Impulsando la productividad en Bolivia: educación, formalización y digitalización

La productividad laboral sigue siendo uno de los principales temas y uno de los mayores desafíos para el desarrollo de Bolivia. Mejorar el rendimiento por trabajador no solo es posible, sino urgente. Para lograrlo, se deben activar motores clave que permitan modernizar la economía, generar empleo de calidad y elevar el bienestar colectivo. ¿Qué áreas deben fortalecerse para dar el salto hacia una economía más eficiente y competitiva?
Rafael Vidaurre, coordinador del Observatorio Nacional del Trabajo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, considera que el crecimiento de la productividad es una condición necesaria para mejorar las condiciones de trabajo y además destaca que la relación entre productividad laboral y salarios es directa.
“Cuanto mayor sea la productividad, mayor será el nivel de los salarios y mayor la capacidad de las empresas para generar empleo. El crecimiento de la productividad también es una condición necesaria para que las empresas mejoren las condiciones generales de trabajo”, sostiene Vidaurre.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera que la productividad laboral es un factor crucial para el desarrollo económico, la creación de empleo y la justicia social. Esta organización internacional considera que la productividad como tal es una medida de la eficiencia de las personas, las empresas, los gobiernos y las economías en el uso de los recursos para producir bienes y servicios, a fin de maximizar los beneficios económicos, durante un período determinado.
Un informe de la OIT, en 2023, destacó que la productividad laboral en Bolivia es limitada por la escasa adopción de tecnologías digitales y la baja calidad educativa, con un 40% de los trabajadores sin educación secundaria completa.
Es por eso, que uno de los pilares fundamentales es la educación y formación técnica. La brecha entre las habilidades que ofrece el sistema educativo y las que demanda el mercado laboral es profunda. Apostar por una educación moderna, enfocada en tecnología, innovación y emprendimiento, es esencial para formar un capital humano competitivo.
Por otro lado, el Banco Mundial en el año 2025, destaca que la productividad laboral en Bolivia está entre las más bajas de América Latina, con un crecimiento estancado debido a la informalidad, llegando al 70% de la fuerza laboral, y con baja inversión en capital humano.
En esa misma línea, la CAF – Banco de Desarrollo de América Latina, según informe sostiene que la informalidad en Bolivia reduce la productividad laboral al limitar el acceso a capacitación, crédito y mercados formales.
Sin embargo, Vidaurre enfatiza que los estudios de la OIT y de CAF – Banco de Desarrollo de América Latina, coinciden e identifican áreas clave para impulsar la productividad en Bolivia, que indirectamente son oportunidades para crear las condiciones de incrementos salariales sostenibles en beneficio de los trabajadores, estas áreas clave son:
- Estabilidad Macroeconómica. La necesidad de estabilidad macroeconómica para generar un entorno de crecimiento económico sostenido. Ambos estudios la identifican como un pilar fundamental.
- Acceso a Insumos de Calidad y Financiamiento. La importancia del acceso a insumos públicos y capital humano de calidad, así como al financiamiento, para mejorar la productividad. La profundización en el acceso al crédito y servicios financieros, ya que la falta de acceso es una barrera para la productividad de las pymes.
- Marco Regulatorio e Institucional. Las debilidades en el marco regulatorio desincentivan la inversión privada y la formalización de empresas. La necesidad de un marco normativo acorde a las necesidades del mercado laboral. El estudio de la OIT dedica una sección importante al entorno empresarial propicio para la productividad, incluyendo el derecho de propiedad, el Estado de derecho y la gobernanza y políticas anticorrupción. La corrupción dificulta la eficiente asignación de recursos y aumenta los costos para el sector privado.
- Desarrollo de Habilidades y Calidad Educativa. Ambos estudios coinciden en la crucial conexión entre capital humano y productividad. La OIT resalta la necesidad de alinear la oferta académica terciaria con las necesidades del mercado laboral, elevar la calidad educativa y transparentar su medición.
- Formalización Laboral. La alta informalidad es un obstáculo significativo para la productividad. Aquí son esenciales las políticas que incentiven la formalización.
- Infraestructura. La infraestructura deficiente incrementa los costos de traslado y afecta la competitividad. El estudio también destaca la brecha de infraestructura física y digital, así como la conectividad con mercados internacionales, como factores que limitan la productividad.
- Innovación y Emprendimiento. El estudio de la OIT subraya la baja inversión en investigación y desarrollo (I+D) y la necesidad de fomentar un entorno propicio para el emprendimiento.
La transformación digital es otra área fundamental, y está ligada a la infraestructura. Muchos sectores productivos todavía operan con procesos obsoletos. Es por eso que impulsar la digitalización de las pymes, el comercio electrónico y la conectividad nacional no solo mejora la eficiencia, sino que abre nuevas oportunidades en el mercado global tanto para las empresas como para los trabajadores.
“Fomentar un entorno empresarial propicio para la productividad, tal como lo detallan ambos informes (OIT – CAF), es la vía para lograr un crecimiento económico sostenido que permita mejoras reales y duraderas en el nivel de vida de los trabajadores bolivianos”, destaca Vidaurre.
Es evidente que impulsar la productividad en Bolivia requiere abordar desafíos, además de trabajar en las áreas enfatizadas por el coordinador del Observatorio Nacional del Trabajo de Unifranz.
La productividad laboral en Bolivia puede impulsarse mediante la digitalización, capacitación, formalización e inversión en sectores estratégicos. Por otro lado, elevar la productividad laboral en Bolivia no es tarea fácil, pero sí posible. Implica un compromiso colectivo y sostenido para mejorar las condiciones, las capacidades y la motivación de quienes mueven día a día la economía nacional: los trabajadores.