Por Manuel Filomeno
Si bien en muchos lugares del mundo las criptomonedas son aceptadas como medios de pago para la compra de bienes y servicios, en Bolivia esto aún no se hace realidad, a pesar del reciente levantamiento de la prohibición de su uso. Esto podría cambiar gracias a un factor determinante: la confianza.
A partir del levantamiento de la prohibición del uso de criptomonedas en el país, en junio pasado, cada vez más bolivianos optan por estas como un activo de inversión e intercambio, sin embargo, aún no se han convertido en un medio de pago masivo o aceptado por la mayoría de los sectores económicos.
“Para hacer una transacción son necesarias dos personas, una que venda y una que quiera comprar. La que vende tiene que estar dispuesto a aceptar una criptomoneda o token como un medio de pago, si esa persona, grupo o empresa no están dispuestos a aceptar este activo, no lo van a hacer, independientemente de la normativa, por lo tanto, la posibilidad de uso de estas va a depender completamente de la confianza que exista en estas monedas digitales”, explica Orlando López, economista financiero especializado en gestión de riesgos y docente de la carrera de Ingeniería Económica de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
El experto señala que esta confianza se construye en base a información y a la observación de los mercados.
“Existen criptoactivos que tienen valores más o menos estables que no registran variaciones demasiado grandes en su cotización, otros que están indexados al valor del dólar y otros que son muy volátiles, por lo que es importante que el público se informe sobre la criptomoneda que quiera comprar y utilizar, esto se aplica también a su uso como medio de pago”, explica.
Por ejemplo, si una persona que cuenta con cierto monto de USTD (criptomoneda indexada al valor del dólar) quisiera comprar algún producto, este podría pagar el precio al tipo de cambio del dólar.
Pero, si en cambio quisiera hacer la transacción en Bitcoin u otra moneda más volátil, la compra podría generar una pérdida o una ganancia, dependiendo de las fluctuaciones de la cotización.
“Lo mismo va para el vendedor, pero es un tema de confianza, no solo entre partes, sino también con la misma moneda. El uso de criptomonedas requiere de confianza, la cual, al ser un sistema no regulado por ningún gobierno, puede ser difícil de tener, pero esta se puede construir con información y observación de los mercados”.
Sin embargo, esta confianza puede ser difícil de alcanzar sin un marco regulatorio, cosa que en el país no existe.
“El Banco Central de Bolivia (BCB) levantó la restricción al uso de cripto, pero no ha normado su uso. Inclusive, en la resolución que autoriza la compra, venta e intercambio indica que no se responsabiliza por las pérdidas en las que el público pueda incurrir”, aclara el experto.
Al momento del levantamiento de la restricción, el BCB señaló que un activo virtual no es una moneda de curso legal, no es efectivo y no existe obligación, por parte de la población, para recibirlos como medio de pago, por lo que los riesgos inherentes al uso y comercialización de los mismos serán asumidos por los usuarios de dichos activos.
A pesar de esto, actualmente, en Bolivia existen más de 250 mil billeteras activas para transacciones con criptomonedas, y el BCB estima que entre 7 y 10 millones de dólares se transan cada mes. Esta apertura podría aumentar significativamente estos números, impulsando una mayor adopción de criptomonedas en el país, lo que muestra un interés muy fuerte en el uso de estos activos digitales.
Su uso en el mundo
El primer uso de un criptoactivo para la compra de un producto o servicio se dio en 2010, cuando Laszlo Hanyecz, un programador de Jacksonville, Florida, publicó un mensaje en un foro ofreciendo 10.000 bitcoins a quien le entregara dos pizzas. Jeremy Sturdivant, conocido en línea como «Jercos», aceptó la oferta y así, el 22 de mayo de 2010, se realizó la primera compra de bienes con Bitcoin. Este día es ahora celebrado anualmente como el «Bitcoin Pizza Day«.
Hanyecz pagó 10.000 bitcoins por dos pizzas de Papa John’s, lo que en ese momento equivalía a unos 41 dólares. Hoy, esa cantidad de Bitcoin tendría un valor de más de 330 millones de dólares, incluso considerando las recientes fluctuaciones en su precio. Este hecho no solo subraya el crecimiento explosivo de Bitcoin sino también la fe y la visión de sus primeros usuarios.
López señala que, actualmente, muchas empresas de Estados Unidos, Asia y Europa reciben pagos en las criptomonedas más populares, sin embargo, aún falta mucho para que este sea considerado un medio de pago masivo.
“En el mundo hay muchas empresas que operan con criptomonedas, porque están dispuestos a aceptarlas porque conocen los riesgos y existe la confianza de que esas transacciones son seguras, sin embargo, todavía son pocas”, acota.
Por otra parte, en El Salvador, país que adoptó el Bitcoin como moneda de curso legal en 2021 y estableció un sistema de billetera digital para facilitar su uso, solo el 14% de las empresas del país aceptan pago con la criptomoneda, de acuerdo a datos gubernamentales.
Aun así, el experto indica que en el país ya se plantean estrategias para utilizar las criptomonedas como un medio de captación de inversiones e intercambio.
“En Bolivia, en el oriente, especialmente en el tema del agro se está impulsando atraer inversiones a través de las criptomonedas. De la misma manera, se han realizado estudios en el sector de la quinua, que está viendo como alternativa de inversión y fondeo el recurrir al mercado cripto, pero para eso es necesario tener alguien que quiera invertir y que podamos vender nuestra quinua tasando o aceptando una criptomoneda como medio de cambio”, agrega.
También en el ámbito empresarial, el presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Pablo Camacho, resaltó que los criptoactivos serán una alternativa para la importación y el pago a proveedores. La CNI está preparando cursos para educar a industriales y comerciantes informales sobre el uso seguro de las criptomonedas. Aunque el impacto no será inmediato, Camacho confía en que esta medida aliviará la situación económica.