Hay un adagio que dice que ‘sin salud mental tampoco hay salud física’ y viceversa. Uno puede estar bien físicamente, pero basta que un problema o un pensamiento acongoje a la persona, por más vitalidad que tenga, para que se sumerja en un estado de ánimo decaído o preocupado.
La salud mental es una sensación de bienestar que cada uno tiene consigo mismo y es un equilibrio entre lo que uno piensa, siente y dice.
La directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Liudmila Loayza, indica que la pandemia y el contexto actual de las redes sociales han aumentado los indicadores del trastorno depresivo en los adolescentes y en las mujeres, aunque la prevalencia de la depresión en mujeres siempre ha sido de dos mujeres deprimidas por un hombre deprimido.
“Asimismo, por ejemplo, los jóvenes no eran un grupo tan vulnerable como ahora. La pandemia por el Covid-19, así como el contexto en el que vive hoy el adolescente, que es ya un ser social dentro de las redes sociales, potencializan la vulnerabilidad que de por sí ya tiene el adolescente al estar en una etapa de transición», puntualiza.
Salud mental
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud mental como “un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”.
Loayza asegura que la salud mental tiene una gran importancia para el desempeño del ser humano.
“Este estado es importante para el comportamiento humano porque, en la medida en que exista un equilibrio entre la salud física con la salud emocional, la persona puede ser funcional en todas las áreas de su vida, como el colegio, la universidad, el trabajo o la familia”, indica.
Trastornos que dañan la salud mental
El trastorno mental es una patología del campo de la salud mental. Es todo aquello que se aleja de lo normal. Por ejemplo, es normal que yo pueda estar triste, pero ya es patológico que puede estar mucho tiempo triste sin tener una causa, como sucede con la depresión.
“Muchas cosas pueden detonar un trastorno mental en una etapa determinada de la vida (…). En este último tiempo, lo que se está viendo es que han aumentado los trastornos mentales del estado del ánimo, como el trastorno de ansiedad y la depresión», agrega Loayza.
Tipos de trastornos mentales
Las principales enfermedades mentales, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son:
Ansiedad: Se caracterizan por un miedo y una preocupación excesivos y por trastornos del comportamiento conexos.
Depresión: La persona experimenta un estado de ánimo deprimido o una pérdida del disfrute o del interés en actividades, la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas.
Bipolaridad: Las personas afectadas experimentan episodios depresivos alternados con períodos de síntomas maníacos.
Trastorno de estrés postraumático: Puede desarrollarse después de la exposición a un suceso o serie de sucesos extremadamente amenazantes u horribles.
Esquizofrenia: Se caracteriza por una importante deficiencia en la percepción y por cambios de comportamiento.
Trastornos del comportamiento alimentario: Se caracterizan por alteraciones en la alimentación y preocupación por los alimentos, así como por problemas notables de peso corporal y forma (anorexia nerviosa y bulimia nerviosa).
Trastornos de comportamiento disruptivo y disocial: Se caracterizan por problemas de comportamiento persistentes, desafiantes o desobedientes, que violan de manera permanente los derechos básicos de los demás.
Trastornos del neurodesarrollo: Dan lugar a dificultades considerables en la adquisición y ejecución de funciones intelectuales, motoras o sociales específicas.
Ansiedad y depresión no van juntas
La ansiedad y la depresión son trastornos diferentes, solo que suele haber confusión. La ansiedad es un miedo anticipatorio, es estar siempre intranquilo ante cualquier situación, estar en un estado de alerta.
“Voy a ir a trabajar y de pronto ya estoy en estado de alerta porque no sé si voy a conseguir movilidad, si voy a llegar tarde, me pongo en un estado de alerta, angustiada, igual pienso que me va a suceder algo malo en la universidad o en el colegio o en otro ambiente, es un estado de alerta», señala Loayza.
En tanto, la depresión es un estado de ánimo decaído en el que la persona se siente triste sin sentido en la vida. Sin embargo, en el trastorno de ansiedad se puede dar un síntoma depresivo, o sea en algún momento la persona puede sentirse triste.
Sólo el psicólogo podrá determinar, previa una valoración certera, qué tipo de trastorno – ansiedad, depresión u otro- está atravesando una persona.
Datos de la OMS respecto a esta enfermedad
Los trastornos de salud mental aumentan el riesgo de otras enfermedades y contribuyen a lesiones no intencionales e intencionales.
La depresión continúa ocupando la principal posición entre los trastornos mentales, y es dos veces más frecuente en mujeres que hombres. Entre el 10 y 15% de las mujeres en países industrializados y entre 20 y 40% de las mujeres en países en desarrollo, sufren de depresión durante el embarazo o el puerperio.
Los trastornos mentales y neurológicos en los adultos mayores, como la enfermedad de Alzheimer, otras demencias y la depresión, contribuyen significativamente a la carga de enfermedades no transmisibles.
Para los trastornos afectivos, de ansiedad y por consumo de sustancias en adultos, graves y moderados, la mediana de la brecha de tratamiento es de 73,5% en América. La brecha para la esquizofrenia es de 56,9%, para la depresión es de 73,9% y para el alcohol es de 85,1%.
El gasto público mediano en salud mental en toda la región es apenas un 2,0% del presupuesto de salud, y más del 60% de este dinero se destina a hospitales psiquiátricos.