Educación y productividad, una intersección necesaria para el futuro de la región
En un mundo laboral cada vez más dinámico, la productividad se ha convertido en un valor clave para el desarrollo económico y social de las naciones. Para enfrentar los retos del presente y del futuro, las universidades deben asumir el desafío de formar profesionales capaces de adaptarse a los cambios, incorporar nuevas tecnologías y aportar soluciones innovadoras. En este contexto, educar para la productividad no es una opción, sino una necesidad urgente para garantizar empleabilidad, crecimiento y competitividad.
“La educación, además de ser un motor de movilidad social, es la que transforma a las personas que van a transformar el mundo”, señala Verónica Ágreda, rectora nacional de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Esta visión resalta la importancia de alinear los sistemas educativos con las demandas reales del mercado laboral, lo que implica adoptar nuevas metodologías y tecnologías. Según Ágreda, formar para la productividad exige dotar a los profesionales de las competencias del futuro, y actualizar también a quienes ya se encuentran insertos en el ámbito laboral.
“Estamos hablando de actualizar a aquellos que ya están en el mercado para que puedan seguir acompañando esta transformación que se está dando en las empresas, en la industria y en todo el entorno laboral”, añade.
El uso de tecnologías emergentes y el fortalecimiento de las competencias digitales son hoy requisitos fundamentales. Aunque los jóvenes son nativos digitales, esto no garantiza un dominio funcional de las herramientas tecnológicas en contextos profesionales.
“El gran desafío es cómo utilizar estos dispositivos al servicio de la educación, para trabajar, para emprender, para hacer crecer sus empresas y negocios o para llevar adelante causas que promuevan el desarrollo sostenible”, explica la rectora de Unifranz.
En esta línea, Jorge Blandó Martínez, presidente de la Red de Educación Continua de Latinoamérica y Europa (RECLA), considera que las universidades deben repensar su papel, incluyendo la educación continua como una misión central.
“El problema que tenemos, ahora, es que las universidades ven el aprendizaje a lo largo de la vida como extensión, como algo que si te da tiempo lo haces… cuando en realidad deberían verlo como algo misional”, indica.
Esta transformación incluye el diseño de programas más ágiles, flexibles y orientados a las necesidades reales del mercado.
En palabras de Julio Silva, gerente de Cooperación y Sostenibilidad de CAINCO, “el cambio de currículo de una carrera es sumamente difícil y toma muchísimo tiempo. Entonces hay que insertar estos elementos como microcredenciales. Salidas rápidas para satisfacer las demandas que tienen las empresas”.
Un encuentro en Madrid: educación superior y productividad en el centro del debate
En esta misma dirección, expertos iberoamericanos se dieron cita recientemente en Madrid durante el seminario “Educación superior y productividad: hacia un futuro competitivo en Iberoamérica”, organizado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). El evento reunió a académicos, empresarios y líderes del sector educativo para reflexionar sobre el papel de la educación superior en el desarrollo económico regional.
Durante su intervención, Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, fue enfático al señalar que la informalidad laboral afecta al 50% de la población en América Latina. “Eso se traduce en ingresos bajos, de uno o dos dólares al día, y eso es pobreza. Seguimos teniendo una educación de baja calidad, un rezago educativo y no hemos crecido económicamente”, expresó.
Para Jabonero, vincular la educación superior con las necesidades del mercado y con los pilares democráticos es una apuesta urgente.
A su vez, Enrique García, expresidente de la CAF, alertó sobre la “trampa de los países de renta media” en la que está sumida la región. “Debemos apostar por la innovación para preparar a la juventud para la cuarta revolución industrial. Para tener empleos que sirvan, tenemos que formar en lo que realmente se necesita”, afirmó.
Uno de los puntos centrales del seminario fue la incorporación de la inteligencia artificial como aliada para el aprendizaje continuo y la búsqueda de empleo. Este enfoque plantea la necesidad de rediseñar los sistemas educativos para adaptarse a un mundo donde las habilidades cambian con rapidez y los procesos de formación deben ser más accesibles y personalizados.
La experiencia de Unifranz refleja con claridad este nuevo paradigma educativo. Como institución pionera en metodologías innovadoras, la universidad boliviana impulsa un modelo que combina competencias digitales, visión emprendedora y aprendizaje continuo. Programas de formación enfocados en resultados concretos, alianzas con el sector productivo y énfasis en el desarrollo sostenible son parte del compromiso de Unifranz con la productividad y la competitividad regional.
En definitiva, la intersección entre educación y productividad marca el rumbo hacia un desarrollo más equitativo e inclusivo. Formar profesionales que respondan a las demandas reales del mercado es clave para lograrlo, y en este camino, las universidades tienen la oportunidad —y la responsabilidad— de liderar la transformación. Con una visión clara y acciones concretas, Unifranz reafirma su papel como formadora de los protagonistas del cambio, capaces de impulsar la región hacia un futuro más próspero y sostenible.