Estudiantes bolivianos crean plantillas que transforman los pasos en energía sostenible

Por Paula Beatriz Cahuasa

Un grupo de estudiantes bolivianos de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, ideó una innovadora forma de generar energía renovable a través de una actividad tan cotidiana como caminar. Los jóvenes crearon unas plantillas inteligentes que convierten el movimiento de los pies en energía sostenible.

Mariana Morato, Luis Ángel Cáceres y Carlos Leandro Rosales, cochabambinos y estudiantes de Ingeniería de Sistemas, son los creadores de unas plantillas piezoeléctricas que transforman cada paso en energía que por ahora puede ser útil para cargar dispositivos pequeños como teléfonos celulares y relojes. Con este proyecto se abren nuevas posibilidades para una generación más eficiente y ecológica de energía.

Luis Ángel Cáceres considera que la plantilla es un proyecto innovador y sorprendente, porque cualquier persona puede asombrarse de cuánta energía puede generar mientras camina.

“La plantilla piezoeléctrica genera energía mediante los pasos que una persona llega a dar. No solo genera electricidad, más bien transforma lo que vendría siendo la energía de corriente alterna a corriente continua, y se le puede dar uso para prácticamente hacer cargar un teléfono ya sea de cualquier marca”, resalta el futuro ingeniero en sistemas. 

La piezoelectricidad consiste en que ciertos materiales generan una carga eléctrica cuando ejercen presión o deformación mecánica y se utiliza el principio de la transformación de la energía mecánica del movimiento en energía eléctrica.

Los jóvenes se motivaron en encontrar una forma de generar energía renovable realizando una actividad cotidiana, como el caminar, para que así en un futuro este proyecto pueda ser una alternativa que se pueda usar en las ciudades, en las universidades y así contribuir a la sostenibilidad.

“Nos impulsó el encontrar formas innovadoras y sostenibles de generar energía y que sea renovable”, acota Cáceres.

Un proyecto innovador

El proyecto utiliza plantillas hechas en 3D que cuentan con sensores piezoeléctricos que contienen minerales, que al caminar pasan por sensores y capacitadores electrónicos que transforman este proceso en energía. La misma se almacena en un dispositivo que la distribuye a través de un cable USB, comenta Cáceres. 

En cuanto al diseño, el prototipo es una pieza de aproximadamente 26 centímetros de largo. En la parte posterior, a la altura del talón, lleva anclados cuatro sensores sobre delgadas placas de metal, conectados entre sí mediante cables. Estos componentes conforman el circuito encargado de generar energía cada vez que se aplica presión sobre ellos.

La energía producida se recolecta en un segundo dispositivo más elaborado, conectado a la plantilla, cuya función es almacenar la carga y distribuirla a través de un puerto USB. Durante el proceso de desarrollo, el equipo exploró diversas ideas, diseños y configuraciones para optimizar la distribución de los componentes y lograr un prototipo funcional que genere energía de manera efectiva.

“Se transforma energía corriente continua en corriente alterna para hacer cargar un teléfono”, agrega el estudiante.

Se estima que, en promedio, un adulto da 10.000 pasos al día, estos pasos se podrían convertir en electricidad que logre cargar un celular o unas luces LED, lo cual se convierte en una alternativa que puede ser utilizada también en lugares con difícil acceso a la electricidad o en áreas rurales.

Los jóvenes tardaron aproximadamente dos semanas en terminar el proyecto que ya cuenta con un prototipo, pero aspiran que esto pueda ayudar a las ciudades y a las comunidades de Cochabamba, pero también a Bolivia. 

Un desafío técnico

Carlos Leandro Rosales Quiroga comenta que enfrentaron varios desafíos durante el desarrollo del prototipo, especialmente con los circuitos. “Uno de los mayores retos del proyecto fue optimizar la cantidad de energía que recibía nuestro circuito y encontrar la manera de almacenarla y distribuirla eficientemente”.

Por su parte, Mariana Morato señala que otro desafío fue la simulación del rendimiento del dispositivo. La piezoelectricidad implica analizar la variabilidad en la generación de fuerza, por lo que debían ajustar el sistema al tipo de peso aplicado sobre la plantilla.

“La selección de materiales adecuados fue crucial para el desarrollo de la plantilla piezoeléctrica. Necesitábamos opciones accesibles y eficientes. Además, el diseño del circuito de carga y la integración de los materiales requirió numerosas pruebas y ajustes para optimizar su funcionamiento y la conversión de energía”, detalla Morato.

Este innovador dispositivo se presenta como una solución ideal para personas que pasan mucho tiempo en movimiento, como excursionistas, deportistas o trabajadores de campo, ya que les permite recargar sus dispositivos sin depender de una fuente de energía convencional.

El aprovechamiento de la energía generada por el movimiento humano representa una alternativa sostenible, ya que reduce la dependencia de otras fuentes convencionales. A diferencia de otras tecnologías, esta solución no requiere conexión a la red eléctrica, lo que la convierte en una opción ecológica y viable a largo plazo. Poco a poco, la innovadora alternativa, que nació en las aulas universitarias, toma más forma con el objetivo de alcanzar un diseño final escalable y convertirse en una oportunidad de negocio.

Este proyecto se suma a otros que hay en el mundo en el que diseñaron pistas de baile que también generen electricidad o pasos de calle que cuentan con esta tecnología. Con el apoyo adecuado, este proyecto tiene el potencial de expandirse mucho más allá de las fronteras de Bolivia. Su éxito podría inspirar a otros jóvenes y contribuir a vivir en un mundo más sostenible.

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