La educación transforma vidas, empodera a las mujeres y abre nuevas oportunidades para la construcción de un mundo más justo, pacífico, equitativo, próspero y sostenible. Es una herramienta “potente” para la igualdad de género, ya que aleja a la mujer de estereotipos y roles preestablecidos en la sociedad, que muchas veces la encierran en círculos de pobreza.
“La educación es una herramienta esencial para el empoderamiento de la mujer, es un motor de movilidad social y de cambio. La mayor parte de las mujeres que no han tenido acceso a la educación tienen trabajos precarios que las encierran en el círculo de la pobreza. Combatir las desigualdades de género a través de la educación facilita el crecimiento económico, la estabilidad social, y fortalece la democracia y la equidad a nivel global”, señala Verónica Ágreda, rectora de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz y CEO del Instituto de la Mujer y Empresa (IME).
Este 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, una fecha que nos permite reflexionar sobre la necesidad de mejorar las prácticas, promover el liderazgo femenino y la inclusión de las mujeres en todos los ámbitos, entre ellos la educación, como clave para promover la igualdad de género.
“La educación es la herramienta más poderosa que las mujeres tienen para cambiar el mundo”, apunta por su parte Ximena Rosales, estudiante universitaria, quien cree que “el mundo necesita más mujeres empoderadas y líderes con impacto social para avanzar en la equidad de género”.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, establece a la igualdad de género y el empoderamiento de las niñas y las mujeres como un objetivo independiente en el “ODS 5”, ligado estrechamente al “ODS 4” que se enmarca en el derecho a una educación inclusiva, equitativa y de calidad y al aprendizaje a lo largo de toda la vida.
Para Ágreda, la innovación, la educación digital y visibilizar sus logros representan oportunidades para el empoderamiento de las mujeres: “ no basta con conseguir que haya más mujeres en las aulas, o que exista paridad en el número de educadoras y educadores. Nuestra labor debe ir más allá. Debemos tener la capacidad de construir un mundo en igualdad de oportunidades, más equitativo y sustentable”.
Para ello es necesario unir fuerzas entre actores sociales y cerrar la brecha de género, porque ahí radican las mayores desventajas para las mujeres. Ágreda considera que “la educación es el camino a un futuro mejor”.
La ciencia y la tecnología no tienen género
Este empoderamiento educativo se da sobre todo cuando las mujeres rompen estereotipos y entran en campos tradicionalmente masculinos, como la ciencia, la tecnología, la investigación y los negocios.
“La ciencia no tiene género, solo mentes brillantes”, dice Faviana Soliz, estudiante de periodismo, rememorando la célebre frase de María Curie –científica que descubrió el Radium– para valorar y reconocer el talento científico más allá de las barreras de género.
Para Lucía Alvarado, coordinadora nacional de Investigación de Unifranz y miembro de la Organización Mujeres en Ciencia para el Mundo en Desarrollo (OWSD), es importante resaltar que existe una brecha de género en la educación, un tema que debe ser resuelto.
Datos de ONU Mujeres, aseguran que a nivel mundial, hay mayor asistencia de mujeres jóvenes que de hombres en la educación terciaria; no obstante, en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, las mujeres conforman sólo el 35 % del alumnado. En el campo de la tecnología de la información y las comunicaciones, la participación de las mujeres es sólo del 3 %.
“Eso no es algo reciente, es una brecha histórica, que viene de hace muchos años, incluye también el acceso a educación superior, estudios de postgrado y generalmente el trabajo en centros de producción de conocimiento como son centros de investigación, laboratorios y áreas tecnológicas”, expresa.
Si bien a nivel mundial, las mujeres ya han encontrado cierta paridad en la formación a nivel postgrado, según Alvarado, en América Latina todavía existe una brecha de acceso para las mujeres a carreras tecnológicas y en el área STEM (Ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), lo que indica que hay menos representatividad en estas carreras y resta oportunidades, no solo a las mujeres, sino al mundo en su conjunto.
“El hecho de que no tengamos esta equidad en la formación a nivel de estas áreas, indica que estamos perdiendo la oportunidad de contar con futuras mentes brillantes que podrían contribuir con diferentes soluciones a problemáticas a nivel mundial, pero si tenemos una exclusión de género, estaremos desaprovechando oportunidades”, puntualiza.
La investigadora apunta que ése es, justamente, el motivo por el cual se tiene que aumentar la participación de las mujeres en estas carreras, para contar con diferentes puntos de vista que puedan dar alternativas a las diferentes problemáticas que se tienen a nivel mundial.
