Leer y escribir en el siglo XXI: la alfabetización como motor de cambio social

La alfabetización es el primer paso que debe dar toda sociedad para garantizar un verdadero avance en la educación. Enseñar a leer y escribir no solo abre las puertas del conocimiento, sino que también constituye la base sobre la cual se construyen la cultura, la ciudadanía y la capacidad de enfrentar los desafíos del siglo XXI. En la era digital, donde la información fluye de manera constante y a gran velocidad, la alfabetización se reafirma como un desafío permanente y un derecho humano esencial.
“Es importante fomentar la lectura y la escritura porque tiene múltiples beneficios para el ser humano y la sociedad en general. Ayuda en el nivel cognitivo, crea crecimiento personal en cuanto a conocimiento y despierta la imaginación”, afirma Roly Lázaro, administrador y gestor de Bibliotecas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Cada 8 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Alfabetización, instaurado por la UNESCO en 1966 con el objetivo de visibilizar la importancia de la lectura y la escritura como herramientas de libertad, dignidad y desarrollo. La efeméride recuerda que millones de personas en el planeta aún no acceden a este derecho fundamental y busca generar conciencia sobre la necesidad de políticas inclusivas que promuevan una alfabetización funcional y crítica, capaz de responder a los retos de la sociedad contemporánea.
Una comunidad alfabetizada logra mucho más que ciudadanos capaces de leer palabras: gana individuos capaces de interpretar el mundo, de ejercer sus derechos y de participar activamente en la vida democrática.
En el campo educativo, leer y escribir son la puerta de entrada al aprendizaje en todas las disciplinas. Lázaro subraya que la lectura y la escritura “se vuelven fuentes de conocimiento en distintas ramas. Los libros especializados y obras literarias documentales son considerados fuentes de información esenciales de educación y formación académica”.
En el terreno cultural, la alfabetización fomenta la creatividad, la empatía y la capacidad crítica. La lectura, explica Lázaro, es también “un viaje y exploración hacia otras realidades. Permite crear un sentimiento de empatía del escritor con el lector”. De esta forma, la alfabetización no sólo amplía el horizonte individual, sino que fortalece los lazos sociales, ya que compartir historias, reflexiones y conocimientos enriquece el tejido colectivo.
A nivel personal, leer y escribir mejoran la memoria, reducen el estrés, ayudan a prevenir enfermedades como el Alzheimer, amplían el vocabulario y fortalecen la comunicación oral y escrita. Todos estos beneficios tienen un impacto directo en la calidad de vida de las personas y en su capacidad de insertarse en el mundo laboral y académico con mayores herramientas. Como señala Lázaro, “todo el conocimiento que ofrece la lectura desemboca en el desarrollo y aplicación de los mismos en el entorno laboral o académico”.
En Bolivia, los avances en materia de alfabetización son significativos. En 2008, el país fue declarado “territorio libre de analfabetismo”, gracias a programas de alfabetización masiva, y los datos más recientes del Censo de Población y Vivienda 2024 confirman una consolidación de esos logros. La tasa de alfabetización en personas mayores de 15 años alcanzó el 95,9 %, mientras que el analfabetismo se redujo a apenas el 3,94 %. Estos indicadores colocan al país por encima del promedio regional y reflejan el impacto sostenido de programas como “Yo sí puedo” y sus fases de post-alfabetización.
El censo también muestra mejoras en las áreas rurales, donde históricamente se concentraban los mayores índices de analfabetismo. Allí, la tasa pasó del 77,7 % en 2005 al 89,1 % en 2023, gracias al trabajo comunitario, la radio educativa y la labor de facilitadores voluntarios. Sin embargo, aún persisten brechas por género, etnicidad y nivel socioeconómico: mientras el 97,8 % de los hombres sabe leer y escribir, en mujeres la cifra es del 93,4 %, y entre la población indígena desciende al 92,1 %.
Estos datos confirman que la alfabetización en Bolivia se encuentra en una etapa de consolidación, pero enfrenta nuevos retos. En la actualidad, ya no basta con aprender letras y números: es necesario impulsar una alfabetización digital y crítica que permita a los ciudadanos desenvolverse en un entorno saturado de información y tecnologías en constante evolución.
Como recuerda Lázaro, la lectura no solo amplía conocimientos, sino que abre la mente a nuevas posibilidades y brinda herramientas para enfrentar los desafíos de una sociedad globalizada.
El desafío, por tanto, no termina con reducir las tasas de analfabetismo. La alfabetización debe entenderse como un proceso dinámico que asegura inclusión, equidad y participación ciudadana. En un mundo digital, alfabetizar también significa enseñar a interpretar datos, discernir información confiable y comprender códigos tecnológicos. En este sentido, la educación boliviana enfrenta el reto de garantizar que todos sus ciudadanos tengan las competencias necesarias para desenvolverse en un siglo XXI marcado por la interconexión y la innovación.