La inteligencia artificial comienza a redactar el futuro legal

La inteligencia artificial (IA) ya no solo analiza datos ni predice tendencias; ahora escribe leyes. Emiratos Árabes Unidos dio un paso disruptivo al crear la primera Oficina de Inteligencia Legislativa del mundo, un organismo estatal que integrará algoritmos y big data en la redacción normativa. Lo que hasta hace poco era ciencia ficción, hoy es una realidad. La inteligencia artificial comenzó a reformular la forma en que concebimos la producción legal.

“El uso de la inteligencia artificial permitirá generar leyes mucho más precisas, basadas en datos reales de la población y sus necesidades, reduciendo los márgenes de error humano y la lentitud del proceso legislativo, así como el riesgo de corrupción”, explica Alberto Salamanca, abogado experto en LegalTech y director de la carrera de Derecho de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

En el caso de Emiratos Árabes Unidos (EAU), el plan contempla una transformación total del ecosistema legislativo. Con el uso de IA, las leyes podrían redactarse hasta un 70% más rápido, eliminando redundancias, adaptándose dinámicamente a los cambios sociales y asegurando la interoperabilidad entre instituciones públicas. 

Según el jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum, esta nueva metodología «hará que el proceso de creación de leyes sea más rápido y preciso». La IA será alimentada con bases de datos que incluyen leyes actuales, sentencias, procedimientos administrativos, y variables económicas y sociales, lo que permitirá prever necesidades y vacíos legales.

Para Salamanca, la precisión es uno de los principales atributos de esta nueva etapa.

“Al cargar datos sobre la realidad económica, jurídica y cultural de la población, se generan leyes ajustadas al contexto real, no solo a ideales normativos», expresa. Además, sostiene que la IA introduce una ventaja crucial: la reducción a cero de la corrupción en el proceso de redacción legislativa, al eliminar la interferencia de intereses humanos. 

“El procedimiento legislativo, que es tradicionalmente formal, largo y complejo, se vuelve más ágil y éticamente sólido con el uso de la inteligencia artificial”, acota el experto.

Sin embargo, no todo es eficiencia. Los riesgos y desafíos también están presentes. Uno de los principales dilemas éticos es el de la representatividad. ¿Qué ocurre cuando los datos no reflejan adecuadamente a grupos minoritarios o excluidos? Salamanca reconoce esta preocupación, pero aclara que depende del contexto sociocultural.

“EAU tiene una sola comunidad con valores homogéneos, lo que facilita la integración de IA sin mayores riesgos de exclusión. Pero en países con diversidad cultural y étnica, como los latinoamericanos, hay que ser extremadamente cuidadosos”.

En otras palabras, mientras que Emiratos Árabes puede permitirse un modelo unificado y automatizado, otras regiones deberán desarrollar sistemas más inclusivos, que aseguren que las minorías no queden fuera del diseño legal. De lo contrario, la automatización podría replicar –o incluso amplificar– los sesgos preexistentes en las estructuras de poder.

Un debate que recién comienza

Más allá de la redacción de leyes, en Cataluña, España, se implementó el sistema AI4JUSTICE, una herramienta de IA para agilizar la redacción de sentencias en casos simples y repetitivos. Su aporte no es tanto legislativo como judicial y operativo. No obstante, muestra el enorme potencial de estas tecnologías. Con AI4JUSTICE, un grupo de 20 jueces ha logrado ahorrar hasta 12.000 horas anuales, lo que se traduce en más de 500.000 euros de ahorro. La IA utilizada en este caso realiza búsquedas semánticas sobre jurisprudencia, generando decisiones coherentes con antecedentes similares.

Este contraste entre el modelo centralizado y predictivo de EAU y el enfoque funcional de Cataluña permite proyectar diversos escenarios para el futuro de la legislación digital. ¿Qué ocurrirá cuando los marcos normativos sean íntegramente diseñados por sistemas algorítmicos? ¿Quién será responsable de sus errores? ¿Qué legitimidad tendrá una ley redactada por una máquina?

Salamanca opina que este debate apenas está comenzando. “La ética legal está asegurada si los datos están bien estructurados y los sistemas son transparentes. Pero necesitamos marcos regulatorios que definan límites y responsabilidades”, observa el docente de Unifranz.

El avance de la inteligencia artificial en la creación de leyes abre un nuevo capítulo para la gobernanza global. La promesa de eficiencia, precisión y transparencia es poderosa, pero también exige vigilancia y regulación. La ley del futuro podría nacer del código, pero deberá seguir respondiendo a los principios de justicia y equidad que han guiado a las sociedades humanas durante siglos.

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Manuel Joao Filomeno Nuñez

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