencia

Estudiar en un entorno diseñado para oyentes fue un reto. Mateo tuvo que enfrentarse a clases orales, exposiciones grupales y evaluaciones que dependían del diálogo constante. La lectura labial, el uso de material visual complementario y la colaboración de sus compañeros fueron fundamentales en su proceso académico.

Su directora de carrera, Alejandra Basta, explica que “la inclusión educativa real sigue siendo una deuda pendiente en muchas universidades, pero el compromiso docente y la empatía hicieron la diferencia. En el caso de Mateo, valoramos su evolución personal y su capacidad para transformar la dificultad en una nueva forma de ver el diseño”.

A lo largo de su formación, Mateo también recibió el acompañamiento de docentes que adaptaron sus clases para facilitar su aprendizaje, reforzando la parte visual y práctica de las materias. Ese trabajo en conjunto permitió que no solo avance en su carrera, sino que se consolide como un referente de esfuerzo y sensibilidad creativa dentro del aula.

Creatividad con propósito

Sus compañeros lo definen como una inspiración. “Trabajar con Mateo me enseñó a buscar soluciones creativas más allá de lo convencional. Aprendí que el diseño debe ser accesible, capaz de llegar a todas las personas, sin importar sus discapacidades, edades o idiomas”, comenta Micaela Aramayo, estudiante de la misma carrera.

Hoy, Mateo realiza sus prácticas en Blast, una de las agencias de publicidad más reconocidas de Cochabamba, donde participa en la gestión de cuentas de importantes marcas de bebidas. Su desempeño profesional confirma que el diseño inclusivo no es solo una tendencia, sino una necesidad en la comunicación contemporánea.

Inspirar con el ejemplo

Para Alejandra Basta, la experiencia de Mateo también dejó aprendizajes institucionales. “Nos recordó que cada estudiante necesita un camino propio. En su caso, la empatía, la paciencia y la flexibilidad académica fueron más poderosas que cualquier protocolo”, señaló.

Mateo continúa perfeccionando su portafolio y sueña con desarrollar proyectos que promuevan la accesibilidad comunicacional, diseñando experiencias visuales pensadas para la comunidad sorda. “El diseño me permitió escuchar de otra forma. A través de mis obras, hablo con el mundo”, afirma.

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