¿La inteligencia artificial tiene derechos?

¿La inteligencia artificial tiene derechos?

Se dice que la inteligencia artificial llegó para quedarse y facilitarle la vida a la gente. Desde que uno se levanta hasta que se acuesta, sin darse cuenta, aprovecha cada uno de los beneficios que brinda.

Sin embargo, surgen dudas respecto a su existencia, sus derechos y obligaciones. Con seguridad, cualquier respuesta en relación a esta interrogante será compleja.

Alberto Salamanca, director de la carrera de Derecho de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asegura que, a fin de no alarmar a la sociedad, las escuelas científicas han acordado que la inteligencia artificial no tiene derechos y justifican su posición desde perspectivas filosóficas y axiológicas.

La inteligencia artificial no tiene derechos legales como los seres humanos, pero sí tiene capacidad de procesamiento de datos y toma de decisiones”, indicó el académico a tiempo de precisar que se trata de una creación humana y no un ser vivo con derechos.

Adicionalmente, la inteligencia artificial no tiene la capacidad de sentir o experimentar emociones como los seres humanos.

Respecto a las obligaciones, la inteligencia artificial no tiene obligaciones, sólo sigue los comandos y directrices que se les han programado. “Utiliza y aplica protocolos para comunicarse e intercambiar información con otros sistemas, a fin de garantizar su uso ético y seguro”, explica.

Protocolos para su uso ético y seguro

Existe una vasta normativa legal que regula su uso, tales como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), la Ley de Privacidad del Consumidor de California (CCPA) y los principios éticos establecidos por organizaciones como la Asociación para el Avance de la Inteligencia Artificial (AAAI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Salamanca advierte que la IA debe cumplir con leyes y regulaciones relacionadas con la privacidad de datos, seguridad cibernética, discriminación, transparencia y responsabilidad.

“Las leyes y regulaciones buscan proteger los derechos y la privacidad de los individuos, pero la inteligencia artificial, en sí misma, no tiene estos dos atributos. Aunque siga protocolos y directrices, no tienen una obligación moral o ética como los seres humanos. Son herramientas creadas por humanos para realizar tareas específicas”, puntualiza el académico.

Tipos de Inteligencia Artificial

Salamanca indica que existen dos (2) tipos de inteligencia artificial:

– IA con Algoritmos Deterministas.  Se trata de un conjunto de instrucciones, que produce la misma salida para una entrada dada, sin importar cuántas veces se ejecute.

No hay elementos aleatorios o incertidumbre en su ejecución, lo que significa que siempre generará el mismo resultado predecible para una entrada específica. Esto se debe a que cada paso del algoritmo está definido de manera precisa y no depende de factores externos.

– IA con Algoritmos Estocásticos o Cognitivos. Utiliza elementos aleatorios o de probabilidad en su ejecución. Esto significa que la salida o respuesta no siempre será la misma para una entrada dada, incluso si se ejecuta varias veces. Los algoritmos estocásticos se utilizan a menudo en áreas como el aprendizaje automático y la toma de decisiones probabilísticas.

“Este tipo de IA se los analiza principalmente en robots. Se dice que un robot tiene ‘corazón determinista’ o tiene ‘corazón estocástico o cognitivo’. Andrés Ortega Klein en su libro La Imparable Marcha de los Robots indica que ‘(…) el comportamiento de un robot determinista, requiere poca o ninguna supervisión humana, aunque está básicamente preprogramado y esencialmente determinado”, añadió.

Sin embargo, los robots cognitivos basados en la inteligencia artificial aprenden de experiencias pasadas y calibran sus algoritmos, por lo que su comportamiento no será perfectamente predecible y probablemente se convertirá en un problema digno de una seria atención y reflexión ética.

En otra clasificación de la IA encontramos la IA débil y la IA fuerte, donde la primera está diseñada para realizar tareas específicas y la segunda tiene capacidad cognitiva. De allí se deriva a una nueva forma de IA como son las inteligencias artificiales, que son capaces de crear contenidos textuales, gráficos, creativos.

La Inteligencia Artificial Generativa es un campo de la Inteligencia Artificial que se enfoca en crear sistemas capaces de generar contenido nuevo, como imágenes, música o texto, de manera autónoma y creativa  

La protección de las obras generadas por la IA puede ser compleja, ya que la autoría y los derechos de propiedad intelectual pueden ser difíciles de determinar. Actualmente, la protección legal de estas obras varía según la jurisdicción y puede requerir una evaluación caso por caso.

El caso del robot Sophia

En octubre de 2017, el robot Sophia recibió el Derecho a la Nacionalidad de Arabia Saudita y podría participar de elecciones generales y, si la desconectan, podría considerarse asesinato.

“Estos diminutos ejemplos de derechos que se conceden a la Inteligencia Artificial llevan a repensar el futuro y lo que podría ser en relación al debate de los derechos y obligaciones de estas herramientas digitales. Desde la perspectiva jurídica, el momento que concedes derechos, nacen obligaciones para los demás y el momento que se establecen obligaciones, también se constituyen los derechos frente a los obligados”, explicó Salamanca.

En suma, la IA no tienen obligaciones, solo siguen los comandos, protocolos y directrices que se les han programado, pero no tiene una obligación moral o ética como los seres humanos. Son herramientas creadas por humanos para realizar tareas específicas.

La IA tampoco tiene moral propia (entendida como un conjunto de principios y valores que guían el comportamiento y las decisiones de una persona o sociedad), pero puede proporcionar información y perspectivas éticas basadas en principios y valores humanos.

Es decir, según Salamanca, sigue principios y valores éticos programados por los humanos para determinar lo que se considera correcto e incorrecto en una situación determinada.

Los protocolos que programan los humanos son obligaciones que debe cumplir la IA. Si un humano quisiera vulnerar el código fuente (la programación) de una IA para generar daño, la IA, cumpliendo ciertos protocolos de protección y seguridad, hará respetar sus derechos para que no sea vulnerado su ‘corazón’ (algoritmo determinista o cognitivo).

La humanización de la IA

Casos como el de la Robot Sophia o de los Jueces Robots en China son una muestra de un proceso de humanización de la IA. Por ejemplo, a los jueces robots chinos les asignan una figura femenina porque generan mayor confianza en los usuarios de ese sistema.

“En la actualidad se reconocen una serie de derechos a las montañas, los lagos, la naturaleza o los animales como si fueran sujetos de derechos y no simples objetos. Por tanto, a futuro, no debería descartarse la posibilidad que surjan derechos para la inteligencia artificial”, dijo Salamanca.

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