Por Manuel Filomeno
Desde probar la resistencia de un material hasta preparar un platillo, desde observar y manipular un órgano humano hasta revisar los cimientos de un puente, todo desde cualquier lugar y desde la pantalla de un celular o una computadora.
Todo esto y mucho más es posible lograr gracias al poder de la tecnología, que, poco a poco, se abrió camino al interior de las aulas.
“La tecnología es una variable muy importante en la educación y, a través de ciertas herramientas, se puede lograr la inmersión de los estudiantes en los contenidos, facilitando su aprendizaje”, expresa Héctor Escobar, director Regional Académico para España & LATAM de + A Educação, la mayor plataforma de EdTech de Brasil.
Escobar participó del panel “Tecnologías emergentes en el aula”, realizado en el marco del “V Foro Internacional de Innovación Educativa: El Futuro de la Educación, reflexiones desde Bolivia para Latinoamérica” (FIIE 2024), un espacio de intercambio de ideas y colaboración para delinear una educación superior relevante, inclusiva y preparada para el mundo del mañana, evento organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Durante su exposición, el experto en EdTech presentó el caso de Brasil, país que desde los últimos 20 años, realiza importantes inversiones en la expansión tecnológica de sus programas virtuales e híbridos en la educación superior, con un importante uso de tecnología, lo que le ha permitido a sus universidades ampliar su oferta académica e impulsar la matriculación de nuevos estudiantes, llegando, en la actualidad a contar con más de nueve millones de estudiantes inscritos en programas de pregrado.
Esta expansión se ha logrado, en gran manera, gracias a la implementación de tecnologías emergentes e inmersivas en las aulas, las cuales permiten, no solo la educación virtual o híbrida, sino también la personalización de la enseñanza.
“Ya no se le puede tratar al joven como uno más de los 70 alumnos porque su percepción con relación a esta situación es nítida. Él se da cuenta que es un número más y esa insatisfacción va a generar una decepción. El chico sale, se frustra y la universidad pierde un alumno, el alumno sale de la universidad frustrado y, de repente, no vuelve a estudiar porque el contacto que tuvo durante el tiempo corto que estuvo no lo satisface. Eso nos ha hecho repensar la manera en la que se debe educar”, explica.
Tecnologías inmersivas
Escobar relata que las tecnologías educativas que se aplican ahora en Brasil, y en muchas otras partes del mundo, buscan el involucramiento de los docentes y los alumnos, de manera accesible y rápida
Nosotros hemos desarrollado toda esta tecnología para que sea de fácil acceso por celular. Tenemos algunos datos de Brasil que son impresionantes y nos dicen que el 60% de los estudiantes de pregrado se relacionan con sus universidades a través del celular. Por otra parte, se ha previsto en las herramientas que desarrollamos un alto grado de accesibilidad para personas con capacidades diferentes como lectores de pantallas, modos de alto contraste, entre otras facilidades”, acota.
El experto indica que la oferta de estas tecnologías puede resumirse en cuatro productos, LXP, unidades de aprendizaje, laboratorios virtuales y los objetos inmersivos, que utilizan recursos de realidad virtual y aumentada (RV y RA).
En palabras de Escobar, el LXP es una plataforma de experiencia de aprendizaje, donde los alumnos tienen el control de su propia formación. A través de estas plataformas pueden establecer sus propios objetivos, siempre bajo la guía de sus docentes. Esto convierte a este tipo de plataformas en el compañero perfecto para el aprendizaje online efectivo y reduce la tasa de abandono de las carreras.
Por su parte, las unidades de aprendizaje son las mallas completas de las carreras pre establecidas y abiertas a su modificación por las universidades. Estas mallas son fácilmente actualizables y son desarrolladas de manera digital por expertos en educación, mismos que son subidos a la nube e integrados con el LXP.
“Cuando una universidad quiere abrir un programa académico necesita someterlo a la revisión por parte de un órgano de regulación. Nosotros ya hemos conseguido desarrollar una solución que se ajusta a los parámetros de estos órganos y que permite que estas mallas puedan ser actualizadas constantemente. Los contenidos incluidos quedan obsoletos en uno, dos o tres años, lo que desarrollamos este 2024, tal vez el 2025 ya no sirvan más. Por lo tanto, las universidades prefieren delegar esta labor a estas empresas que desarrollan estas mallas y las actualizan a solicitud”, señala.
El tercer producto tecnológico son los laboratorios virtuales, los cuales, como su nombre indica, son áreas de experimentación a través de recursos digitales.
Estos laboratorios, permiten, por ejemplo, el entrenamiento en entornos de ingeniería, medicina, ciencias puras o, incluso, administración y hotelería.
“En lugar de lidiar con la logística que significa organizar una salida al campo, los docentes pueden utilizar estos laboratorios de manera segura y controlada con sus estudiantes, los cuales se conectan desde sus celulares cuando tienen el tiempo para hacerlo y llevar a cabo sus sesiones”, expresa.
Estos laboratorios virtuales tienen la ventaja de ser desarrollados en el momento y actualizados permanentemente. “Esto permite por lo tanto que el alumno tenga una diversidad de prácticas que no va a tener presencialmente porque, lamentablemente, pocas son las universidades que tienen recursos suficientes para tener laboratorios en todas las áreas”, agrega Escobar.
El cuarto producto son los objetos inmersivos que consisten en contenidos que se valen de la RV y la RA para presentar experiencias educativas interactivas como, por ejemplo, tours virtuales por espacios como un quirófano, un museo, o el interior de un motor de avión.
“Los alumnos disfrutan mucho de este tipo de herramienta. El aprendizaje es mucho más completo, ya que consiguen fijar y comprender las lecciones, visualmente y al alcance de su celular. Existen una cantidad de simuladores en las diferentes áreas como medicina, ciencias aplicadas, ingeniería, entre otras”, concluye.
Excelente!. Estoy interesado por estas tecnologías inmersivas, como profesor universitario de posgrado que soy.