Por Manuel Filomeno
La construcción de ciudades sostenibles, la importancia de la creatividad, los saberes ancestrales y la tecnología, el emprendimiento como motor del cambio social y el pensamiento no lineal fueron las lecciones del main event del Futures Week® 2024 en El Alto.
El encuentro organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, en su séptima versión reúne a expertos bolivianos y extranjeros con jóvenes líderes con el objetivo de incentivar la reflexión, la acción y la toma de decisiones en el diseño de soluciones creativas y disruptivas para la construcción de la ciudad del futuro desde diferentes perspectivas y áreas.
Durante el main event del encuentro, que se lleva a cabo en simultáneo en El Alto y Cochabamba, Marcelo Arroyo, economista senior del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Bolivia, abordó el tema del desarrollo del ecosistema de infraestructura sostenible, subrayando la importancia de enfrentar primero los desafíos globales y regionales actuales.
Arroyo menciona que vivimos en un mundo de incertidumbre con múltiples capas de desafíos, como los económicos y los vinculados al desarrollo humano, además de las presiones planetarias, las cuales ponen en riesgo el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.
“Solo el 17% de las metas está en proceso de cumplirse y el 35% en retroceso o estancamiento. En particular, el ODS 11 sobre ciudades y comunidades resilientes y sostenibles presenta un panorama desalentador, con mil millones de personas viviendo en barrios marginales y un aire urbano altamente contaminado”, dice.
A pesar de este escenario sombrío, el economista senior del PNUD Bolivia apunta que existen grandes oportunidades.
“La próxima década ofrece una importante oportunidad de inversión en la construcción de edificios ecológicos, estimada en 24,7 billones de dólares a nivel global y 4,1 billones de dólares en América Latina. Sin embargo, para aprovechar estas oportunidades, es necesario cerrar la brecha de inversión en infraestructura sostenible, que requiere un aumento del 1.8% al 3.12% del PIB regional en inversión pública y privada”, agrega.
La infraestructura sostenible es aquella que minimiza las emisiones de gases de efecto invernadero, reduce la contaminación local y mejora la resiliencia al cambio climático. También describe la infraestructura verde como una red de espacios naturales y seminaturales que mejoran la calidad de vida urbana.
Arroyo enfatiza además la necesidad de desarrollar métricas para medir el progreso y la eficiencia energética en los edificios, así como la implementación de políticas para reducir la demanda de energía y mitigar el efecto de las islas de calor. Cita como ejemplo el caso de Medellín, donde la plantación de árboles en un eje ambiental ha logrado reducir la temperatura en dos grados.
“Ante esta situación es importante movilizar recursos y flujos económicos para hacer realidad estas aspiraciones de infraestructura sostenible y mejorar la calidad de vida en las ciudades del futuro”, concluye.
Creatividad, innovación y rescate de saberes ancestrales
Beno Juárez, fundador del Fab Lab flotante del Amazonas, por su parte, habló acerca de la importancia de la creatividad, la innovación, la colaboración, el rescate de los saberes ancestrales de la Amazonia en la generación de nuevas tecnologías.
Juárez señala, por ejemplo, que es importante ser como los árboles, que crecen hacia su centro simbolizando encontrar el propio propósito, los ríos que fluyen constantemente, el Pambil, una planta que aprovecha las fuerzas externas para avanzar, el paiche que avanza hacia lo desconocido y la buganvilla que florece bajo el estrés.
El fundador del Fab Lab flotante habló también de la simbio creación, una metodología que promueve la colaboración sobre la competencia.
“Bajo esta metodología es que nace el Fab Lab flotante Amazonas, que busca transformar la economía depredadora de la Amazonía en una regenerativa, inspirándose en conocimientos ancestrales y prácticas sostenibles, como la fabricación de bioplásticos y el uso de biorreactores para producir nutrientes”, precisa.
Es por esto, dice Juárez, que democratizar el conocimiento y expandir las oportunidades tecnológicas más allá de las universidades, hacia comunidades más amplias es tan importante.
“En resumen, el mensaje es aprovechar la incertidumbre, innovar con responsabilidad y preservar la naturaleza como un miembro vital de la comunidad”, acota.
Emprender para lograr el cambio
Julio Tovar, experto en liderazgo, marketing, comunicación, innovación y emprendimiento, a su vez, abordó el tema del emprendimiento como cambio social.
Destacó la importancia de planificar y tener claro el objetivo final para el éxito del emprendimiento.
“Perú es uno de los países más emprendedores del mundo, con un 85% de la población involucrada en emprendimientos. Durante la pandemia, estos emprendedores fueron cruciales para mantener la economía. Sin embargo, muchos emprendedores fracasan por falta de planificación y objetivos claros”.
Finalmente, Tovar destaca la importancia de ver el tiempo como un aliado en lugar de un enemigo, y cómo una buena gestión del tiempo puede contribuir al éxito de los negocios.
“El presente, pasado y futuro están interconectados en el tiempo y esto se aplica al emprendimiento. El pasado proporciona datos valiosos que pueden guiar decisiones seguras para emprendedores cautelosos. Lo importante es observar el presente para identificar oportunidades de negocio. Para aquellos dispuestos a asumir grandes riesgos, el futuro ofrece oportunidades en áreas innovadoras como tecnología verde, inteligencia artificial y biotecnología”.
Karelys Abarca Cadevilla, directora de comunicaciones de la Red Iberoamericana de Prospectiva (RIBER) indica que uno de los principales problemas en América Latina es el pensamiento lineal, que no aborda bien los problemas complejos. Ella subraya la importancia de un enfoque sistémico y no lineal para entender cómo nuestras acciones están interconectadas y las consecuencias a largo plazo.
El pensamiento sistémico implica pensar en todas las aristas de un problema y encontrar soluciones que involucren todos los pasos y no solo se concentren en lo inmediato.
“Implementar el pensamiento sistémico implica varios desafíos: comprender la complejidad, considerar los efectos a largo plazo, fomentar la colaboración interdisciplinaria y superar la resistencia al cambio. Pensar en bucles y círculos, reconociendo la interconexión de los sistemas, es vital para diseñar soluciones inteligentes y evitar trampas difíciles de revertir”, concluye la investigadora.