El psicoanálisis con niños, una puerta para descifrar su mundo interior
Por Lily Zurita
El psicoanálisis con niños constituye una rama fundamental de la práctica clínica que no solo aborda el sufrimiento de los más pequeños, sino que también revela aspectos esenciales sobre el funcionamiento mental de todos los seres humanos.
En palabras de Gabriela Urriolagoitia, miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, “la infancia no es solo una etapa de la vida; es un espacio clínico que nos enseña mucho sobre el ser hablante y cómo el lenguaje lo atraviesa”.
El trabajo psicoanalítico con niños tiene como objetivo primordial acoger el sufrimiento del sujeto niño, restituyendo su lugar como sujeto de la palabra.
“La clínica con niños no se trata sólo de intervenir en el sufrimiento, sino de reconocer al niño como un sujeto que puede plantear su palabra y su acto”, explica Urriolagoitia. Esta perspectiva subraya la importancia de validar la experiencia del niño y de permitirle expresarse mediante recursos que van más allá de las palabras, como el dibujo y el juego.
La particularidad del psicoanálisis con niños radica en que el niño, al no estar completamente sostenido en el lenguaje, necesita de otras vías para comunicar su mundo interno.
“El juego y los dibujos son herramientas fundamentales para dar lugar a la palabra del niño y restituir su lugar de sujeto”, destaca la especialista que participó en un taller sobre “psicoanálisis infantil”, organizado por la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Restos de infancia: huellas que nos conforman
Uno de los aspectos más relevantes del psicoanálisis es el reconocimiento de cómo la infancia marca las bases del funcionamiento mental del adulto. Según Urriolagoitia, Freud planteó que la vida anímica infantil estructura la mente del adulto. Estas huellas de la infancia permanecen en cada persona como restos que influyen en su forma de relacionarse consigo mismo y con el mundo.
No se trata de un “niño interior”, como lo podría abordar una visión más popular, sino de elementos de la infancia que habitan en uno de manera permanente.
Freud habló de la pulsión (entendida como la energía psíquica profunda que dirige la acción hacia un fin, descargándose al conseguirlo) como una condición inherente a la vida, ineducable, inanalizable e incurable.
“El psicoanálisis no busca curar al sujeto de estos restos, sino ayudarle a lograr un mejor arreglo con su pulsión, para que esta no lo mortifique ni lo ponga del lado de la destructividad, sino de la vida”, enfatiza Urriolagoitia.
En la misma línea, Carmiña Soria de la nueva escuela Lacaniana en La Paz, señala que en el psicoanálisis con niños no se habla tanto de curar sino de escuchar.
“En nuestro enfoque no hablamos tanto de ‘curar’, sino de trabajar en los tiempos y etapas en las que se encuentran los niños, considerando más una edad lógica que cronológica. Adaptamos nuestro trabajo a sus necesidades específicas, lo que a menudo implica escucharlos y apoyarlos en momentos en los que puede haber una desconexión con los padres, falta de autoridad o límites claros. Como psicoanalistas, utilizamos diversas estrategias para abordar estas situaciones y fomentar su desarrollo integral”, puntualiza
El lenguaje como motor del sujeto
El concepto del “ser hablante” es central en la clínica psicoanalítica. Todos somos afectados por el lenguaje desde una edad temprana, lo que define nuestra subjetividad y nuestras relaciones. En este sentido, el psicoanálisis con niños no solo permite abordar los conflictos y angustias infantiles, sino también proporciona un marco para comprender cómo el lenguaje estructura la mente y la vida emocional.
“Trabajar con niños implica reconocer que el lenguaje no siempre basta para expresar su sufrimiento. Por ello, apelamos a recursos como los juegos y los dibujos, que permiten al niño articular su experiencia y reconfigurar su lugar en el mundo”, explica Urriolagoitia.
Beneficios del psicoanálisis con niños
El psicoanálisis ofrece un espacio único para que el niño pueda ser escuchado y comprendido en su totalidad. Algunos de los beneficios incluyen:
- Reestructuración emocional: ayuda a los niños a procesar sus emociones y conflictos internos.
- Validación del sujeto: restituye al niño su lugar como sujeto activo de su experiencia.
- Promoción de la creatividad: fomenta la expresión a través de medios alternativos como el juego y el arte.
- Prevención de futuros conflictos: al abordar los problemas en la infancia, se pueden prevenir dificultades más complejas en la adultez.
Una práctica que trasciende etapas
La clínica psicoanalítica con niños no es solo una intervención terapéutica, sino un espacio para aprender sobre la naturaleza humana. Como afirma Gabriela Urriolagoitia, “el trabajo con niños nos enseña a comprender cómo opera el ser hablante y cómo el lenguaje marca nuestra existencia desde el inicio”.
En un mundo donde las infancias son muchas veces invisibilizadas o reducidas a categorías diagnósticas, el psicoanálisis ofrece una alternativa centrada en el respeto y la escucha. El sujeto niño, en su singularidad, encuentra en esta práctica un espacio donde su palabra, su juego y su dibujo tienen un valor esencial.
El psicoanálisis con niños, lejos de ser un simple ejercicio terapéutico, es una invitación a redescubrir los fundamentos del ser humano. En este viaje, no solo escucha al niño, sino que también abre una ventana al mundo interno de todos los seres hablantes.