Makers, jóvenes que imaginan, exploran y hacen realidad proyectos con herramientas digitales

Makers, jóvenes que imaginan, exploran y hacen realidad proyectos con herramientas digitales

¿Alguna vez escuchó hablar de los makers? Son aquellas personas que le dan significado al hecho creativo. Se trata de sujetos que pueden innovar a través de sus producciones, cuyo elemento diferenciador respecto a cualquier otro inventor es el uso de herramientas tecnológicas actuales, que le permiten crear, imaginar, explorar y hacer realidad sus proyectos.

Con los avances tecnológicos y la inteligencia artificial nuevos conceptos y definiciones están emergiendo en el mundo de la academia y de los puestos laborales. Ése es el caso de los makers que son personas que utilizan las herramientas tecnológicas para fabricar todo tipo de objetos.

Antonio Riveros, CEO de CREOTEC (emprendimiento que fabrica prótesis a bajo costo), define al maker como una persona curiosa y apasionada por conseguir algo. “Normalmente un maker es el que quiere resolver, el que quiere desarmar, el que quiere saber cómo funcionan las cosas y no solo mira por fuera, sino que ve cómo funciona y cómo, después, puede aplicar eso a sus propias ideas”.

Recuerda que durante su niñez era bastante curioso e inventivo y que gracias a su abuelo aprendió a fabricar sus propios juguetes. Cuenta que uno de sus primeros trabajos en la universidad fue crear un sistema de seguridad para una casa y que, al poco tiempo, elaboró un brazo robótico. Considera que la clave de un maker está en curiosear, desarmar las cosas y luego empezar a armar, a crear y a prototipar.

“Todo eso despertó mi pasión por crear, por solucionar cosas, por hacer que la tecnología solucione problemas reales que nosotros tenemos en el día a día”, asegura.

 

En tanto, Daniela García, CEO de Elemental Bolivia, quien participó en la inauguración del FabLab Santa Cruz, asegura que los makers son gente brillante y creativa, “que piensan fuera de la caja y no tienen una edad mínima (…)”.

Cualquier persona puede ser un maker

Cualquier persona puede ser un maker, basta que tenga curiosidad, ganas de aprender cosas nuevas y descubrir, por ejemplo, un proyecto de física, química o biología en el colegio, afirma García.

En el ADN de un maker se encuentra la inquietud por conocer cómo funcionan las cosas porque ellos aspiran a dejar de ser simples consumidores de lo que se vende en el mercado y tratan de adaptarlo a sus gustos y necesidades.

Los makers son una cultura que abarca actividades orientadas a la ingeniería, la impresión 3D, el arte y las artesanías. Hoy, las personas que tienen acceso a herramientas tecnológicas, por ende, también lo tienen a un sinfín de posibilidades para crear sus propios productos.

“He sido una maker, tal vez, unos buenos años después de haber salido de la universidad, porque un maker es quien hace con sus manos. En mi caso, me ha tocado hacer prototipos en robótica, cuando teníamos que probar los proyectos que íbamos a enseñar a los niños, al inicio de nuestra startup Elemental. Es una linda experiencia”, indica García.

Inclusión de género en la cultura maker

García asegura que las nuevas tecnologías están rompiendo paradigmas en cuanto a la inclusión de género ya que, en espacios creativos como los FabLabs, se puede ver que niñas y jóvenes del sexo femenino se desinhiben, quitan los miedos y utilizan herramientas digitales, la realidad aumentada, la realidad virtual, la programación o hacen prototipos con Arduino o impresión 3D.

“Para poder quitarnos el miedo tenemos que venir acá (a un FabLab). Incluso si no hay muchas niñas o chicas, tenemos que ser las primeras. Cuando ya estemos acá, otras niñas, otras adolescentes nos verán y vendrán también”, dice.

Es decir, la aplicación de todas las herramientas tecnológicas en espacios de colaboración y disciplina a disposición de niños, niñas, adolescentes y jóvenes es infinita. 

Los makers se han apropiado de la tecnología y la fabricación de productos tecnológicos innovadores; investigan, recopilan información, hacen lo que necesiten y aprenden en el camino gracias al trabajo en espacios tecnológicos que integran a personas con la misma vocación. Además, comparten redes de información a través de la web.

El término maker nació en 2005 y fue Dale Dougherty quien se apropió de este término y formó todo un movimiento cultural a partir de su revista llamada Make.

FabLab, espacio de co-creación para makers

El FabLab (Fabrication Laboratory) es una red de espacios tecnológicos que ponen a disposición de los makers o usuarios, herramientas y conocimientos necesarios para convertir sus proyectos en realidad. Se trata de una idea global que apunta a compartir conocimientos y contribuir al desarrollo e investigación, creando conocimiento.

Los FabLabs utilizan software de diseño asistido por ordenador de última generación para la creación de prototipos y maquetas para la arquitectura, construcción, diseño industrial o cualquier actividad que necesite la conexión a una computadora para manipular materiales.

El pasado 16 de agosto, la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, abrió las puertas del FabLab Santa Cruz, el mayor laboratorio de fabricación digital de Bolivia, que se encuentra en instalaciones de esta Casa de Estudios Superiores, como un espacio ideal para la participación de los jóvenes, las instituciones educativas y todas las personas que quieren ser parte de la solución a los grandes problemas que afectan al país y al mundo.    

Para Riveros, un laboratorio como el FabLab Santa Cruz hace que los makers ejecuten en poco tiempo sus ideas creativas porque cuentan con todas las herramientas para hacerlo.

“Estoy bastante contento que surja en el país el FabLab Santa Cruz un laboratorio de prototipado como éste, que es lo que necesitan los jóvenes (…), donde puedan plasmar sus sueños, porque innovación y creatividad tenemos de sobra en Bolivia. Esto va a ser un gran impulso para que los nuevos makers, los nuevos ingenieros, los nuevos creadores, innovadores y emprendedores en tecnología, logren prototipar sus sueños acá”, puntualiza Riveros.

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