Gripe H3N2: síntomas, riesgos y por qué la vacunación sigue siendo la mejor defensa
La expansión estacional de la gripe H3N2 vuelve a poner en alerta a los sistemas de salud. Este subtipo de influenza, altamente contagioso, provoca cada año aumentos significativos de consultas, hospitalizaciones y complicaciones respiratorias, especialmente en los grupos más vulnerables. Aunque suele confundirse con un resfriado común, la H3N2 es una enfermedad más agresiva y con un potencial de gravedad mucho mayor.
Esta variante presenta síntomas intensos como fiebre mayor a 38 °C, tos seca, dolores musculares, congestión nasal, malestar general y un cansancio marcado que puede prolongarse por varios días. Su capacidad de mutación convierte a la influenza en un virus capaz de generar brotes epidémicos cada temporada.
De acuerdo a Sinaí Claros, docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz), la influenza, en general y en particular la H3N2 “no es un simple resfrío”, sino una infección respiratoria aguda que puede derivar en complicaciones severas si no se trata oportunamente.
Entre los cuadros más graves figuran la neumonía viral, la miocarditis, la encefalitis y, en pacientes con defensas debilitadas, el riesgo de insuficiencia respiratoria. Los niños pequeños, adultos mayores, embarazadas y personas con enfermedades crónicas figuran entre los grupos con mayor probabilidad de presentar complicaciones.
La rapidez con la que se transmite la H3N2 hace que los contagios aumenten con especial fuerza en espacios cerrados como escuelas, oficinas, transporte público y hospitales.
Según Claros, uno de los principales errores de la población es minimizar los síntomas o recurrir a la automedicación, lo cual retrasa la atención médica y facilita que los casos moderados evolucionen hacia cuadros graves. Consultar al médico ante señales de alarma —dificultad para respirar, fiebre persistente, dolor torácico o deshidratación— es clave para evitar hospitalizaciones.
El infectólogo peruano Óscar Malpartida Tabuchi indica que el virus H3N2 muta con frecuencia, generando variantes que pueden evadir parcialmente la inmunidad previa. Sin embargo, no existe evidencia de que sus nuevas variantes sean necesariamente más letales; el peligro real radica en su alta transmisibilidad y en la vulnerabilidad de ciertos grupos poblacionales. Aun así, el patrón clínico suele mantenerse: fiebre, tos seca, dolores musculares, escalofríos y, en algunos casos, síntomas gastrointestinales.
Frente a este escenario, la herramienta más efectiva sigue siendo la vacunación anual. La docente de Unifranz subraya que la inmunización no solo reduce el riesgo de enfermar, sino también la gravedad de los cuadros en caso de infección, disminuyendo hospitalizaciones y muertes relacionadas con la influenza. La vacuna es especialmente recomendable para personas con comorbilidades, pacientes inmunodeprimidos, mujeres embarazadas, personal de salud y niños pequeños.
Además de la vacunación, los especialistas recomiendan mantener medidas preventivas, como el lavado frecuente de manos, la ventilación de ambientes, el uso de mascarilla en lugares concurridos y evitar acudir al trabajo o a la escuela cuando se presentan síntomas. Estas acciones, aunque sencillas, reducen de forma significativa la circulación del virus en la comunidad.
El impacto de la gripe H3N2 no es solo sanitario: también afecta al funcionamiento de escuelas, empresas y servicios, genera ausentismo laboral y presiona a los sistemas de salud, que deben responder a un incremento abrupto de consultas. Por ello, la prevención es vista como una estrategia no solo individual, sino colectiva.
En un momento en que diversos países enfrentan repuntes de casos, la evidencia es contundente: la vacunación continúa siendo la mejor arma contra la influenza. Como recuerda Claros, “vacunarse es un acto de responsabilidad social” y una de las medidas más efectivas para evitar que una enfermedad prevenible siga cobrando vidas.