Por Lily Zurita
Héctor Garibay, el fondista boliviano que participará en la disciplina de maratón en los Juegos Olímpicos 2024, reveló que, debido a los efectos adversos del cambio de horario, la comida y el clima propio de esta época del año en la capital francesa, su preparación contempló aspectos físicos y de adaptación a las condiciones locales.
“El año pasado fui a París, mi cuerpo no se adaptó al cambio de horario y comida, por ese motivo estamos planificando ir y volver para no perder glóbulos rojos”, dijo Garibay antes de su partida a París, Francia.
Este viernes, en la ribera del río Sena, se realizará la ceremonia inaugural de la cita deportiva más importante del planeta. Garibay será el abanderado de la delegación boliviana en el desfile de las delegaciones. Pasado el acto, el orureño retornará al país para continuar con su entrenamiento y volverá a París pocos días antes de la prueba programada para el sábado 10 de agosto.
¿Cuánto afecta la altitud a un deportista de élite?
La altitud puede tener un impacto significativo en los deportistas de élite debido al incremento o reducción en la disponibilidad de oxígeno en el aire.
Los deportistas de élite que viven y entrenan en ciudades de altitud, como La Paz, El Alto, Oruro o Potosí, enfrentan varios desafíos cuando compiten en ciudades a nivel del mar. Los factores principales que afectan su rendimiento incluyen la adaptación a la mayor disponibilidad de oxígeno, el cambio de huso horario y las alteraciones en la dieta.
La ciudad de La Paz, ubicada a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar, se considera una región muy alta. Esta característica geográfica impone condiciones particulares para los deportistas, diferenciándose notablemente de las áreas de menor altitud o llanas.
Patricio Gutiérrez, docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asegura que la atmósfera tiene mucho que ver con estos efectos.
A nivel del mar, la presión atmosférica es de 760 mm de mercurio, mientras que a 3.500 metros sobre el nivel del mar, esta presión desciende a 493 mm de mercurio. Esta reducción en la presión significa una menor cantidad de oxígeno disponible para respirar, fenómeno conocido como hipoxia hipobárica. Al llegar a una altitud tan elevada (como de El Alto o La Paz), los deportistas provenientes de regiones costeras experimentan una disminución en el oxígeno disponible, lo que afecta su rendimiento físico inicial.
Un deportista de la costa que llega a La Paz, por ejemplo, experimenta inicialmente un aumento en la frecuencia cardíaca como respuesta del cuerpo para compensar la falta de oxígeno. Este esfuerzo adicional puede causar síntomas como dolor de cabeza, confusión, torpeza y sensación de falta de aire.
“Estas molestias están presentes en todas las personas que se exponen a la hipoxia hipobárica por haber llegado a una ciudad de mucha altitud (…), que el cuerpo se acostumbre a estos cambios tarda, habitualmente, por lo menos dos días. Al tercer día, el rendimiento deportivo es similar en todos los deportistas (…)”, señala el galeno.
Para mitigar estos efectos, los equipos de fútbol que compiten en altitud suelen optar por dos estrategias: llegar menos de seis horas antes del encuentro para evitar la adaptación y, por lo tanto, los efectos negativos, o llegar con dos días de antelación para permitir que el cuerpo se acostumbre a la nueva altitud, alcanzando un rendimiento deportivo similar al tercer día.
Adaptación y ventajas
Las personas que viven y entrenan habitualmente en altitudes elevadas desarrollan una mayor cantidad de glóbulos rojos, responsables de transportar oxígeno en la sangre. Esto se debe a la producción de eritropoyetina, una hormona que estimula la producción de glóbulos rojos.
Por esta razón, deportistas que entrenan en altitudes elevadas y luego compiten a nivel del mar pueden tener una ventaja significativa, ya que su capacidad de transporte de oxígeno es superior, mejorando su rendimiento.
Esta práctica es común entre fondistas y corredores de largas distancias, quienes se benefician enormemente de entrenar en altitudes elevadas antes de competir en eventos como las Olimpiadas. Este fenómeno ha sido estudiado por expertos de diferentes países para la preparación de sus deportistas de élite.
“Los glóbulos rojos son los que transportan el oxígeno en la sangre ya que los tejidos tienen más oxígeno disponible y, por lo tanto, pueden ser exigidos más. Esto se nota en deportistas como son los fondistas, los corredores de largas distancias, quienes tienen una exigencia mayor sobre su sistema muscular y cardiovascular y necesitan obviamente más oxígeno”, dice Gutiérrez.
Consideraciones climáticas, huso horario y de alimentación
El calor y la deshidratación también son factores críticos en el rendimiento deportivo. En regiones llanas y calurosas, el cuerpo lucha por disipar el calor mediante el sudor, lo que puede llevar a la deshidratación.
Esta pérdida de líquidos afecta negativamente el volumen de sangre circulante, disminuyendo el gasto cardíaco y, por ende, el rendimiento deportivo. De manera similar, un deportista acostumbrado al clima fresco de la altitud puede enfrentar desafíos significativos al competir en climas cálidos y húmedos.
El cambio de huso horario o jet lag puede desajustar el reloj biológico interno, afectando los ritmos circadianos. Esto puede resultar en problemas para dormir, fatiga y disminución del rendimiento físico y mental.
En el caso de los deportistas, el jet lag puede afectar negativamente su capacidad para entrenar y competir al máximo nivel. La somnolencia diurna, la dificultad para concentrarse y la alteración en la coordinación pueden ser síntomas comunes.
La disponibilidad de alimentos y la variación en la dieta también pueden afectar la ingesta de nutrientes esenciales. Los deportistas pueden no encontrar los mismos alimentos que consumen regularmente, lo que puede alterar su equilibrio nutricional.
Los cambios en la dieta pueden provocar problemas digestivos, lo que puede afectar el rendimiento. La introducción de nuevos alimentos puede resultar en malestar estomacal o intolerancias alimentarias.
Impacto psicológico
La psicología también juega un papel crucial en el rendimiento deportivo en altitud.
El cambio de altitud puede tener un impacto psicológico importante en los deportistas de élite, tanto para aquellos que suben del llano a las ciudades de altura como para los que bajan de la altura al llano.
Este impacto puede influir en su rendimiento y en su bienestar general, provocando ansiedad y estrés anticipatorio, síntomas psicosomáticos, adaptación psicológica, confianza en el rendimiento por la ventaja competitiva o adaptación al entorno por el cambio de rutina, entre otros.
“Por ejemplo, equipos con una mentalidad positiva, como los brasileños, tienden a tener mejores resultados en ciudades de alta altitud en comparación con equipos que temen la hipoxia, como los argentinos. Este factor psicológico, amplificado por la cobertura mediática, influye notablemente en el desempeño de los atletas”, puntualiza el médico.
La altitud presenta un conjunto de desafíos y ventajas para los deportistas. La adaptación fisiológica, el impacto psicológico y las condiciones climáticas juegan roles cruciales en el rendimiento deportivo; comprender estos factores es esencial para maximizar el potencial de los atletas en diferentes entornos geográficos.