Por Manuel Filomeno
En un mundo conectado, no tener acceso a servicios financieros se convierte en una desventaja, ya que contar con una cuenta de ahorro es una llave que abre muchas puertas en una economía cada vez más digitalizada.
Tener una cuenta de ahorro, acceder a financiamiento, alcanzar la independencia económica o dejar de depender de otros para pagar bienes y servicios, son algunas de las ventajas de la inclusión financiera. Sin embargo, en el país, muchas personas, ya sea por falta de educación, brechas digitales, generacionales o de género no tienen la oportunidad de acceder a estas ventajas.
El Banco Mundial calcula que 1.400 millones de personas en todo el mundo carecen de servicios bancarios. Además, la GSMA (organización dedicada al apoyo de la normalización, la implementación y promoción del sistema de telefonía móvil) calcula que 345 millones de los 400 millones de microempresas de los mercados emergentes son informales, lo que pone de manifiesto una importante brecha en el panorama financiero mundial.
Según la ONU, las microempresas y las pequeñas y medianas empresas (mipymes) representan el 90% de las empresas, más del 70% del empleo y el 50% del PIB mundial. Por tanto, es esencial que tengan acceso a los recursos y herramientas que necesitan para expandir sus operaciones y gestionar pedidos de productos más grandes y una demanda creciente.
Ante esta situación, la banca electrónica y las fintech (startups tecnológicas financieras) han emergido como un vehículo para que las personas accedan a diversos servicios financieros. El acercamiento de la banca a los clientes, a través de la accesibilidad virtual, también promueve la inclusión financiera en el país.
En palabras del experto en tecnología financiera y docente de la carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Sergio Santivañez, las transacciones electrónicas y los pagos electrónicos juegan un papel clave en la transformación hacia economías de cashless (sin efectivo). De esta manera, reducen al máximo el uso de dinero en efectivo.
Las soluciones fintech pueden impulsar la inclusión financiera
De acuerdo con el Foro Económico Mundial (WEF) al aprovechar las tecnologías digitales, las soluciones fintech pueden proporcionar un medio sostenible para que las poblaciones desatendidas y sin acceso a servicios bancarios contribuyan a la economía global. Esta promesa transformadora se está haciendo realidad a medida que soluciones innovadoras derriban barreras y promueven la inclusión financiera a una escala sin precedentes.
“Las empresas de telecomunicaciones y tecnología se encuentran en una posición única para acelerar la inclusión financiera y crear un sistema financiero más equitativo. Por lo tanto, tienen la responsabilidad compartida de salvar la brecha de acceso, aprovechando sus puntos fuertes en infraestructura digital, conectividad de red, capacidades transfronterizas y alcance de clientes”, indica la organización internacional.
Generar confianza
El WEF agrega que generar confianza es vital para el éxito de la inclusión financiera digital; para esto, las fintech deben proporcionar precios transparentes, servicio de atención fiable y hacer alianzas con instituciones locales. Al dar prioridad a estas medidas, las iniciativas de inclusión financiera digital pueden impulsar el crecimiento sostenible y garantizar que los beneficios de los servicios financieros lleguen a las poblaciones desatendidas.
A pesar de la asociación tradicional de seguridad con el pago en efectivo, en el país se han establecido nuevos y seguros ecosistemas para realizar transacciones, incluso antes de la pandemia.
“En Bolivia, estamos caracterizados por asociar seguridad con el pago en efectivo; sin embargo, en el transcurso de este tiempo, incluso antes de la pandemia, se han podido instaurar nuevos ecosistemas seguros para realizar este tipo de transacciones”, indica Santivañez.
El académico destaca entre las últimas innovaciones, por ejemplo, las pasarelas de pago en Bolivia, como Cybers Source. Estas pasarelas mantienen rigurosos protocolos de seguridad respaldados por las marcas Visa y Mastercard. Permiten que las transacciones viajen de forma segura en un entorno controlado por parte de la infraestructura de Visa.
“Eso garantiza la seguridad a nivel transaccional, tanto para el adquiriente como para la persona que está realizando la transacción, en este caso, el cliente”, puntualiza el académico.
La seguridad en las transacciones electrónicas se ve reforzada por protocolos como el HTTPS, presentes en las pasarelas de pago.
Este indicador positivo ha contribuido al cambio de paradigma en Bolivia. A pesar de la resistencia inicial, las transacciones por medios electrónicos han experimentado un crecimiento significativo, pasando de unos 300 mil dólares antes de 2009 a más de 11 millones de dólares solo en Bolivia, después de la pandemia, señala Santivañez.
La facturación electrónica, como complemento del comercio electrónico, está en proceso de consolidación. Aunque las empresas bolivianas, en su mayoría informales, han visto un aumento en la adopción de pagos electrónicos.
“Mucho va a depender del grado de formalidad que adquieran las empresas. Casi más del 60% de las pequeñas y medianas empresas están de manera informal; si en algún punto éstas pueden incursionar en ese plano, obviamente, tienen que establecer estos protocolos de seguridad y comunicación”, agrega.
El experto sugiere que el camino para alcanzar niveles similares a otros países dependerá del grado de formalidad que adquieran estas empresas.
“Creo que va a ser un proceso gradual que nosotros podamos alcanzar niveles como el de otros países donde la facturación electrónica ya es parte de todo tipo de transacción financiera”, puntualiza.
Para el WEF, el verdadero propósito de la inclusión financiera reside en su capacidad para empoderar a las personas y las empresas, fomentar el crecimiento económico, reducir la pobreza y promover la igualdad social.
“Aprovechando la infraestructura de telecomunicaciones y la información de los clientes, los productos financieros pueden adaptarse a las circunstancias de los individuos en comunidades desatendidas, creando un ecosistema rico en datos que sirve de base a futuros productos y servicios financieros”, concluye.