La Agenda de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible plantea promover y potencializar la inclusión social en todas las personas. La denominada agenda 2030 toma en cuenta los parámetros necesarios para no incurrir en ningún tipo de discriminación en su aplicación a fin de mejorar la calidad de vida de las personas, en todos los ámbitos posibles.
En el caso de Bolivia, según el Informe País sobre los avances del Estado Plurinacional, en la última década se habrían logrado importantes avances sociales con la eliminación de “diferencias étnicas, de género, generacionales y culturales», señala el mencionado documento. «Se han formulado numerosas políticas y cuerpos normativos para fortalecer el ejercicio pleno de los derechos y a mejorar la calidad de vida de las y los bolivianos (…)” asegura.
La inclusión va más allá de una simple adición de personas. Se trata de un enfoque que reconoce y valora las habilidades y potencialidades únicas de cada individuo, buscando que todas las personas sean parte activa de la sociedad, en igualdad de condiciones.
Para Clara Solórzano, jefa de Enseñanza Aprendizaje de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, la inclusión social es el proceso de mejorar las habilidades, las oportunidades y la dignidad de las personas que se encuentran en desventaja o vulnerabilidad debido a su identidad, situación socioeconómica, género, religión, condiciones físicas o intelectuales, para que puedan participar activamente en la sociedad.
“Es el proceso de hacer posible que personas o grupos de personas en una situación de segregación o marginación social puedan participar plenamente en la vida social”, puntualiza.
Para la UNESCO, la inclusión es una oportunidad para enriquecer a la sociedad a través de la participación activa en la vida familiar, educativa, laboral y social.
“La inclusión ofrece numerosos beneficios, como un mundo más equitativo y respetuoso frente a las diferencias, brindando oportunidades a todas las personas sin etiquetar ni excluir. Proporciona un acceso equitativo a través de la revisión constante de procesos y la valoración del aporte de cada individuo a la sociedad (…)”, indica el organismo internacional.
Evidentemente, la inclusión es importante porque si se logran establecer cambios de mentalidad a nivel individual y social, las personas pueden desarrollar sus talentos sin ser etiquetados por ser diferentes.
“Más que la suma a un determinado entramado social, es generar empatía, tolerancia y colaboración entre todos los miembros de la sociedad, generando nuevas oportunidades de empleo y de educación, que tienen una influencia positiva en el desafío de hacer que todos seamos constructores del bienestar y el desarrollo de los países”, agrega Solórzano.
En tanto, para Carmen Aguilera, docente de Psicología de Unifranz, al hablar de este tema se debe tomar en cuenta múltiples factores, en busca de un “acceso o igualdad de recursos tanto económicos, laborales, educativos y sociales mismos, que surgen como una necesidad emergente en la sociedad”.
Características de la inclusión social
Lograr una sociedad inclusiva que sea sostenible en el tiempo, requiere formar en sus miembros y algunas características básicas. Aguilera menciona seis:
– Justicia, donde se plasma un actuar y parámetros inclusivos con igualdad, equidad y sin discriminación.
– Integración, siendo todo ser humano parte de una sociedad que lo acoja, contenga y respalde, la pertenencia es fundamental en este proceso.
– Igualdad en el acceso a las oportunidades que otros tienen.
– Evitar prejuicios, en el propio proceso de inclusión.
– Actuar libre y sin cohesión, respetando los derechos humanos de cada individuo.
– Condiciones igualitarias a las que otros tienen acceso.