Educación financiera en tiempos de incertidumbre: una herramienta que transforma hogares
Por Ricardo Espinoza
En tiempos de incertidumbre económica, tomar decisiones acertadas sobre el manejo del dinero se vuelve cada vez más importante. La forma en que las familias organizan sus finanzas puede marcar la diferencia entre la estabilidad y la dificultad. En este contexto, la educación financiera se posiciona como una herramienta fundamental para mejorar la calidad de vida y construir un futuro más seguro.
En ciudades dinámicas y resilientes como El Alto, donde su esencia emprendedora convive con realidades económicas variables, cada decisión financiera cuenta. Saber manejar un presupuesto, diferenciar entre gasto e inversión, o entender cómo funcionan los créditos puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida.
“La falta de educación financiera tiene un impacto significativo, especialmente en contextos marcados por inflación, desempleo e informalidad. Muchas familias recurren a préstamos informales por desconocimiento, lo que las expone a altas tasas de interés, e incluso a perder sus bienes personales”, advierte Ariel Lizarazu, director de la carrera de Contaduría Pública de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz El Alto.
Un cambio que empieza en casa
La educación financiera no se trata únicamente de aprender a ahorrar, sino de adquirir criterios y habilidades para organizar los recursos disponibles, prevenir situaciones difíciles y aprovechar oportunidades. Es un proceso que involucra a toda la familia y que, cuando se aplica correctamente, genera hábitos saludables y sostenibles a largo plazo.
“El primer paso es tener claridad sobre los ingresos reales, elaborar un presupuesto, anotar los gastos diarios, identificar los innecesarios, y si es posible, asignar un pequeño monto al ahorro. Todo cuenta. Y más importante aún: educar a los hijos desde pequeños sobre el valor del dinero, el esfuerzo y el ahorro”, recomienda Lizarazu.
Formar profesionales que impactan en su entorno
El profesional afirma que, desde Unifranz El Alto, se impulsa este enfoque a través de la formación de contadores públicos comprometidos con el cambio social, capaces de convertirse en guías financieros dentro de sus hogares y comunidades.
“La formación académica de nuestros estudiantes incluye finanzas personales, contabilidad, gestión económica, ética y tecnología financiera. Buscamos que desarrollen pensamiento crítico y que lideren procesos de transformación desde sus entornos más cercanos”, afirma el director.
Los futuros contadores públicos también participan activamente en el programa Asesoría Financiera Unifranz (AFU), una iniciativa que ofrece capacitaciones y asesorías gratuitas en temas contables, tributarios y financieros a familias, emprendedores y pequeños negocios alteños.
“AFU busca que el conocimiento técnico tenga un impacto social real. Nos convertimos en aliados de la comunidad, brindando herramientas útiles para mejorar la toma de decisiones financieras”, señala Lizarazu.
Educación financiera para enfrentar la crisis y proyectar el futuro
La educación financiera no es solo una respuesta ante la crisis, sino una forma de construir autonomía, reducir el estrés económico y proyectar nuevas metas. En un mundo que cambia constantemente y en el que las redes sociales pueden desinformar con facilidad, tener conocimientos financieros permite tomar decisiones más conscientes, evitar fraudes y prepararse para el futuro con mayor confianza.
“Los jóvenes tienen un rol crucial. Deben ser multiplicadores del conocimiento en sus familias y comunidades, promover valores como el ahorro, la innovación y la solidaridad, y estar listos para liderar el cambio generacional en la forma de relacionarnos con el dinero”, reflexiona Lizarazu.
Mientras más familias aprenden a manejar su economía, se da un paso importante hacia la estabilidad y el empoderamiento. Cuando ese cambio ocurre de forma colectiva, el impacto se multiplica y se convierte en motor de transformación para comunidades enteras.
