Financiamiento, apoyo y apertura, ingredientes para la explosión del software ‘made in Bolivia’
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Se cree que solo se necesita una computadora, una conexión a internet, el conocimiento y la práctica que dan años de estudio para convertirse en un desarrollador de software; sin embargo, para crecer y convertirse en una industria se requiere mucho más que eso, apoyo estatal y privado, financiamiento, incentivos fiscales y apertura de parte de las empresas para convertir este rubro en uno de los motores de la economía.
Con una accesibilidad sin precedentes y una capacidad de adaptación al mercado global, este sector ha emergido como una alternativa viable a la tradicional matriz productiva basada en la explotación de recursos naturales. Sin embargo, como señalan expertos en el área, el verdadero potencial de esta industria aún enfrenta desafíos cruciales que deben ser abordados de manera integral y estratégica.
«Lo que falta en el país es, sobre todo, apoyo económico. Para acceder a todas estas tecnologías se requiere inversión, y a menudo falta este tipo de inversión. Tal vez no tenemos suficiente apoyo del gobierno. Muchas empresas privadas intentan ofrecer este tipo de apoyo, pero no tienen el éxito esperado debido a las limitaciones. La tecnología en el país es baja», explica Julio César Gómez, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
De acuerdo con el experto, uno de los principales obstáculos para la expansión del desarrollo de software en Bolivia es la falta de inversión y financiamiento; y hace énfasis en la necesidad de mayores recursos económicos para el acceso a nuevas tecnologías.
Gómez agrega que si bien existen iniciativas privadas que buscan fortalecer la industria, el financiamiento sigue siendo insuficiente, a pesar del gran potencial de expansión del desarrollo de software.
Por su parte, Alex Ojeda, coautor del estudio “La programación de software en Bolivia”, destaca que esta industria representa una gran oportunidad debido a sus bajos costos de entrada.
«La programación es una industria accesible; un programador sólo necesita una computadora y conocimiento. Este campo abre oportunidades incluso en países del Sur global como India, Costa Rica y, por supuesto, Bolivia; sin embargo, aun a pesar de su bajo costo de inversión, requiere de este financiamiento para crecer exponencialmente.», sostiene.
A pesar del crecimiento de la industria, Bolivia aún enfrenta un retraso tecnológico significativo. Según Gómez, el país tiene aproximadamente una década de atraso en comparación con otros mercados emergentes, lo que supone una barrera para la competitividad global.
La industria todavía está concentrada en áreas tradicionales como el desarrollo web y de aplicaciones de escritorio, mientras que sectores como la inteligencia artificial y la ciencia de datos aún no han alcanzado un desarrollo significativo en Bolivia.
«Aún falta mucho. Por ejemplo, en el tema de la Inteligencia Artificial (IA) que es un sector de rápido crecimiento, tenemos un atraso de aproximadamente 10 años. Actualmente estamos comenzando a automatizar procesos, aunque no tenemos la costumbre de hacerlo. La gente sigue siendo reacia a aceptar esta automatización. Estamos en buen camino, iniciando. Podría decir que en unos cinco años se notará el cambio, pero hay que aprovecharlo ahora», reflexiona el académico.
Como señala Gómez, la resistencia al cambio sigue siendo un obstáculo importante.
«Normalmente, cuando implementamos este tipo de tecnología en una empresa, no contamos con el apoyo del grupo donde estamos implementando. Muchas veces hay rechazo a la tecnología por falta de conocimiento y por miedo a perder sus trabajos. Ese es el factor más grande que tenemos: el rechazo a la tecnología, a las soluciones tecnológicas y a la automatización por miedo al despido indirecto», advierte.
Si Bolivia logra superar estas barreras mediante políticas públicas efectivas, incentivos a la inversión y una formación más inclusiva y accesible, la industria del software podría consolidarse como un motor clave del desarrollo económico. Con un mercado global cada vez más digitalizado, el país tiene la oportunidad de posicionarse en la economía creativa y tecnológica del futuro.
Competitividad y oportunidades en el mercado laboral
A pesar de los desafíos, el desarrollo de software se ha convertido en una de las profesiones mejor remuneradas del país. Según Peredo, los programadores bolivianos pueden ganar hasta tres veces más que otros trabajadores urbanos.
«En promedio, los desarrolladores ganan 7.500 bolivianos por 40 horas de trabajo a la semana. Esto contrasta con lo que ganan otros sectores; por ejemplo, un trabajador urbano en Cochabamba gana un promedio de 2.300 bolivianos por el mismo tiempo de trabajo semanal», detalla Peredo.
El desarrollo de software en Bolivia tiene el potencial de convertirse en un actor disruptivo en la economía nacional, siempre y cuando se aborden sus principales desafíos. La inversión en tecnología, el fortalecimiento de la educación, la apertura a la automatización y la reducción de la brecha de género son elementos clave para garantizar el crecimiento sostenido del sector.