La transformación digital establece desafíos educativos y laborales en los jóvenes

Por Aldo Juan Peralta Lemus

La aceleración tecnológica, transformación digital y crisis socioeconómicas, inciden las formas de aprender, trabajar y construir futuro.

Las juventudes en América atraviesan una etapa marcada por profundos cambios en los ámbitos educativo y laboral. La aceleración tecnológica, transformación digital y crisis socioeconómicas, inciden las formas de aprender, trabajar y construir futuro. Estas nuevas dinámicas no solo impactan en la empleabilidad de millones de jóvenes, sino que también exigen una renovación urgente de políticas públicas, sistemas educativos y modelos de inclusión.

Durante el VI Foro Internacional de Innovación Educativa (FIIE Unifranz 2025), se presentó una propuesta estratégica para transformar los sistemas educativos en América Latina y el Caribe. Daniela Trucco, oficial superior de la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), ofreció una mirada renovadora sobre los desafíos y oportunidades para rediseñar la educación en la región.

“Entre estas principales transformaciones asociadas al futuro del trabajo, se encuentran transformaciones tecnológicas, en particular la asociada a la cuarta revolución tecnológica y la revolución digital asociada con un mayor riesgo, por ejemplo, de automatización de algunas funciones y de algunos ámbitos del trabajo y también, al mismo tiempo, con un mayor riesgo de precarización del empleo”, explica la experta.

En el plano educativo, las tendencias apuntan hacia la digitalización del aprendizaje, el uso de plataformas virtuales, la educación híbrida y el acceso a contenidos en línea. Sin embargo, esta transición ha puesto en evidencia las brechas de conectividad y desigualdad. 

“A pesar de los significativos avances en términos de acceso y progresión a la educación escolar, durante las últimas dos décadas en los países de la región (América latina y el Caribe), persisten grandes desafíos tanto en cobertura como en calidad educativa, que además están marcados por la desigualdad”, sostiene Trucco.

Si bien muchos adolescentes y jóvenes adoptan con facilidad las herramientas tecnológicas, otros —especialmente en zonas rurales, comunidades indígenas o sectores empobrecidos— enfrentan serias limitaciones para acceder a una educación de calidad. A ello se suman problemas de deserción escolar, bajo rendimiento y escasa orientación vocacional.

“La desigualdad socioeconómica marca de manera clave las oportunidades de acceso y especialmente de finalización de la escolaridad, especialmente en la secundaria”, enfatiza la experta.

Además, existe una creciente demanda por nuevas habilidades: pensamiento crítico, resolución de problemas, creatividad, manejo digital y trabajo en equipo, competencias que los sistemas educativos tradicionales aún no han incorporado plenamente. El desajuste entre la formación académica y las necesidades reales del mercado laboral genera frustración entre los jóvenes y dificulta su inserción en empleos dignos.

“Las juventudes de la región enfrentan una delicada situación laboral y varios obstáculos para alcanzar una inclusión laboral plena. Vemos en general que enfrentan mayores tasas de desempleo tres veces más que los adultos sobre 30 años”, explica Trucco.

En el campo laboral, los retos son igualmente complejos. América Latina registra altas tasas de desempleo juvenil, empleo informal y subempleo. Los jóvenes acceden a trabajos precarios, sin estabilidad ni derechos laborales, lo que limita su autonomía económica y desarrollo personal. 

Sin embargo, también emergen nuevas oportunidades: el crecimiento del trabajo freelance, el auge de la economía digital, el emprendimiento social, y sectores como la tecnología, energías renovables y cuidados. Los jóvenes lideran muchas de estas iniciativas, mostrando capacidad de adaptación y creatividad.

Para construir sociedades más cohesionadas, sostenibles y democráticas, y garantizar la empleabilidad en el futuro, será fundamental fortalecer habilidades como el pensamiento crítico, la empatía, la perseverancia y la adaptabilidad.

Además, es fundamental garantizar el acceso equitativo a la educación, promover políticas de empleo juvenil, fomentar el emprendimiento y escuchar activamente la voz de las juventudes. Su inclusión, participación y liderazgo son esenciales para construir un futuro con sostenibilidad e innovación en toda la región.

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