El cuerpo pesa y la mente también, las actividades diarias se convierten en un suplicio y los dolores de cabeza empeoran las cosas, todos nos hemos sentido así alguna vez en nuestras vidas; sin embargo, en la mayoría de las ocasiones estos padecimientos se disipan luego de un buen descanso, pero para entre el 0,3% y el 0,5% de las personas esto no es así.
El Síndrome de la Fatiga Crónica (SFC), también conocida como Encéfalomielitis Miálgica es un padecimiento que se caracteriza por la presencia de fatiga tanto física, como mental, que es bastante intensa y debilitante para el paciente. Esta fatiga persiste seis o más meses y es además oscilante; quiere decir que a veces es más fuerte y a veces se debilita, además interfiere con las actividades habituales.
“Es una enfermedad compleja, crónica y de cuyas causas se conoce poco, es muy probable que sea consecuencia de un problema inflamatorio del sistema nervioso central de origen viral o autoinmune, no disminuye si la persona reposa y siempre empeora con el ejercicio. Se asocia también a otras alteraciones o manifestaciones sistémicas generales físicas y neuropsicológicas”, explica Valentina Jordán, docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La experta señala que la gran mayoría de los pacientes que padecen fatiga crónica presentan estos síntomas primarios:
- Cansancio físico y mental de manera persistente: padecer la SFC supone experimentar una fatiga que no mejora ni habiendo dormido durante toda la noche. A su vez, esta sensación surge sin haber realizado ninguna actividad previa, siendo un estado duradero e invariable en el paciente.
- Intolerancia ortostática: es la dificultad para permanecer en posición de pie debido a una disfunción del sistema nervioso autónomo. Ante este acto, los enfermos pueden sentir aturdimiento, mareo o sensación de desmayo. También podrían tener cambios en la visión, llegando a ver borroso.
- Malestar o fatiga post esfuerzo: realizar cualquier actividad puede contribuir al empeoramiento de los síntomas de la fatiga crónica, lo que puede derivar en una ‘crisis’, que obliga a los enfermos a estar en cama durante varios días o incluso semanas.
- Problemas para conciliar el sueño: las personas con SFC pueden tener dificultad para permanecer dormidas.
- Problemas de memoria o de la capacidad de concentración: quienes sufren este síndrome coinciden en que tienen impedimentos para poner atención a las cosas, recordar algo o pensar rápido.
Jordán agrega que los síntomas pueden imitar los de muchas otras enfermedades, como por ejemplo los trastornos del sueño, que pueden ocasionar fatiga.
“Un trastorno del sueño existente como una apnea obstructiva o un síndrome de piernas inquietas, que altera el descanso y que no esté diagnosticado, puede causar fatiga. Otros problemas médicos también causan fatiga como síntoma común, son varias enfermedades como por ejemplo la anemia, la diabetes y la baja actividad de la tiroides. Los laboratorios pueden verificar la existencia del inicio de algunos de estos problemas médicos sospechosos y esclarecer el diagnóstico”, puntualiza.
Por otro lado, la fatiga es un síntoma muy diverso en problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad crónica.
“Es frecuente que las personas con Encefalomielitis Mialgica tengan otros problemas de salud mental, al mismo tiempo, como trastornos de sueño, síndrome de colon irritable o fibromialgia. Hay tantos síntomas que tienen en común esta enfermedad y la fibromialgia que algunos investigadores consideran que ambos son distintos aspectos de la misma enfermedad”, puntualiza la académica.
¿Cuál es la causa del SFC y cómo se trata?
Jordán indica que, en este padecimiento, se han evidenciado cambios inflamatorios de posible origen viral o autoinmune, que pueden provenir de una infección viral en regiones del cerebro como la amígdala cerebral del lóbulo temporal, el tálamo, el núcleo caudado, el globus pallidum, en el mesencéfalo.
“En pacientes con síndrome de fatiga crónica y con problemas cognitivos predominantes, estos cambios pueden explicar las alteraciones en la actividad motora y la motivación que presentan. Los cambios cerebrales también pueden aparecer en el tálamo y la corteza cingulada en individuos que presentan dolores como síntomas predominantes y, en el hipocampo, en pacientes con depresión severa. Por lo tanto, es importante hacer estudios muy avanzados de imagenología cerebral para determinar las causas”, apunta.
La doctora indica que es importante señalar que estos síntomas deben durar, al menos, seis meses y ocurrir como mínimo la mitad del tiempo con una intensidad moderada o grave para ser diagnosticada como SFC.
“Otro dato importante es que, hoy, sabemos que es una enfermedad heterogénea y multifactorial y que un alto porcentaje de pacientes presentan síntomas psiquiátricos, especialmente de depresión mayor que va en torno del 50 a 80% en estos pacientes. Esto no está implicado en su causa y, por lo tanto, el tratamiento de antidepresivos no cura el síndrome de fatiga crónica, pero sí soluciona otras molestias que el paciente también refiere”, agrega.
A pesar de esto, la expectativa de vida del paciente con SFC no se ve tan afectada, pero sí hay una reducción y un impedimento sustancial en la habilidad para hacer actividades ocupacionales sociales o personales.
“ En el plano mental eso influye mucho y da depresión, ansiedad, crisis de pánico, sentimientos de impotencia, déficit en la concentración e, incluso, ideas de suicidio; por eso no es raro que el paciente comience consultando a un psiquiatra como una de las primeras opciones al pensar que esto es una depresión. El cuadro es tan incapacitante que impide desarrollar una actividad laboral o académica, algunas veces, hasta en un 85% de los pacientes”, agrega la doctora.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos advierte que no hay una cura o un tratamiento aprobado para el SFC. Sin embargo, algunos de los síntomas pueden ser tratados o manejados. El tratamiento puede dar alivio de esos síntomas a algunos pacientes, pero no a otros. Hay otras estrategias que pueden resultar útiles, como aprender nuevas formas de manejar la actividad.
“Los pacientes, sus familias y los proveedores de atención médica necesitan trabajar juntos para decidir cuál de los síntomas causa más problemas. Ese es el que debe tratarse primero. También deben analizar los posibles beneficios y perjuicios de cualquier plan de tratamiento, incluso de los medicamentos y otras terapias”, apunta la organización.