Jóvenes y frustración, cómo fortalecer la resiliencia en un mundo acelerado

Por Aldo Juan Peralta Lemus

La inmediatez y la gratificación instantánea dominan la vida cotidiana. Las personas están en busca de respuestas rápidas, sin embargo, hay situaciones que escapan del propio control. Este desajuste genera otra realidad en los jóvenes que los llevan a enfrentar dificultades para manejar la frustración cuando las cosas no salen como esperan.

Por otro lado, la falta de tolerancia a la frustración puede generar ansiedad, impulsividad y problemas en la toma de decisiones, afectando su desarrollo personal y profesional. Pero ¿cómo pueden fortalecer esta capacidad y aprender a gestionar mejor los desafíos?

Tatiana Montoya, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que ante esta conducta el apoyo familiar es importante, para transformar las expectativas erradas de un joven, cuando atraviesa por un estado de frustración, en lecciones de aprendizaje.

“A veces no nos va bien en algún trabajo, no nos va bien en alguna dinámica que se hace, pero en la siguiente les irá mejor. Lo que pasa es que estas últimas generaciones tienen muy poca tolerancia a la frustración y esto tiene que ver con que se frustran y piensan (por ejemplo) que ya no son útiles para la carrera que han escogido”, explica Montoya.

Sumado a esto existen algunos factores que influyen en la baja tolerancia a la frustración. Estos pueden influir en que los jóvenes tengan dificultades para manejar la frustración:

1. La tecnología y la gratificación instantánea, es una de las promotoras que ha acostumbrado a las personas a obtener todo de manera rápida.

2. El miedo al fracaso, impulsado por la presión social y académica que obtienen en sus círculos de amigos o educativos.

3. La sobreprotección familiar, que impide que enfrenten dificultades y aprendan a resolver problemas por sí mismos.

La frustración es una respuesta emocional ante un obstáculo que impide alcanzar una meta. No es una emoción negativa en sí misma, sino una señal de que algo necesita ajustarse. En lugar de evitarla, la experta recomienda aceptarla y analizarla para encontrar soluciones efectivas.

Hoy en día, los jóvenes están acostumbrados a la inmediatez, a recibir respuestas en segundos, entretenimiento sin esperas y soluciones rápidas a problemas complejos. Esto ha reducido su capacidad para enfrentar procesos largos, asumir errores y aceptar que algunas cosas requieren esfuerzo y paciencia.

Montoya señala que la educación y el entorno familiar deben ayudar a los jóvenes a comprender que el éxito no es inmediato y que los obstáculos son parte del camino. “La familia es una entidad educativa que ayuda al integrante de la familia, en este caso al adolescente, en esta transición. Si le ha mostrado que el equivocarse no es lo último, sino que uno puede hacer como una replanificación, a esto se le llama autoeficacia, que es reorganizar”, destaca la docente de Psicología.

En muchas ocasiones, los jóvenes ven el fracaso como algo definitivo, cuando en realidad es una oportunidad para mejorar. “¿Me equivoqué en esto? Ok, averiguo qué es lo que ha pasado, reorganizo los pasos que tenía previamente y los cumplo y después soy auto eficaz que puedo lograr esto porque he reorganizado, he aprendido de mi error y continúo” explica la docente de Psicología.

Para ello, es necesario fortalecer su capacidad de autorregulación emocional y fomentar una mentalidad de crecimiento.

Aceptar los errores y aprender de ellos ayuda a desarrollar una actitud más positiva frente a los desafíos. Los modelos educativos y el entorno familiar deben reforzar la idea de que equivocarse no es un problema, sino una parte fundamental del crecimiento.

La resiliencia y aprender el manejo de la frustración es importante para obtener la capacidad de adaptarse y recuperarse de situaciones adversas. Fomentarla en los jóvenes es clave para que puedan enfrentar la frustración sin que esta afecte su autoestima y bienestar emocional.

Según la experta, para ayudar a los jóvenes a desarrollar resiliencia y tolerancia a la frustración se puede fomentar la paciencia y enseñarles que las cosas valiosas requieren tiempo y esfuerzo. De la misma manera el promover la autonomía para permitir enfrentar desafíos y tomar decisiones sin intervención inmediata de los adultos ayuda a reforzar sus determinaciones. Además de reforzar el pensamiento flexible para ayudarlos a ver los problemas desde diferentes perspectivas y a encontrar soluciones alternativas.

Por último, es de mucha ayuda enseñar técnicas de regulación emocional (por ejemplo, respiración profunda y meditación) para manejar el estrés. “El estrés es muy difícil de controlar, porque ¿Quién no se estresa? Los jóvenes si se estresan, aunque no tengan las mismas responsabilidades que un adulto, si se estresan” destaca la experta en psicología.

Si bien estas recomendaciones ayudan a superar la tolerancia a la frustración, es un reto para muchos jóvenes, sin embargo, con el acompañamiento adecuado y el desarrollo de habilidades emocionales pueden aprender a enfrentar las dificultades con mayor eficacia, porque es parte de la madurez.

Aceptar que los errores y los desafíos son parte del proceso de aprendizaje les permitirá fortalecer su resiliencia, tomar mejores decisiones con mayor confianza y seguridad en sí mismos.

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