Endometriosis: cómo enfrentar el dolor y mejorar la calidad de vida

Por Aldo Juan Peralta Lemus

La tendencia a minimizar o normalizar el dolor puede retrasar el diagnóstico y el tratamiento oportuno.

La endometriosis es una de las afecciones ginecológicas crónicas más comunes y, a la vez, una de las menos comprendidas. Afecta a millones de mujeres y personas menstruantes en el mundo, pero continúa siendo subdiagnosticada debido a la amplia variabilidad de síntomas y a la persistente normalización del dolor menstrual. Su impacto va más allá del malestar físico: influye en la productividad, el bienestar emocional y, en muchos casos, en la fertilidad.

Jaffet López Mendoza docente de la carrera de Medicina, de las cátedras de obstetricia y también de embriología, en la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) sostiene que este tipo de afección causa un dolor abdominal muy intenso y que comúnmente hay una tendencia a normalizar el dolor, cuando se debería buscar ayuda médica.

“La endometriosis hace referencia a la mala localización del tejido endometrial, y se ubica fuera de la cavidad uterina, o sea, el tejido endometrial que se encuentra dentro de la cavidad uterina en este caso está localizada por implantación en otras estructuras como por ejemplo: el ovario, las trompas uterinas, la periferia del útero, puede estar también en el intestino, en el epiplón o todas las estructuras que están cerca al útero propiamente dicho”, explica el académico.

Dolor abdominal intenso no debe normalizarse

El especialista destaca que, pese a la severidad de los síntomas, es común que muchas personas los consideren “normales” y no les den la importancia necesaria. Esta tendencia a minimizar o normalizar el dolor puede retrasar el diagnóstico y el tratamiento oportuno. Por ello, López Mendoza insiste en la importancia de acudir a un profesional de la salud ante cualquier molestia persistente, con el fin de recibir una evaluación adecuada y evitar posibles complicaciones.

Como indica López, el origen de esta enfermedad radica en la presencia de tejido similar al endometrio creciendo fuera del útero. Este comportamiento anómalo provoca inflamación, dolor y, en ocasiones, la formación de quistes o adherencias.

Los síntomas pueden manifestarse como dolor menstrual intenso —en muchos casos incapacitante—, dolor pélvico crónico, molestias durante las relaciones sexuales, alteraciones digestivas, dolor al orinar o defecar y un cansancio persistente. A esto se suma el impacto emocional que genera convivir con un dolor que, con frecuencia, es minimizado por el entorno o incluso por el sistema de salud. La variabilidad entre pacientes hace que el diagnóstico sea complejo y, en promedio, tardío.

Elección del tratamiento para la endometriosis

El tratamiento de la endometriosis es individualizado y depende de varios factores clave. Entre ellos se incluyen la edad de la paciente y su deseo de mantener o lograr la fertilidad, ya que algunas opciones terapéuticas pueden afectar la capacidad reproductiva. También se considera la intensidad del dolor, dado que el manejo puede variar desde medidas farmacológicas hasta intervenciones quirúrgicas según la gravedad de los síntomas. 

La localización y extensión de la enfermedad, como la presencia de endometriomas, endometriosis profunda o adherencias, influye en la elección del tratamiento más adecuado. Además, se toma en cuenta la respuesta a tratamientos previos, lo que permite ajustar la estrategia terapéutica para optimizar los resultados y mejorar la calidad de vida de la paciente.

En cuanto a tratamientos, el especialista señala avances recientes. Según el Dr. López: “al día de hoy se recomienda combinar antiinflamatorios no esteroideos con gestágenos o progestágenos, y en casos severos individualizar el manejo quirúrgico.” Las opciones hormonales buscan frenar el crecimiento del tejido ectópico y reducir el dolor, mientras que la cirugía —particularmente la laparoscopia— se reserva para cuadros más complejos. 

“La endometriosis puede ser leve, moderada, severa o muy grave, y en los casos complejos la cirugía laparoscópica es la opción de elección para la exéresis de los focos endometriósicos”, sostiene el académico.

Estrategias de autocuidado que mejoran el bienestar emocional

Existen tratamientos complementarios para la endometriosis con evidencia creciente en los últimos años. La fisioterapia del suelo pélvico puede reducir el dolor en un 60-70 % en casos de hipertonía, siendo especialmente útil en dispareunia y dolor defecatorio. 

Las dietas antiinflamatorias, junto con suplementos como omega-3 y cúrcuma, muestran una reducción moderada del dolor, similar al efecto de los AINE (Antiinflamatorios No Esteroideos), y se consideran un complemento al tratamiento hormonal. 

La acupuntura también ha demostrado eficacia comparable a los AINE en la dismenorrea, siendo una alternativa para mujeres que prefieren evitar tratamientos hormonales.

Por otro lado, es importante la visibilización de la endometriosis como un desafío y una necesidad. A mayor información, mayor probabilidad de que más personas reciban un diagnóstico temprano y acceso a tratamientos adecuados. 

Como subrayan los especialistas, convivir con la endometriosis es un camino que requiere acompañamiento médico, comprensión social y estrategias de autocuidado sostenidas. La enfermedad no tiene cura definitiva, pero sí múltiples vías que permiten mejorar la calidad de vida y recuperar el control sobre la salud.

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