Por Jorge López
En la era digital, la forma en que entendemos y gestionamos las amistades ha cambiado radicalmente. Las redes sociales, las aplicaciones de mensajería instantánea y otras plataformas en línea han transformado la manera en que las personas se conectan y mantienen relaciones.
“En el campo digital, existen dos tipos de amistades, aquellas que se renuevan con amigos ya conocidos que ahora viven lejos, y aquellas formadas con personas que solo conocemos virtualmente”, indica la directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Liudmila Loayza.
La amistad, tradicionalmente, se ve como una relación estrecha y personal que se nutre a través del contacto directo y el tiempo compartido. Sin embargo, con la llegada de la tecnología digital, esta visión evolucionó. Según Sherry Turkle, profesora del Massachusetts Institute of Technology (MIT), la tecnología permite que las personas mantengan un contacto constante sin la necesidad de la presencia física.
“Una relación presencial es más efectiva a nivel psicológico debido a la capacidad de escuchar, aunque las interacciones digitales pueden generar cierto grado de conexión, no alcanzan el mismo nivel de intensidad emocional que los presenciales, por el tono de voz, las expresiones y gestos, y experimentar el contacto físico como abrazos, que liberan oxitocina”, añade la psicóloga.
Un ejemplo de amistad virtual
Durante la pandemia en 2020, David, estudiante universitario de Colombia, y Pablo (nombre convencional), estudiante de colegio de Bolivia, encontraron consuelo y compañía en el juego PUBG Mobile. Se conocieron en una partida nocturna y, a pesar de no haberse visto nunca en persona, formaron una amistad sólida.
Lo que comenzó como una colaboración en el videojuego pronto se transformó en una relación de amistad muy grande. David y Pablo compartieron aspectos personales de sus vidas, apoyándose mutuamente durante el confinamiento. Su comunicación constante, primero a través del chat de voz del juego y luego por WhatsApp, les permitió desarrollar una amistad significativa.
Después de cuatro años, su amistad sigue sólida, demostrando que las conexiones virtuales pueden ser tan valiosas como las presenciales. La historia de David y Pablo es un ejemplo de cómo, con la actitud correcta y las herramientas adecuadas, las relaciones virtuales pueden florecer y proporcionar un valioso apoyo emocional y social en tiempos de incertidumbre.
Beneficios de las relaciones virtuales
Las amistades virtuales ofrecen varios beneficios. En primer lugar, permiten una comunicación constante y en tiempo real, sin importar las barreras geográficas. Esto es particularmente valioso para las personas que tienen amigos o familiares en diferentes partes del mundo.
Además, las redes sociales y las aplicaciones de mensajería permiten a las personas compartir sus vidas de manera más detallada y frecuente, lo que puede fortalecer los lazos de amistad. Según un estudio realizado por el Pew Research Center, el 72% de los adolescentes reportan sentir que las redes sociales les permiten mantenerse más conectados con sus amigos.
La flexibilidad de la comunicación digital también es un aspecto positivo. Las personas pueden elegir cuándo y cómo interactuar, lo que permite una adaptación a diferentes horarios y estilos de vida. Esto es especialmente útil en amistades donde los individuos tienen responsabilidades y horarios muy diferentes, ya que pueden mantenerse en contacto sin la necesidad de sincronizar sus tiempos.
La interacción en línea puede facilitar la expresión personal. Algunas personas encuentran más fácil compartir pensamientos y sentimientos a través de mensajes escritos en lugar de cara a cara, lo que puede llevar a una comunicación más abierta y honesta.
Posibles peligros de las relaciones virtuales
A pesar de los beneficios, las relaciones virtuales también presentan desafíos y peligros significativos. La falta de contacto cara a cara puede llevar a malentendidos y una menor empatía. Según la experta, la comunicación digital puede ser menos efectiva para transmitir emociones y sentimientos profundos, lo que puede afectar la calidad de las relaciones.
Otra desventaja es la sobreexposición a las redes sociales. Las plataformas digitales, a menudo, promueven una imagen idealizada de la vida de los demás, lo que puede llevar a comparaciones constantes y a sentimientos de insuficiencia o celos.
Además, la dependencia de la tecnología para mantener las relaciones puede generar una falta de habilidades sociales en interacciones cara a cara. Según un estudio de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), el tiempo excesivo en línea puede reducir la capacidad de las personas para leer las señales emocionales y no verbales, lo que es crucial para la comunicación efectiva y la empatía en las relaciones presenciales.
La privacidad y la seguridad son preocupaciones importantes en las relaciones virtuales. La información compartida en línea puede ser vulnerable a malentendidos, mal uso o incluso a ciberataques. Las personas deben ser conscientes de los riesgos y tomar medidas para proteger su privacidad y la de sus amigos en las plataformas digitales.
También puede generar aislamiento y ausencia de contacto físico, haciendo que las personas prefieran mantenerse encerradas frente a sus ordenadores, cómo única forma de comunicación social.
Finalmente, este tipo de relaciones o contactos virtuales, en ocasiones, es utilizado por estafadores para localizar a sus víctimas. Por este motivo, se recomienda ser muy precavidos al comenzar una amistad con una persona desconocida a través de las redes.
La era digital transformó las amistades, ofreciendo nuevas formas de conectarse y mantener relaciones.