“Es importante que se pueda mejorar esto y es justamente el motivo por el cual se tiene que aumentar la participación de las mujeres en estas carreras, tanto en el nivel de formación universitaria como en el nivel de postgrado, para que posteriormente podamos tener soluciones que estén enfocadas desde diferentes puntos de vista que realmente puedan dar alternativas a las diferentes problemáticas que se tienen a nivel mundial”, explica.
Para la experta, “por eso es muy importante, fomentar no solo que las mujeres hagan y produzcan ciencia y un conocimiento sólido, sino también disminuir las brechas de género en todos los niveles”.
Por su parte, Grecia Bello, coordinadora del FabLab Santa Cruz, afirma que el estudio de ciencias y tecnología tiene un impacto enorme para las mujeres, ya que las empodera, al dotarlas de pensamiento lógico y hacerlas competir en un ámbito actualmente dominado por hombres.
“La programación y tecnología empoderan a las mujeres en diferentes aspectos de su vida, primeramente, otorgan un pensamiento más lógico que te ayuda a resolver problemáticas. Segundo, te otorgan herramientas para independizarte económicamente y tercero, perteneces a una comunidad, en este caso la comunidad maker, que mayormente está conformada por hombres, lo cual es genial porque aprendes a confiar en ti y a desarrollar habilidades como hablar más fuerte, pensar más fuerte y actuar con más ganas”, explica.
Creatividad, fuerza y emprendimiento
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), indica que el empoderamiento económico de las mujeres es un pilar fundamental de la igualdad de género y una precondición necesaria para el logro de todos los objetivos de desarrollo sostenible.
“No hay nada más fuerte que una mujer que sabe lo que quiere. Y yo escogí ser creativa”, expresa Camila Crespo, estudiante de la carrera de Publicidad y Marketing.
Otro de los campos en los que el empoderamiento de la mujer es clave es el laboral y empresarial, ya que la independencia económica es un “escudo” para afrontar la violencia. Para Ágreda, “si generas tus propios recursos o los recursos suficientes como para seguir adelante en tu vida, se rompe esos estereotipos”.
“Ha sido fundamental el ingreso de las mujeres al mercado laboral (..). Los países latinoamericanos florecieron y Bolivia ha reducido su pobreza a la mitad, porque la mujer ha entrado a trabajar y ése es el impacto más claro”, señala.
“El empoderamiento de las mujeres es la clave para el desarrollo sostenible y la eliminación de la pobreza», dice, por su parte, Nicole Vila, estudiante de Periodismo.
En esa línea, el Instituto de la Mujer y Empresa (IME), junto al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD en Bolivia), se prepara para presentar el estudio “Perfil de la Mujer Emprendedora en Bolivia: Dinámicas de emprendimientos liderados por mujeres en la economía informal”, un esfuerzo que se suma al trabajo que encamina para potenciar la innovación y liderazgo femenino a través de una comunidad global de mujeres emprendedoras y empresarias.
“La mayoría de los emprendimientos en Bolivia, son liderados por mujeres, imaginemos si las apoyamos, vamos a impulsar el crecimiento económico y sostenible del país y vamos a alcanzar metas que nunca hemos logrado”, señala Xiomara Zambrana, directora adjunta del IME.
La educación herramienta de empoderamiento
La rectora de Unifranz identifica claves que ratifican que la educación es la herramienta principal para el empoderamiento femenino:
- La educación brinda a las mujeres la oportunidad de competir en igualdad de condiciones en diversas esferas de la vida.
- Desarrolla competencias de pensamiento crítico y habilidades para la vida que las prepara para el mercado laboral, mejorando sus condiciones de empleabilidad o habilidades para emprender. Amplía sus oportunidades de tener carreras exitosas.
- La educación está directamente relacionada con la capacidad de obtener empleos mejor remunerados, lo que otorga a las mujeres empoderamiento económico e independencia financiera. Un factor clave para prevenir la violencia de género.
- Las mujeres educadas pueden tomar decisiones informadas sobre su vida personal, profesional y su salud y por ende esto implica una mejor planificación familiar.
- La educación tiene un efecto multiplicador. Impacta de manera positiva a sus familias y comunidades, promoviendo un ciclo virtuoso y de mejora socioeconómica.
- La educación nos hace libres. Una mujer educada está preparada para desafiar las normas y prácticas de género discriminatorias y para construir un mundo más justo promoviendo una cultura de igualdad y respeto.
· Las mujeres educadas están más capacitadas para participar y liderar en la política y en la toma de decisiones cívicas, contribuyendo a la representación equitativa en el gobierno y la sociedad.